Aquí se reunen los artículos, crónicas, imágenes, registros y otros textos, que fueron producidos entre el 18 de octubre y el 3 de noviembre de 2019, y que fueron publicados con urgencia día a día, durante una revuelta que sigue haciendo camino.
Apruebo Dignidad bajo el consenso del accountability
por Mauro Salazar J.
Contra la profanación octubrista, y sus abismos, el FA entiende que el estatuto horizontal de la protesta social contra el sistema de AFP –Marcel, la soberbia de la técnica y el consenso managerial– representa una demanda central que debe ser aborrecida para aumentar en realismo y ganar un caudal de legitimidad elitaria. De un lado, esto se refiere a o obviar la extensión de demandas ciudadanas por la vía de una lucha central con distintos agenciamientos de sentido (No + AFP) y, de otro, alude a la identidad política que debe vertebrar de modo más vertical la orientación de estas demandas: el “Frente Amplio” se enfrenta a un dilema trascendental. Si asumimos este desafío desde el punto de vista de la extensión de las demandas insatisfechas –poli/clasistas y horizontales– puede ser un recurso interesante abrazar una heterogeneidad de reivindicaciones insatisfechas, pero si lo abordamos desde la perspectiva de la densidad, el FA hipoteca prematuramente su vigor ideológico por la necesidad de articular un acervo general de demandas cada vez más gestionales y burocráticas que, a poco andar, podrían terminar de diseminar su identidad. Se trata de dos momentos fundamentales de la política hegemónica, horizontalidad y verticalidad forman parte de una compleja articulación.
¡Por favor que sea un sueño!
por Claudio Aguayo Bórquez
“¡Por favor que sea un sueño!” es el deseo falaz de convertir un evento profundamente material en una digresión onírica, de difícil ocurrencia, de improbable repetición—de hacer, por otra parte, como si ahí no hubiese estado con toda su furia material lo que llamamos el “proletariado” chileno. Nos harán creer que esas imágenes son la estética de un deseo onírico. Harán que sea un sueño, para convencernos de la necesidad de un despertar diferente al que se erigió como consigna en esos meses. Pero hay una forma de resistir precisa, que requiere hacer la historia social, política e intelectual de octubre. Para que no nos vendan el cuento de que estábamos, simplemente, soñando.
Gabriel Boric, la caída del ideal revoltista y el futuro de la izquierda
por Claudio Aguayo
Probablemente asumir la conducción de un trozo de Estado sea lo más inteligente. Pero no a costa de diezmar y suturar a la izquierda, clausurarla en el Estado. Esa práctica, tan cara a los últimos años de historia, pone entre paréntesis la lucha de clases. La evolución del patrón de acumulación chileno y los límites que impone. El hecho de que la explotación podría sentir la necesidad de intensificarse en un período crítico de la economía mundial—hiperinflación, crisis migratoria, etc. Y que la formulación institucional-política de la burguesía, la derecha chilena y sectores del centro, van a necesitar medidas de ajuste—como sucedió en Grecia con SYRIZA en 2016, una de las pocas soluciones centristas a un conflicto de alta intensidad en las últimas décadas.
Dos años de revuelta: la tarea de la calle, la tarea de los partidos
por Felipe Ramírez
Lo fundamental es comprender que un triunfo institucional no será suficiente para vencer sobre los poderosos intereses que se oponen a la superación del neoliberalismo. Por lo mismo, es ineludible asumir que en nuestra variopinta izquierda no hay actores que sobren. El papel de las organizaciones de masas será más importante que nunca en caso de que seamos gobierno, las fuerzas sociales que protagonizaron la revuelta desde una posición en gran medida inorgánica deben(mos) avanzar hacia la constitución de actores más formales, con capacidad de elaboración política y programática, para así acompañar y defender el proceso, cautelar los cambios, y contrapesar los evidentes intentos del empresariado por derrotar y aplastar finalmente la revuelta.
