El triunfante individualismo del Rechazo

por Tomás Cornejo Cuevas

La derrota de la izquierda no es nueva, y como en otros momentos históricos, ante las reacciones conservadoras solo se puede responder retomando la iniciativa, pero no en base a supuestos intelectuales ni en base a intereses particulares, sino en base a la realidad efectiva y pregonando el abandono (momentáneo) de intereses corporativos para abrazar intereses universales. El proceso constitucional sí logró avanzar un trecho, instaló tópicos no discutidos antes, pero no es un campo fértil en que sea posible insistir. La forma de hacer realidad aquellas luchas sociales de más de una década, será insistir en mejorar las condiciones materiales de existencia de las masas populares, pero no en base a cambios radicales de un sistema altamente interiorizado por el común de nuestros compatriotas, sino por un gatopardismo invertido: proponer mantenerlo todo para cambiarlo todo, pues una idea solo es verdad cuando se vive como tal.

El momento constituyente

por Rodrigo Muñoz B.

Partamos por olvidar que el estallido social fue un triunfo de nuestras ideas, al mismo tiempo que establezcamos como punto de partida que las izquierdas abandonemos la nueva Constitución para llenar el vacío de proyectos políticos que adolecemos. Debemos tener en cuenta que hay un cansancio muy grande de la manera en que se vienen haciendo las cosas, que es responsabilidad de los grandes actores políticos, sociales y económicos. Intuitivamente han olido eso quienes están negociando el segundo acuerdo constituyente, dejando fuera un nuevo plebiscito de entrada. Si bien las expectativas de cambio siguen estando vigentes, nada hace creer que este momento se mantenga inalterable en los siguientes meses y no se vuelva un malestar cada vez mayor, como pareciera que están leyendo el Partido Republicano como el PDG esta coyuntura.

Wenceslao Roces y Pablo Neruda: camaradas del exilio y la revolución

por Manuel Vega Zúñiga

Hoy, con la premoción de medio siglo de la que hablaba Wenceslao Roces cuando nos decía a las futuras generaciones que “la poesía es la voz del pueblo, y el pueblo es la voz y el brazo de la justicia”, hoy, en el año 2022, nos habla Pablo Neruda con inquietante actualidad para recordarnos que “sólo con una ardiente paciencia conquistaremos la espléndida ciudad que dará luz, justicia y dignidad a todos los seres humanos. Así la poesía no habrá cantado en vano”.

Calibrar la brújula

por Alondra Carrillo y Karina Nohales

El Rechazo, en última instancia, supo apuntalar su campaña en la defensa de la propiedad, de la familia y de la nación, que engloba un sentido general de lo que parecer ser todo lo que la gente tiene, cree tener o desea tener. Lo que se jugaba en la mentira de que el ahorro previsional sería expropiado no era un debate sobre el sistema de pensiones, sino un debate sobre la propiedad y la posibilidad de heredar a la familia el fruto del esfuerzo ahorrado. Lo que se jugaba en las mentiras sobre la vivienda que nunca sería propia era el deseo profundo de quienes no tienen casa propia de tenerla y de dejarla como el mayor legado a los hijos, a la familia en nombre de la cual se construye cada sacrificio diario. En un país con escasos sentidos de pertenencia a algo colectivo la nación porta un sentido de identidad, y en el caso de ciertas iglesias, especialmente las evangélicas, también lo hace la defensa de una cierta noción de la familia y del mandato patriarcal que le da forma. El 25 de octubre de 2019, miles que nunca habían marchado salieron a las calles sin más símbolos ni estandartes que la bandera chilena. Chile despertó, pero la plurinacionalidad fue mañosamente presentada como la disolución de aquella identidad.

Jóvenes de Chile, ¿uníos?

por Álvaro Cabrera

La verdad, con un amigo también somos muy cercanos en cuanto a ideología, y hemos pensado en militar […] pero yo creo que si bien lo hemos pensado, no estoy seguro de que lo haría, porque como te digo nunca he sido muy informado para las cosas, nunca he ido como al detalle máximo de todos los programas o de cómo ha sido la historia o gobiernos previos, entonces siento que tampoco tengo muy claro qué significa militar, porque me es algo muy extraño, muy tabú en la sociedad, pero yo creo que derechamente no sé si sería mi lugar […] como que no termina de ser algo muy fundamental para mí, para asegurar mi participación siempre, digamos.

