El sentido de la Derrota como una disputa urgente

Es imperativo que la izquierda, tanto en su expresiones políticas (Apruebo Dignidad, Igualdad, etc.) como sus expresiones sociales (movimientos sociales, sindicatos, sociedad civil), recuperen la iniciativa y que a partir de la necesaria autocritica puedan ofrecer una mirada que permita recuperar el sentido del proceso constituyente y marcar una hoja de ruta clara en el corto plazo. Para construir este sentido, la izquierda debe evitar posiciones reduccionistas que limitan campo de acción a una dimensión meramente institucional, pero también aquellas reducciones que plantean un repliegue hacia la movilización social. Ni el congreso ni la calle por si mismas nos van a permitir darle una salida progresista al conflicto social. Por el contrario, el éxito de las fuerzas transformadoras pasa necesariamente por la articulación de sectores movilizados que puedan incidir activamente en la discusión parlamentaria.

por Alexander Salin

Imagen / Punto de prensa de Apruebo Dignidad, octubre 2021. Fuente: Mediabanco agencia.


El hito electoral del 04 de septiembre constituye un resultado sorpresivo, no tanto por la victoria de la opción rechazo, sino por la aplastante diferencia que se produce entre ambas alternativas. Sin duda y sin matices, constituye una derrota para todos quienes nos sentimos partes de las fuerzas transformadoras.

No existe una respuesta simple ni univoca para explicar este resultado. Por obvio que parezca, es necesario recordar que el rechazo no constituye un grupo homogéneo, con intereses comunes o con una expresión política unitaria. Esto no quiere decir que no tengamos la tarea de reflexionar en torno a ¿Por qué gano el rechazo? O ¿Qué es lo que la gente rechazó? A pesar de que la respuesta a ambas preguntas requiere de un análisis profundo que permita sustentar con evidencia hipótesis explicativas, la urgencia de los ciclos políticos nos obliga a interpretar dichos resultados de forma rápida, aunque sea parcial y provisoriamente, para no quedar atrás en una contingencia en que los sectores de la política tradicional ya comienzan a presionar para posicionar su propia agenda.

Los sectores de derecha han salido rápidamente a interpretar estos resultados como una derrota del gobierno y una relegitimación de la constitución del 80, cerrando rápidamente la posibilidad de retomar el proceso constituyente o de realizar reformas profundas. Por su parte, los sectores más centristas vinculados a la ex concertación y sectores moderados de la derecha chilena han planteado la necesidad de retomar el proceso constituyente dentro de marcos institucionales que permitan reconstruir los “grandes acuerdos” que caracterizaron el periodo de transición. Mientas tanto, la izquierda ha quedado impávida frente a la derrota electoral, incapaz de interpretar o marcar una posición clara. De esta forma, se comienza a configurar una disputa por el sentido de la derrota (o la victoria dependiendo del punto de vista), es decir, la lucha política se centrará torno a cuál es lectura que mejor representa la victoria del rechazo.

En este es punto, es imperativo que la izquierda, tanto en su expresiones políticas (Apruebo Dignidad, Igualdad, etc.) como sus expresiones sociales (movimientos sociales, sindicatos, sociedad civil), recuperen la iniciativa y que a partir de la necesaria autocritica puedan ofrecer una mirada que permita recuperar el sentido del proceso constituyente y marcar una hoja de ruta clara en el corto plazo. Para construir este sentido, la izquierda debe evitar posiciones reduccionistas que limitan campo de acción a una dimensión meramente institucional, pero también aquellas reducciones que plantean un repliegue hacia la movilización social. Ni el congreso ni la calle por si mismas nos van a permitir darle una salida progresista conflicto social. Por el contrario, el éxito de las fuerzas transformadoras pasa necesariamente por la articulación de sectores movilizados que puedan incidir activamente en la discusión parlamentaria.

En términos concretos, esta articulación en el corto plazo pasa por mantener activo el tejido social construido a través de los comandos territoriales del apruebo movilizado en torno a objetivos políticos acotados y realistas, ya sea en torno a las condiciones mínimas para dar continuidad al proceso constituyente y los contenidos intransables que debiese incorpora. La derrota electoral nos interpela a buscar acuerdos de carácter transversal, pero no podemos olvidar que la estabilidad y gobernabilidad de nuestro país requiere la participación de la ciudadanía. Requerimos partidos movilizados y movimientos politizados.

Alexander Salin
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Psicólogo de la Universidad de Chile y magíster (c) en Problemáticas Sociales Infanto Juveniles de la Universidad de Buenos Aires. Militante de Convergencia Social.

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2 repuestas a “El sentido de la Derrota como una disputa urgente”

  1. Esta es una revista seria desde la forma y el fondo. Ojo con la redacción.
    Se valora el aporte desde la psicología, aunque yo esperaba mayor contundencia teórica, analítica, reflexiva y propositiva respecto a por ejemplo: la aplanadora psicología de la discriminación llevada a cabo por el rechazo sobre nuestra clase trabajadora, por ejemplo…

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Amelia Peterson

On the other hand, we denounce with righteous indignation and dislike men who are so beguiled and demoralized by the charms of pleasure of the moment, so blinded by desire, that they cannot foresee the pain and trouble that are bound to ensue; and equal blame belongs to those who fail in their duty through weakness of will, which is.