¡Lunes es revolución al rojo!
por Nicolás Román
La misma sala donde está la obra de Jesús Ruiz Durand comparte con dos obras de Cholita chic, “La revolución de las ñustas” y “La última heredera de Atahualpa”, los cuerpos de la América morena con los tonos de la psicodelia y el arte pop reivindican las temporalidades indígenas y sus revueltas anticoloniales. Leo ñustas y Atahualpa y recuerdo los fragmentos de Silvia Rivera Cusicanqui, ¿qué pasa si el imperio español empezó a caer con las revueltas de Túpac Katari? ¿Qué tiempos de revueltas habitamos en nuestra América? ¿Qué octubres rojos despiertan con los ladridos de los kiltros matapacos?
A 10 años del 4 de agosto de 2011
por Joaquín Trincado
Pero también estaban las cartas sobre la mesa: el 2019 pasa porque pasa el 2011. La década de desafío al modelo neoliberal planteó los problemas y las soluciones, que no llegaron y, por no llegar, plantearon también frustración. El sistema era impermeable al descontento. Entonces, frente al descontento, protesta; frente a la protesta represión; y frente a ella protesta e indignación. Pero en 2019 fue contestada con bencina: el estado de excepción prolongó el descontento, porque la represión era justamente el detonante de la revuelta. Y el tiempo en lucha, en la calle, en la conversación de la barricada y la marcha permitió concretar, recuperar demandas, reunirlas y ponerlas todas en lienzos, rayados, fotos y videos que invitaron a todo el movimiento a que ahora sí: “con todo, sino pa qué”.
Vencer los espejismos
por Claudio Aguayo Bórquez
Cuando una revuelta salta por encima del poder constituido, lo hace siempre con el riesgo de no encontrar expresiones institucionales para la revuelta. Las viejas instituciones de la república, con sus mañas y deficiencias, están ahí para suplir ese vacío. Pensar que la abstención podría expresar un ánimo revoltista y anti-sistema, dispuesto a subvertir espíritu de cualquier época, sigue siendo en el fondo una forma invertida de electoralismo: las clases populares, como casi todo fenómeno social, son difícilmente legibles ahí donde no hacen algo.
Dioses de carne y hueso
por Juan García
Armados del poder de toda la historia, los nuevos humanos comprendieron que el amor no tenía para qué limitarse a esos rincones. Como su imaginativo Asimov había retratado con belleza en El Hombre Bicentenario, la creación de la vida se les confesó como un hecho artificial y social, no en contradicción con, sino como densificación de su propio carácter biológico. Allí comprendieron la verdadera potencialidad de sus vidas: hacer realidad como institución general ese vínculo que es el amor. Y eso es lo que llevarían luego a las estrellas.
De la revuelta popular, bosquejando horizontes para el futuro
por Gabriel Astudillo
El escenario abierto tras el plebiscito de octubre de 2020 es complejo: presenta procesos contradictorios donde coexisten intentos de cooptación neoliberal con lo que la movilización ha arrebatado por la fuerza. Sin embargo, el proceso constituyente tiene una diferencia fundamental con cualquier proceso político anterior ocurrido en la postdictadura: por primera vez se plantea la pregunta por la organización de la comunidad que desnaturaliza el orden social y se le evidencia como producto de conflictos entre fuerzas sociales. Nótese que incluso el plebiscito de 1988 clausuraba esta pregunta, imponiendo la continuidad del orden social, económico y político diseñado por la dictadura y aceptado tácitamente por el concertacionismo.
Proceso constituyente en su dimensión estratégica
por Gonzalo Silva Brunetti
Fue la fuerza social desplegada en las calles la que corrió los límites de la política institucional. Las millones de personas que se manifestaron fueron capaces de conseguir un proceso que para la política institucional no había sido más que un permanente deseo que hasta antes de la revuelta parecía imposible. El grado de movilización que exista durante la realización de La Convención determinará más que cualquier otro factor el destino del proceso y por tanto los marcos de la política de este nuevo ciclo.
