Desde esta primera semana de julio, si el desacuerdo entre las partes negociantes se mantiene y la empresa no solicita mediación, 15.000 trabajadores de Walmart Chile, que trabajan en los casi 400 locales de Líder, aCuenta, Central Mayorista y Ekono y, que se agrupan en el Sindicato Interempresas de Trabajadores de Líder (SIL), comenzarían una huelga enmarcada en un proceso de negociación colectiva reglada. Estos procesos de negociación se vienen desarrollando entre la empresa y el sindicato sin grandes problemas desde el año 2008 hasta la fecha cada dos o tres años. ¿Qué pasó este año 2019 que la tradicional forma de negociación sin huelga entre el SIL y la empresa se rompió?
por Nicolás Ratto
Imagen /Supermercado Líder, Providencia, Santiago de Chile. Fuente: Wikimedia.
Desde esta primera semana de julio, si el desacuerdo entre las partes negociantes se mantiene y la empresa no solicita mediación, 15.000 trabajadores de Walmart Chile, que trabajan en los casi 400 locales de Líder, aCuenta, Central Mayorista y Ekono y, que se agrupan en el Sindicato Interempresas de Trabajadores de Líder (SIL), comenzarían una huelga enmarcada en un proceso de negociación colectiva reglada. Estos procesos de negociación se vienen desarrollando entre la empresa y el sindicato sin grandes problemas desde el año 2008 hasta la fecha cada dos o tres años. ¿Qué pasó este año 2019 que la tradicional forma de negociación sin huelga entre el SIL y la empresa se rompió?
La pregunta debiese llamar la atención de los actores sociales y políticos vinculados al mundo del trabajo chileno por al menos cuatro razones: (1) ser una huelga protagonizada por el sindicato más grande del país; (2) ser protagonizada por un sindicato que durante años ha sido llamado “amarillo” y “proempresa”; (3) tener como una de sus principales consignas el freno a la pareja automatización-despidos; y (4) ocurrir en una empresa en la que muchos sindicatos y federaciones compiten por los socios y negocian de forma separada (donde reina el llamado “paralelismo sindical”, presente en muchas empresas chilenas). En la presente columna pretendo explicar de forma interrelacionada estos cuatro elementos, sosteniendo como argumento general que la huelga del SIL viene a consolidar una progresiva asimilación de las estrategias sindicales de las dos más grandes organizaciones de la empresa (el “SIL” y la “Federación”) y a quebrar el efímero “acuerdo de paz” sostenido entre la empresa y sus sindicatos[i].
La empresa Walmart-D&S vista en perspectiva
Durante los años noventa e inicios de los dos mil, la empresa “D&S” del Grupo Ibáñez (Walmart Chile desde el 2009) fue una empresa profundamente antisindical, con tasas de sindicalización menores al 5% de su fuerza de trabajo, lo que le permitía manejar las relaciones laborales de forma arbitraria y a su antojo: los abusos, las discriminaciones, los malos tratos, los bajos salarios y el temor al despido eran la norma. Pero desde mediados de los años dos mil algo cambia: emergen nuevos y cada vez más poderosos interlocutores representantes de los trabajadores, con los cuales la empresa tendrá que negociar e interactuar. Dos fueron las organizaciones sindicales que más destacaron en la empresa: El SIL (2007) y la Federación del Trabajador Walmart (2010). Actualmente la tasa de sindicalización en la firma bordea el 70%, agrupando cada una de las dos mencionadas organizaciones a alrededor de 15.000 trabajadores[ii]. Este aumento de la fuerza sindical ha generado una transformación radical del régimen de trabajo en la empresa: se acuerdan contratos colectivos bianuales y trianuales con importantes aumentos salariales y beneficios monetarios, disminuyen los abusos de las jefaturas de rango medio hacia los trabajadores, se desarrollan canales formales para resolver los malestares en la empresa y se intenta “cooptar” a los trabajadores a través de la cultura “Walmart”. Para conseguir estos cambios en la empresa el SIL y la Federación ocuparon estrategias sindicales aparentemente opuestas.
El SIL y la Federación, dos estrategias sindicales
La forma que adquirió el paralelismo sindical en la cadena de supermercados, entonces, fue una marcada distinción en los “métodos de lucha” entre las dos principales organizaciones. La Federación movilizó principalmente su poder “disruptivo” o “estructural”, mediante huelgas en el marco de negociaciones colectivas regladas. Las primeras paralizaciones fueron protagonizadas por los sindicatos de los locales que componen la Federación (negociaciones descentralizadas), entre los años 2006 y 2012 y, posteriormente el conflicto tuvo un alcance nacional, con una gran huelga el año 2014 que cerró 50 locales por siete días: una movilización breve pero potente. Desde entonces las negociaciones de la Federación no volvieron a utilizar la huelga, aunque nunca se descartó como forma posible de presión.