Distinto resultado, mismo malestar

por Benjamín Infante

Se estima que para 2023, dos de cada tres personas consumirán más noticias falsas que verdaderas, por lo que el empedrado solo va a empeorar. Más que quejarse respecto al empedrado, la izquierda debe abocarse a enripiar y aplanar el camino para sobrevivir a este primer gobierno luego de la recuperación de la democracia. Si la izquierda chilena hoy en el gobierno, no busca articular un proceso de construcción de hegemonía a partir de la movilización social de masas que le permita dialogar con los valores conservadores enquistados en la “conciencia nacional” de nuestra comunidad política, es muy difícil que pueda conducir los destinos de ella hacia un horizonte de cambio radical al modelo.

El sentido de la Derrota como una disputa urgente

por Alexander Salin

Es imperativo que la izquierda, tanto en su expresiones políticas (Apruebo Dignidad, Igualdad, etc.) como sus expresiones sociales (movimientos sociales, sindicatos, sociedad civil), recuperen la iniciativa y que a partir de la necesaria autocritica puedan ofrecer una mirada que permita recuperar el sentido del proceso constituyente y marcar una hoja de ruta clara en el corto plazo. Para construir este sentido, la izquierda debe evitar posiciones reduccionistas que limitan campo de acción a una dimensión meramente institucional, pero también aquellas reducciones que plantean un repliegue hacia la movilización social. Ni el congreso ni la calle por si mismas nos van a permitir darle una salida progresista al conflicto social. Por el contrario, el éxito de las fuerzas transformadoras pasa necesariamente por la articulación de sectores movilizados que puedan incidir activamente en la discusión parlamentaria.

¿Qué pasó? ¿Por qué perdimos?

por Juan Pablo Vásquez Bustamante

Por lo pronto, es urgente para el amplio campo de la izquierda, incluyendo a la izquierda que está en el gobierno, construir política para esos sectores populares en el marco de la crisis que vivimos, construir política para la crisis de la política. Volcarse a la materialidad, y a partir de aquello en simultáneo ir disputando en el campo de la subjetividad, que siempre es más lento. Hemos tenido antes capacidad de activar valores, tenemos capacidad de volver a hacerlo. La desconexión con los sectores populares alimenta la fuerza de las fake news. Dicho de otro modo, es difícil que la verdad le gane a la mentira si está dicha en una lengua distinta de quien escucha, si en el fondo la digo para emocionarme yo mismo reforzando mi imaginario, y no para entenderme con el otro.

El trauma social de Chile: La impunidad, la incertidumbre, y las secuelas de la revuelta

por Nicolás Morales Sáez

No se puede decretar el fin de un proceso cuando estamos justamente cabalgando sobre un primer ciclo de movilizaciones populares que se ha iniciado tal como hace doscientos años se realizaron una serie de “ensayos constitucionales” en algo que la historiografía conservadora llamó “la Anarquía”. Hemos de recobrar el significado profundo de un pueblo que se moviliza, no desde la confrontación directa que nos llevaría a una guerra civil, sino desde la confluencia de los movimientos sociales que pugnan por la defensa de nuestros derechos, desde el feminismo que ha conquistado el derecho a voto de las mujeres en este suelo sólo hace 70 años y la protección de la representación política de los pueblos originarios que recién constatamos con este último proceso constituyente. A diferencia de lo ocurrido en los primeros años de la República, esta vez el pueblo no aceptará que por la vía de las armas se imponga el orden de Portales y del capital financiero. Si algo nos ha enseñado este proceso constituyente es la potencia de este “nuevo” Chile que busca alcanzar un alto estándar en protección de derechos, derechos que han sido conculcados en pos de un desarrollo económico que beneficia a la minoría de la población y que hasta ahora detenta el poder político.

La Casa de Windsor

por Tom Nairn (Traducción de Afshin Irani)

Confrontados por la apabullante popularidad de la monarquía, no es suficiente atorarse con indignación y desprecio, o consolarse a uno mismo con cuentos de uno o dos honestos haters de la Reina en un pub la noche de un domingo. Tales actitudes llevan, o al tipo de disgusto con la sinrazón popular—las masas que se dejan engañar por un espectáculo vacuo—, o a nociones románticas de un pueblo que realmente no se deja engañar por todo esto y permanece secretamente consensuado detrás de la fachada de la bandera británica. Ambas nociones son peligrosas para el socialismo. Es mucho más importante preguntarse cuáles son las razones históricas del carácter especial de la monarquía británica. Estas no pueden ser reducidas a consideraciones abstractas de ideología y clase. Es más, son estas mismas características las que nos deben ayudar a comprender las causas de la popularidad de esta institución.