Acerca del plebiscito de octubre y la clase trabajadora
por Luis Velarde F.
Cuando se dice que la participación provocará que los mismos burócratas, parlamentarios y partidos políticos de dudosa probidad sean quienes redacten la constitución, se hace notable la coincidencia de argumentos con la opción del “rechazo”. Aquí está en juego la idea con que nos representamos precisamente a las organizaciones ciudadanas y de trabajadores ya que en este argumento se presume una inclinación de la población a ser manipulados e instrumentalizados por los aparatos partidistas. Justamente aquí encontramos una contradicción entre, por un lado, la confianza en la organización autónoma de pobladores y trabajadores y, por otro, la desconfianza en su juicio cuando se trata del poder persuasivo de los políticos, sus partidos y sus recursos discursivos.
“El derecho de vivir en paz” y sus resignificaciones post 18 de octubre
por Eileen Karmy
Pero hubo otra versión, mucho más popular que las aquí mencionadas, que hoy alcanza más de 5 millones de visualizaciones en su video oficial de Youtube, que es la del Colectivo Músicxs de Chile, que agrupó a figuras fundamentales de la música popular chilena actual. Esta versión reemplazó los versos que se referían a Vietnam por unos que hablaban sobre la situación actual en Chile, cambiando, por ejemplo, “donde revientan la flor / con genocidio y napalm” por “dignidad y educación / que no haya desigualdad”. Al usar conceptos de amplio sentido como “conciencia” y “unidad”, la canción ya no se identifica con un sector político en particular, como la original de Jara, sino que se abre a un amplio espectro de simpatizantes de dichos valores. En esta nueva versión, el mensaje se vuelve menos radical y por lo mismo más digerible para una diversa masa anónima de manifestantes y simpatizantes de un cambio en pos de la “dignidad”, pidiendo “con respeto y libertad / un nuevo pacto social”.
[ROSA #02] ¿De la revuelta a un nuevo pacto transicional? Sindicatos, clase y política.
por Camilo Santibáñez Rebolledo
Por esto lo acontecido entre el 12 y el 15 de noviembre requiere de toda nuestra atención: porque en ello radica la pauta de reactivación de un mecanismo transicional cuya primera piedra de toque fue el procesamiento político de la ingobernabilidad provocada por la clase trabajadora. Cuestión que, en el peor de los casos –es decir, si los partidos concertacionistas perseveran y triunfan en legar su política transicional-, significará que la clase trabajadora volverá al mismo derrotero de los pasados treinta años que, según sus propios términos, la condujeron a la revuelta.
¡Aún tenemos patria ciudadanos! Sobre acuerdos nacionales, crisis social y la alternativa popular
por Felipe Ramírez
Porque queremos un acuerdo, pero no entre los mismos de siempre para los mismos de siempre. Queremos uno en el que seamos protagonistas y que este al servicio del conjunto del país: de las y los trabajadores, de hombre y mujeres, de los pueblos indígenas, de los/as disidentes sexuales, del conjunto de sectores sociales que han estado históricamente apartados del Chile patriarcal y oligárquico que se ha construido desde la independencia.
[ROSA #02] Postdictadura e impunidad: las memorias de las víctimas de la revuelta
por Karen Glavic
Las memorias de las víctimas de la revuelta, de las personas que fueron mutiladas, torturadas y violadas, o quienes han cumplido el castigo anticipado de la prisión preventiva en una modalidad clara de prisión política, son aquí, más que el recuerdo para la elaboración de un nuevo pacto, la herencia política y discursiva sobre la cual debemos prestar atención a la hora de exigir verdad y justicia, al mismo tiempo en que la política sigue jugándose tanto en el campo de lo popular como en la disputa institucional.
