Los muros de una ciudad que late

por Afshin Irani

Por nuestros muros no circula ni el dinero ni el idioma de sus ganancias; circulan nuestros deseos. A través de ellos somos capaces de sobrepasar el soliloquio de la burbuja “¿Qué estás pensando?” al que ahora respondemos “Primero, estamos pensando, y segundo, si quieres saber, fíjate en las murallas”. Los muros nos permiten reconocernos en el actuar, el proceso a través del cual quedamos atados a una identidad subjetiva y existente en el mundo.
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Las temporalidades de la coyuntura y el ciclo político que se abre

por Javier Zúñiga

Es el tiempo del volcamiento al espacio público, el trastocamiento, la puerta de entrada, la efusividad del deseo. Desde las evasiones al desborde insurreccional del 18-O, las convocatorias sin nombre, la identificación en los signos comunes de la revuelta (V. Jara, Matapacos, alienígenas, el testimonio de los muros, los monumentos arrebatados por rabias centenarias, los memes, etc.), los llamados a la huelga, la afectación a símbolos del sometimiento y asedio de la cotidianidad, como los metros, bancos, AFP y otros. Esta temporalidad no por ser espontánea, insisto, carece de racionalidad: hay una economía de la energía popular que señala una ruptura, un punto de no retorno con el pasado (de tan solo un mes atrás). Podrá bajar la intensidad de la movilización (o no), pero será muy difícil borrar la huella subjetiva de este momento, las marcas de la represión, pues conecta con procesos profundos que se han gestado por décadas.
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Terminar con la Constitución de 1980: El desafío de ir más allá de la revuelta

por Felipe Ramírez

Tenemos el desafío de transformar esta revuelta en un esfuerzo de masas que gane a corto plazo la realización de una Asamblea Constituyente; determinar los contenidos y orientaciones centrales que deseamos en la futura Constitución (Estado plurinacional, fin al carácter subsidiario del mismo y con un papel más activo en la economía, entre otros elementos) y generar los organismos de masas y políticos capaces de instalarlos como hegemónicos. Continuar leyendo

Cómo coproducir el nuevo orden: aportes de la crítica feminista a la soberanía y perspectiva socioindustrial para el nuevo Chile

por Nicolás Valenzuela Levi

La potencia de esta imagen de “la piel en lugar de muros” como sustento de la soberanía en un Estado Feminista resulta tremendamente pertinente si es que miramos el ejemplo de lo que inició el estallido de Octubre de 2019: el transporte público. Es evidente que la idea de “evadir” el pago del transporte público no se inició en esta revuelta, sino que se incubó como una institución informal que articulaba una relación rota entre usuarios y autoridades desde la implementación del Transantiago en 2007. La diferencia fue que, por el mayor control en las estaciones, esto sólo se hacía en los buses. Si en la concepción Hobbesiana el transporte sería simplemente un momento de tránsito entre el lugar privado de la vivienda al lugar privado del trabajo, en la realidad santiaguina el transporte corresponde a muchas horas humanas al día.  Ya no es un espacio vacío, sino que un espacio político donde surgió la resistencia a través de la evasión, y se incubó por más de una década. La revuelta ocurrió en la piel.
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La odisea neoliberal

por Roberto Álamos

Existe la creencia popular de que un naufragio de proporciones puede arrastrar a sus supervivientes o incluso, a otras embarcaciones. Más allá de si esto es cierto o no, a las fuerzas políticas emergentes o de cambio no les basta con ponerse a disposición del descontento, ofrecer medidas más atrevidas que la agenda del gobierno y apoyar a través de una suerte de obligación moral las movilizaciones. En efecto, el desafío no puede limitarse a salvar su legitimidad y un eventual apoyo electoral: el descontento clama por una nueva forma de organizar la vida, un proceso de superación del neoliberalismo. Continuar leyendo