La segunda organización, el SIL, la que vemos ahora iniciar su primera huelga, optó desde su formación por posturas más cercanas al “diálogo social” con la empresa y a nivel de política nacional. Así, desde sus inicios se limitó a negociar colectivamente, evitando cualquier confrontación que implicara el estancamiento de la empresa y el riesgo de despido de sus socios. Como ellos mismos señalan en su página web: “Nuestro objetivo como Sindicato es ser un aporte al desarrollo de la empresa, ser un instrumento útil para los trabajadores en el resguardo de sus derechos, un medio para que nuestros afiliados mejoren sus condiciones laborales y económicas”. En sus inicios la organización fue tan cercana a la empresa que se ganó la fama, hasta el día de hoy, de ser un sindicato “proempresa”. Y motivos no faltaban para que aflorara entre algunos actores sindicales esta percepción: el año 2008 firmó un “acuerdo marco” con la empresa, que buscaba ponerle un bajo “techo” a las negociaciones de los otros sindicatos en la empresa; la empresa le ofreció permisos y horarios libres a los delegados de local del SIL, para que desarrollaran sus labores sindicales; había muchos rumores sobre “coimas” o “bonos” pagados por la empresa a algunos dirigentes del SIL; también los administradores de los locales fomentaban directamente su afiliación con los trabajadores nuevos, evitando que entraran a las organizaciones más conflictivas como la Federación; y en sus inicios sus oficinas estaban dentro de la empresa.
La radicalización del SIL y la ruptura del consenso en Walmart
Desde las negociaciones del SIL de los años 2012 y 2015 algo parece haber cambiado en la organización. Éstas fueron cada vez más grandes, representando a trabajadores de diferentes formatos contractuales, tratando de superar la figura del multirut con contratos colectivos genéricos para todas las sucursales y formatos de la empresa, cada vez la acción huelguística se vio más como una opción “legítima” (se aprueba pero no se realiza en 2017 y 2015) y, sobre todo, cada vez hubo más acciones de presión hacia la empresa mientras se negociaba: “paros de cajas”, “marchas” y “funas a los locales”. La huelga aprobada para comenzar esta primera semana de julio si las partes siguen sin llegar a acuerdo, es la culminación de este proceso de “radicalización” del SIL, que parece homologar cada vez más sus estrategias a aquellas más disruptivas realizadas por la Federación (proceso de homologación que también se desarrolla en el sentido inverso). Pero, este cambio en el SIL también significa la ruptura de un consenso al interior de Walmart.
¿Qué consenso se quiebra con la nueva posición del SIL? Lo que se termina es una promesa implícita en cada uno de los contratos colectivos firmados entre los sindicatos y la empresa, y que hasta ahora se estaba cumpliendo: que el crecimiento de la empresa, la intensificación del trabajo y la polifuncionalidad se expresarían en mejoras económicas y organizacionales para los empleados, especialmente para aquellos con mayor antigüedad y de los formatos más “seguros” (los Líder Express e Hiper Líder). Pero no es el sindicato quien ha incumplido su parte del acuerdo, sino que reaccionado ante la ofensiva de automatización de los puestos de trabajo (principalmente con las cajas autoservicio) que ha puesto en marcha la empresa, la que, si bien hasta hace un año no había generado problemas en la cotidianidad laboral, hoy amenaza con destruir los puestos de cerca de 3.000 empleados[iii].
Las demandas de la huelga del SIL: freno a la automatización y mejoras en el empleo
Si hace unos años los trabajadores de Walmart fueron vanguardia al organizarse contra el multirut, superando orgánicamente esta traba legal incluso antes de la ley de 2015, hoy parecen ser una vez más vanguardia en la oposición a los efectos de la automatización sobre los puestos de trabajo. Si el SIL actualmente intenta regular este fenómeno a través de la negociación reglada presionando con una huelga laboral, federaciones más pequeñas (como la Federación Autónoma) se han pronunciado también en contra mediante breves paralizaciones en sus locales de trabajo. Y seguramente hay y habrá muchas otras formas de oponerse al proceso que se seguirán intentado: regulaciones legales, desobediencias en el puesto de trabajo, sabotajes, etcétera. Las piezas ya están en posición e interactuando, por lo que cabe observar con cautela y presionar con fuerza las palancas que resguarden el bienestar de la clase obrera en Chile y permitan ir más allá del estado actual de las relaciones laborales.
Una de las grandes enseñanzas que les ha dejado a los estudiosos del trabajo la irrupción del neoliberalismo desde fines del siglo XX es que ningún compromiso de clase es eterno, ya sea a nivel estatal o a nivel de empresa. Apenas la clase capitalista ha tenido la posibilidad de avanzar en sus intereses lo ha hecho, presionando o rompiendo derechamente todos los acuerdos alcanzados con su contraparte. Por ello, los investigadores del trabajo y los actores sindicales no pueden quedarse ensimismados en las transformaciones de las últimas décadas mientras emergen inadvertidas las nuevas tendencias. Hoy, en Walmart Chile estas tendencias son las de la automatización y los consiguientes despidos, pero bien podrían haber sido otras.