Piñera, estallido y Pandemia: desde el desfondamiento del sistema político a la irrupción de la maquinaria de guerra neoliberal
por Claudio Salinas y Alejandro Gabriel Lagos
La crisis, primero social y luego vírica, ha demostrado que no puede ser gestionada por el stablishment de otra manera que no sea el despliegue represivo. Para Piñera y su coalición conservadora y neoliberal la solución es simple: emplear un lenguaje militarista apelando a “el enemigo poderoso”[1], y ahora, posicionar al virus como un adversario equivalente al manifestante encapuchado que hay que vencer en la “batalla de Santiago”. Se trata siempre de la exacerbación de la lógica del enemigo interno, de un “cáncer” que hay que identificar y vencer, y ante todo, dejar en claro que proviene de las fauces mismas del corpus social.
[ROSA #02] El estallido chileno y las teoría de la crisis capitalista
por José Miguel Ahumada
El estallido social actual puede ser entendido en parte como el resultado de un ciclo de crecientes movilizaciones que se vienen registrando en la última década contra la mercantilización de dichas áreas claves para la reproducción social. En otras palabras, el capitalismo chileno mina sus condiciones de posibilidad (la mercantilización de los factores antes mencionados) al momento de sobre-explotar la tierra, transformar el ingreso para pensiones en capital-dinero, precarizar la dimensión de cuidados en el mundo del trabajo, y mercantilizar la producción de conocimiento.
Sobre las presas y presos de la revuelta. Notas historiográficas.
por Camilo Santibáñez Rebolledo
[…] Rechazo la idea del carácter inorgánico de la revuelta por la misma razón que rechazaría una caracterización diametralmente contraria; es decir, que la revuelta fue urdida o resultado de alguna voluntad partidista o sindical. Pues su magnitud, alcances y limitantes radican precisamente en la reunión de una serie compleja de actores y factores con experiencias comunes, pero también diferentes e incluso confrontadas, cuyos roles y protagonismos exhiben diferentes combinaciones durante su desarrollo. Lo que, dada su prolongación, generó también distintas correlaciones de fuerza que operaron sobre la marcha y a las que, como historiadores e historiadoras, deberíamos prestar una cuidadosa atención. En mi opinión, por tanto, asumir la revuelta como una cuestión inorgánica es renunciar a toda esta complejidad y optar por un binarismo excluyente que contribuye poco a la comprensión de su verdadero y denso metabolismo y sus resultados.
[ROSA #02] Cien años de Presos Políticos en Chile: desde los subversivos de 1920 a la actual Revuelta
por Nicolás Acevedo Arriaza
El siguiente escrito busca indagar en la actual situación de los “presas y presos políticos de la Revuelta”, preguntándonos por quienes son, en qué contexto fueron detenidos y qué actividades realizan en la actualidad, ya sea en su cotidianidad carcelaria, como en torno a su liberación. Para esto fue necesario realizar una breve conceptualización de lo que entendemos por prisionera y prisionero político (PPP), comparando dichas experiencias con los anteriores ciclos de la prisión política en Chile (siglo XX-XXI).
[ROSA #02] La revuelta de octubre y después: Itinerario de un cambio inconcluso
por Felipe Ramírez
Desatado el 18 de octubre, la respuesta del conjunto de fuerzas defensoras del status quo fue la natural: a una fuerte represión policial, que incluyó el despliegue de efectivos de FF.EE. al interior de las estaciones de metro, se agregó un fuerte despliegue moralizante en los medios de comunicación de masas criminalizando y tratando de deslegitimar la protesta social. Sin embargo, estos esfuerzos resultaron fútiles. En lugar de disminuir, las protestas aumentaron en masividad, número y radicalidad, pagando los costos de las malas decisiones del gobierno los manifestantes, y los trabajadores de Metro.
[ROSA #02] Editorial – Falta calle…
por Comité Editor Revista ROSA
En tiempos de datos equívocos, tenemos uno cierto: cualquier otra política no puede prescindir del empuje de las masas que están dispuestas a la lucha. No tienen plan, no son sofisticadas, no son altruistas ni pasaron por escuelas de formación. Pero esas son las masas que sostuvieron octubre y que en los últimos meses vieron desnudos los resortes últimos de su subordinación. Nadie se ha transformado del todo, pero hoy sabemos cosas que desconocíamos. Es sobre esa desafección que debemos trabajar, repitiéndonos por enésima vez que en ese transcurrir desprolijo, rugoso, opaco y áspero que es la historia, no hay lugar para las formas puras ni momentos perfectos. En la permanente insatisfacción que alimenta nuestras subjetividades neoliberales, perdimos de vista que no puede haber mejor noticia que la existencia de un colectivo dispuesto a luchar por una mejor existencia. Por eso este número está dedicado a la revuelta.
[ROSA #02] ¿HAY FUTURO PARA LOS PARTIDOS DESPUÉS DEL ESTALLIDO… Y VICEVERSA?
por Francisco Figueroa
Los partidos se debaten entre la utopía neoliberal de la post-política y el atajo demagógico de la anti-política. La disyuntiva, funcional al avance de un neoliberalismo cada vez más autoritario, amenaza la capacidad de las fuerzas de cambio para organizar el potencial democratizador de la revuelta. Con un pueblo harto de abusos, la UDI a la defensiva y el feminismo corriendo cercos, hay razones para la esperanza. Pero como izquierda debemos comprender que nuestra razón de ser no es sembrar sospecha y desconfianza, sino vocación de protagonismo.
Más acá del Olimpo: intervención política del Mercurio durante la revuelta social de 2019 (20 octubre al 12 de enero)
por Javier Paredes Godoy
La invitación de este artículo a revisar la discursividad de El Mercurio en el contexto de la revuelta social de octubre en Chile, no para formar parte de su “audiencia”, sino para acceder y comprender la racionalidad que allí se despliega, entendiendo que ésta es gestora, organizadora y articuladora de posiciones reflejadas en una franja de la sociedad que, hoy en día, mantiene las riendas del país.
Revuelta y literatura
por Archivuelta
Esta es la literatura de la revuelta. Una literatura de motivación revoltosa, pero también de orientación revoltosa. Una literatura hecha o reelaborada por y para la revuelta. Una literatura política, politizada, a fin de cuentas, en cuanto adhiere o es adherida a una causa política, a las demandas sociales en curso. Una literatura que opera en el tiempo de la revuelta. Y esto es importante de precisar, porque tiene una doble significación. Por un lado, se trata de una literatura que funciona en el tiempo cronológico de la revuelta (desde el 18 de octubre en adelante). Por otro lado, es una literatura que funciona dentro de ese tiempo otro que abre la revuelta; y aun más, pues ayuda a gestar y sostener ese tiempo otro, y, por ende, también a esa nueva comunidad igualitaria y cooperativa que se funda con la revuelta.
Leyes y barricadas: Política y violencia, otra vez
por Alejandro Fielbaum
A falta de definiciones colectivas, las respuestas aparecen de modo personal ante una u otra coyuntura, tan personal que los perfiles de facebook terminan siendo el espacio para la declaración y sus réplicas. En el contexto de la revuelta en Chile, la mayoría de los discursos de izquierda se han sumado, no sin algunas eventuales precisiones que pueden destacarse, al rechazo transversal a la violencia. Al hacer eco del sentido común, se apela a una izquierda responsable que busque transformaciones sin la violencia que parece injustificable, si es que no ajena, a la acción política. Venga de donde venga, reitera la muletilla de la crítica a la violencia recientemente repetida por Piñera, que justamente se jacta de no distinguir entre policías o civiles, gobiernos de izquierda o de derecha, saqueos o barricadas.