No debe olvidarse que si bien el SIL está cuestionando la pareja automatización-despidos, también está negociando aumentos salariales y otros beneficios materiales importantes como lo ha hecho durante sus negociaciones anteriores. De hecho, es probable que sean estos puntos los que más incitan a los trabajadores a participar del actual proceso de negociación. Sobre todo, está en juego el superar (o no) las diferencias materiales persistentes entre los diferentes formatos de Walmart (Líder, Ekono, aCuenta y Central mayorista) y entre los trabajadores con diferentes antigüedades en la empresa. Esta dualidad del mercado de trabajo al interior de la empresa no ha podido ser superada hasta ahora ni por el SIL ni por la Federación.
Cuando parece volver a estallar el conflicto en Walmart Chile, esta vez protagonizado por un actor que hasta ahora no había hecho uso de instrumentos legales como la huelga, cabe preguntarse por el desenlace que tendrá la paralización de un sindicato que, si bien es gigantesco, carece de experiencia huelguística, lo que nos recuerda al sindicato de Homecenter derrotado en 2016, pese a que agrupaba más de 10.000 trabajadores. ¿Podrán los casi 15.000 trabajadores del SIL que votaron la huelga interrumpir la actividad de los casi 400 locales de Walmart en Chile? Por otro lado, el sindicato parece enfrentar la huelga de forma aislada, sin el respaldo activo de las federaciones y de los otros sindicatos de local, y aún menos de otros sectores sociales. ¿Qué posición tomarán las organizaciones sindicales paralelas ante el conflicto? Si deciden mantenerse en una posición de neutralidad, tal como hiciera SIL ante huelgas de otras organizaciones dentro de la empresa en años anteriores, se estará ante un difícil escenario para los trabajadores que puede tener repercusiones mucho más allá de este episodio puntual, al sentar la pauta con la que se moverán los empresarios ante los trabajadores en términos de negociación de los nuevos procesos de automatización que se avecinan cada vez con más prisa.
Notas:
[i] Tesis sostenidas y defendidas en mi tesis de magíster: Ratto (2019) “Sindicatos contra la precariedad laboral. Análisis de tres “procesos de organización sindical” de trabajadores estructuralmente débiles en Chile: los casos del trabajo doméstico asalariado y del retail supermercadista”.
[ii] Situación excepcional para la transnacional Wal-Mart, que ha desarrollado, con éxito, fuertes políticas antisindicales en los distintos países en los que opera.
[iii] Rodrigo Fuentes “Trabajadores de supermercados Líder se manifiestan a favor de la huelga” Radio Uchile: https://radio.uchile.cl/2019/06/28/trabajadores-de-supermercados-lider-se-manifiestan-a-favor-de-la-huelga-legal/
Nicolás Ratto
Sociólogo por la Universidad de Chile y Magíster en Ciencias Sociales por la misma casa de estudio. Analista socio económico en el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), Investigador del Centro de Investigación Político-Social del Trabajo (CIPSTRA) y asesor del Sindicato Interempresas de Trabajadoras de Casa Particular (SINTRACAP).
3 repuestas a “Sobre la primera huelga del SIL, el sindicato más grande de Chile: breve historia del conflicto y el consenso en Walmart”
[…] Columna publicada originalmente en Revista ROSA. […]
[…] La pregunta debiese llamar la atención de los actores sociales y políticos vinculados al mundo del trabajo chileno por al menos cuatro razones: (1) ser una huelga protagonizada por el sindicato más grande del país; (2) ser protagonizada por un sindicato que durante años ha sido llamado “amarillo” y “proempresa”; (3) tener como una de sus principales consignas el freno a la pareja automatización-despidos; y (4) ocurrir en una empresa en la que muchos sindicatos y federaciones compiten por los socios y negocian de forma separada (donde reina el llamado “paralelismo sindical”, presente en muchas empresas chilenas). En la presente columna pretendo explicar de forma interrelacionada estos cuatro elementos, sosteniendo como argumento general que la huelga del SIL viene a consolidar una progresiva asimilación de las estrategias sindicales de las dos más grandes organizaciones de la empresa (el “SIL” y la “Federación”) y a quebrar el efímero “acuerdo de paz” sostenido entre la empresa y sus sindicatos[i]. […]
[…] el 70%, agrupando cada una de las dos mencionadas organizaciones a alrededor de 15.000 trabajadores[ii]. Este aumento de la fuerza sindical ha generado una transformación radical del régimen de trabajo […]