La histórica politización del fútbol chileno: notas para una oportunidad constituyente
por Pedro Acuña
La hegemonía del actual sistema neoliberal está comenzando a desmoronarse tras las intensas protestas de 2019 y el fútbol no ha quedado fuera de las manifestaciones. Lejos de formar parte de un sistema que fomenta la apatía política y la “distracción de las masas”, la evidencia histórica muestra reiterados casos de politización del fútbol a lo largo del siglo XX y lo que va del XXI. Si bien el fútbol ha sido cómplice del consentimiento pasivo y del poder político en diversas ocasiones, también ha servido como espacio de debate y resistencia para desafiar a las autoridades a través de la autogestión y el desacato. Futbolistas e hinchas se han convertido en actores contestatarios al realizar simbólicos actos de rebeldía o simplemente al expresar su opinión.
Re-Pensar la defensa; Re-Pensar la seguridad
por Gabriel Lagos
La férrea división de clases que articula la actual configuración del ejército es un peligro permanente para la democracia en el interior del territorio chileno. Sumado esto al tristemente célebre récord de ataques que ha realizado dicha institución al pueblo que habita el país, deja entrever que para avanzar en la generación de un territorio distinto en torno al reparto de riqueza y la concepción de mundo progresista dentro de un eventual marco de un postcapitalismo liberador, se requiere transformar tanto el funcionamiento del ejército como algunas de sus funciones.
Momento constitucional y momento constituyente
por Leandro Paredes
La democracia popular y de base que estamos viendo en cada cabildo, barrio, colegio, Universidad, Sindicato, gremio, etc., es ya un acto “extra-constitucional”, que se le escurre a la Constitución de 1980. De allí la desesperación de sus defensores, pues ella mediante el Estado Subsidiario y la potencia desarticuladora del mercado intentó construir una hegemonía que diluya el tejido social, elevando los costos de la organización popular. Pero, conquistar el derecho de organizarse por fuera de los moldes impuestos por la Constitución, no es suficiente para fundar una nueva estructura favorable a los intereses populares. Para ello resulta fundamental la tarea de la militancia política, con todo lo impopular que parece ser en estas épocas. No hablo de la firma de una ficha por supuesto, sino del despliegue de una lucha políticamente organizada, es decir, que apuesta a confrontar la rebeldía y protesta social con el poder constituido.
Mi villano favorito o imágenes sobre nuestros puntos ciegos respecto al lumpen
por Diego Leiva
Al preguntarle a una alumna del preuniversitario particular en el que trabajo sobre qué opina sobre la situación del delito en la revuelta, indica un simplificación que me parece interesante: algo de la polarización de los chilenos pasa por el punto de a quién criminalizamos y a quién le otorgamos un indulto en nuestro fuero interno: ¿al encapuchado o al carabinero? Ese razonamiento, a mi modo de ver viable, permite entender una base: que en ambas agrupaciones existen acciones que son tipificables como trasgresiones a la ley. Sin embargo, dejar hasta allí la reflexión, es decir, no hacer reflexión alguna y entrar en el campo de “condenar las dos violencias” sin más que una pereza intelectual o un dogma moral.
La huelga general del 12 N, balance y desafíos futuros
por Centro de Investigación Político Social del Trabajo – Observatorio Sindical – Santiago de Chile.
…el despliegue no significa que el sector sindical sea más fuerte, aunque sí se observan pistas para su fortalecimiento. Si bien muchos han relativizado la relevancia del sindicalismo como agente del cambio social, el éxito de esta huelga evidencia que la organización de los trabajadores mantiene una potencia fundamental. Esto se debe a su capacidad disruptiva y el consecuente impacto de la paralización de los trabajadores. En ese sentido, su actuar en el movimiento social más general sigue siendo central para la transformación social, a pesar del menor peso relativo en comparación con otro tipo de organizaciones sociales.
La política en tiempos de ruptura
por Rodrigo Muñoz B.
…si estamos hablando en serio de la ruptura del Estado neoliberal, no se condice que la pelea sea cuanto aumenta la pensión básica solidaria, el subsidio a la luz o el bono del ingreso mínimo mensual. Los ofertazos de dineros públicos para auxiliar a empresas que están a cargo de suministrar derechos sociales o servicios básicos, es equivalente a cuidar las utilidades de los privados, sin tocar la fibra de la estructura económica del país. Allí tenemos que aplicar el ideario socialista como alternativa a la ortodoxia economicista.
Apuntes para entender nuestro momento antagonista
por Nicolás Ortiz Ruiz
La indolencia del gobierno empresarial ha acelerado un proceso que ya se encontraba en ciernes, pero que explota producto ante la notable desidia del presidente y sus ministros. Quizás por simple incompetencia o por las consecuencias de una elite económica ghetizada, pero ambos gobiernos de la derecha política han sido excelentes galvanizadores de procesos socio-políticos que terminan estallando en la calle. La revuelta se inicia con los estudiantes secundarios, pero termina contagiando al resto de la ciudadanía que acumulaba malestar, pero que lo transforma en rabia cuando ve con estupor como un ministro le recomienda comprar flores, o como otro le exhorta a despertarse más temprano para pagar menos en el transporte público. Es cierto, las desigualdades vienen de mucho antes que Piñera entrara a la Moneda, pero estas se volvieron insoportables cuando las autoridades de gobierno se rieron en las caras.
Editorial #3: Ir por todo
por Comité Editor revista ROSA
Hay que ganar un proceso constituyente. Lo que sea que ocurra allí nos pesará mucho tiempo y determinará vidas completas. Hay que elaborar una política amplia y de unidad que centre toda la fuerza en conquistas radicales y estratégicas que mejoren la posición del pueblo. Hay que pelear desde ya el proceso constituyente, forzar a abrir lo acordado para integrar lo más posible al campo popular, hacer comandos de base para vencer en el plebiscito y perfilar las luchas sociales hacia constitucionalizar la salida del neoliberalismo vía reformas sociales de urgencia. Hay que dejar toda pequeñez de lado y prepararse en serio para vencer. Guardar recursos para otra oportunidad es suicida y es quitarle fuerzas a la lucha.
Aute culture
por Carolina Olmedo Carrasco
Poco importa que el “ojo especializado” del arte agónico decrete la “obviedad” de las obras del movimiento social o ponga en cuestión su calidad de “arte contemporáneo” cuando a las imágenes y experiencias son consumidas por miles, más allá e incluso en contra de este juicio. El arte que vimos por estos días en las calles, al contrario del habitual, es aquel que siempre soñó con la revuelta e imaginó previamente cuál sería su posición frente a ella. Un arte que cimentó en años previos la imagen cultural de un país libre y justo, deseádolo desde la cotidianidad feroz de una democracia encadenada.Desde una mirada desprejuiciada, quizás no hubo nunca antes mejor momento para algunas artistas y escritores para producir obras. Expresada en imágenes significantes, disrruptivas de cualquier “normalidad” conocida, la imaginación política de la vida cotidiana no había tenido mejor oportunidad para rebelarse al status quo de las “bellas artes” en casi cincuenta años, exhibiendo su real densidad histórica y magnitud cultural.
Insurrección cuma, rebelión constituyente
por Claudio Aguayo
Los estudiantes universitarios se burlaban del anarquista cuma, del activista marginal, que en Argentina llamarían pibe chorro, imitando su ortografía profana y maleducada. Al mismo tiempo, los universitarios rebeldes, ilustrados en la estrategia y el juego revolucionario noventero—ahora convertidos en operadores políticos de izquierda—expulsaban de la marcha al violentista y al vándalo, figuras de lo bárbaro, de lo extranjero. El vándalo es para el estudiante progresista clasemediero y el pije radicalizado, marxista o autonomista, leninista o bakuniniano, como esos lobos encaramados al árbol que el neurótico freudiano mira aterrado, en el fondo de un sueño o en la tranquilidad de un dormitorio relativamente estabilizado por el acceso a las mercancías que lo adornan y lo hermosean. Figura al lado del mapuche como el objeto siniestro que le recuerda al sujeto chileno su fragilidad.
Decir algo de aquello que está ocurriendo ahora mientras se incendia
por A. S.
Dicen que quema. Que la destrucción provoca malestar, por un lado, que la destrucción provoca entusiasmo, del otro. Pero qué hace el fuego. Ahí callan o retroceden a las causas. Los peores, intelectuales políticos o políticos intelectuales, manifiestan precauciones con este fuego. Este fuego necesita ser controlado, escriben, dicen, no apagado, por supuesto, aunque casi. No confían, porque la confianza en aquello que llaman pueblo es literatura o ingenuidad.
Los muros de una ciudad que late
por Afshin Irani
Por nuestros muros no circula ni el dinero ni el idioma de sus ganancias; circulan nuestros deseos. A través de ellos somos capaces de sobrepasar el soliloquio de la burbuja “¿Qué estás pensando?” al que ahora respondemos “Primero, estamos pensando, y segundo, si quieres saber, fíjate en las murallas”. Los muros nos permiten reconocernos en el actuar, el proceso a través del cual quedamos atados a una identidad subjetiva y existente en el mundo.
Las temporalidades de la coyuntura y el ciclo político que se abre
por Javier Zúñiga
Es el tiempo del volcamiento al espacio público, el trastocamiento, la puerta de entrada, la efusividad del deseo. Desde las evasiones al desborde insurreccional del 18-O, las convocatorias sin nombre, la identificación en los signos comunes de la revuelta (V. Jara, Matapacos, alienígenas, el testimonio de los muros, los monumentos arrebatados por rabias centenarias, los memes, etc.), los llamados a la huelga, la afectación a símbolos del sometimiento y asedio de la cotidianidad, como los metros, bancos, AFP y otros. Esta temporalidad no por ser espontánea, insisto, carece de racionalidad: hay una economía de la energía popular que señala una ruptura, un punto de no retorno con el pasado (de tan solo un mes atrás). Podrá bajar la intensidad de la movilización (o no), pero será muy difícil borrar la huella subjetiva de este momento, las marcas de la represión, pues conecta con procesos profundos que se han gestado por décadas.
Terminar con la Constitución de 1980: El desafío de ir más allá de la revuelta
por Felipe Ramírez
Tenemos el desafío de transformar esta revuelta en un esfuerzo de masas que gane a corto plazo la realización de una Asamblea Constituyente; determinar los contenidos y orientaciones centrales que deseamos en la futura Constitución (Estado plurinacional, fin al carácter subsidiario del mismo y con un papel más activo en la economía, entre otros elementos) y generar los organismos de masas y políticos capaces de instalarlos como hegemónicos.
Fugas, posibilidad y desafíos en el huracán del octubre chileno
por Gabriel Lagos
El franco intento de criminalizar la protesta social y los estúpidos relatos sobre los manifestantes “buenos y malos” tuvo por objetivo polarizar y con ello dividir a las masas, en ese sentido, todo lo que escapara de esta dicotomía impuesta por su “civilidad neoliberal” se intentó de ocultar, nos referimos a las agresiones hacia los derechos humanos realizadas por las fuerzas represivas del Estado. Tuvieron que sentir la respiración de los manifestantes en las afueras de los canales para bajar el tono, esto sumado a la crítica sistemática y al absurdo intento de encontrar una cuña afín a sus intereses editoriales, lo que hizo que fueran matizando sus relatos, sin embargo, no fue hasta la marcha del 25 de octubre del millón y medio de personas que comprendieron que el movimiento arrollaría de todas maneras su descarado intento de generar un cerco mediático.