Fugas, posibilidad y desafíos en el huracán del octubre chileno

por Gabriel Lagos

El franco intento de criminalizar la protesta social y los estúpidos relatos sobre los manifestantes “buenos y malos” tuvo por objetivo polarizar y con ello dividir a las masas, en ese sentido, todo lo que escapara de esta dicotomía impuesta por su “civilidad neoliberal” se intentó de ocultar, nos referimos a las agresiones hacia los derechos humanos realizadas por las fuerzas represivas del Estado. Tuvieron que sentir la respiración de los manifestantes en las afueras de los canales para bajar el tono, esto sumado a la crítica sistemática y al absurdo intento de encontrar una cuña afín a sus intereses editoriales, lo que hizo que fueran matizando sus relatos, sin embargo, no fue hasta la marcha del 25 de octubre del millón y medio de personas que comprendieron que el movimiento arrollaría de todas maneras su descarado intento de generar un cerco mediático.

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La bandera negra de Chile

por Luis Valenzuela

La bandera negra viene a reemplazar a esa a la cual le cantamos el Himno Nacional todos los lunes de nuestra infancia, “mientras uno de nosotros”, como escribe Nona Fernández en Space invaders, la izaba allá delante y otro la sostenía entre sus brazos, y nosotros mirábamos protegidos “por su sombra oscura”. A esa banderita le cantamos con desgano mientras masticábamos chicle o conversábamos en la fila del Liceo cuando los años noventa neoliberales se colaban y arraigaban en nuestras vidas. Banderita mía, no te doy mi amor. Continuar leyendo

Piñera y la estrategia “concertacionista” para desarticular la revuelta social

por José Ignacio Ponce López

Ante este escenario, el gobierno tuvo que reformular su accionar y recurrió a los mecanismos que la Concertación desarrolló para desarticular los conflictos sociales. Piñera al menos tomó tres grandes aspectos de ellos: realizar anuncios de reforma o profundización de agendas como respuesta a las demandas sociales; de mantenerse las movilizaciones y adquirir legitimidad, recurrir a un “cambio de gabinete” para ganar tiempo esperando el desgaste de las protestas; y, en paralelo, estigmatizar las movilizaciones para restarles masividad, policializando el conflicto. Continuar leyendo

La (no) COP25 y la crisis social en Chile: La lucha por la justicia ambiental y climática no es otra cosa que la lucha por la justicia social

por Maximiliano Proaño

Que duda cabe que los fundamentos de la crisis social que vive Chile y la crisis climática global tienen estrecha relación con el modelo productivo impulsado por el capitalismo donde una minoría se beneficia de las enormes ganancias por actividades económicas cuyas consecuencias negativas las debe soportar la mayoría. A nivel global, desde el comienzo de la era industrial, 90 corporaciones han sido responsables del 63% de los gases de efecto invernadero (GEI) y si consideramos sólo a las primeras 20 de la lista, todas gigantes del sector energético, estas producen el 30% de los GEI. Son los sectores sociales más empobrecidos de las regiones del mundo más empobrecidas -Asia, Latinoamérica y África- las que sufren y sufrirán las peores consecuencias de la emergencia climática, esto a pesar que el 10% más rico de la población mundial es responsable de generar el 50% de los gases efecto invernadero globales, mientras que el 50% más pobre, unos 3.500 millones de personas, generan solo el 10% de los GEI totales Continuar leyendo

El fin de la nostalgia

por Comité Editorial revista ROSA

A punta de fuego y violencia caímos en la cuenta de que nuestro mundo estaba ya muerto y que nuestros cuerpos eran la pantalla donde se reproducía el vil espejismo. Comenzamos a entender de verdad eso que se dijo en tantas lenguas, eso de que nuestra modernidad neoliberal era precisamente la barbarie, la forma presentista del atraso rentable, y por fin pudimos ver en otro encuadre aquello que rutinariamente significábamos como fracaso individual. Dejamos de escuchar nuestro propio mantra y vimos las siluetas de los nuestros amplificarse en el efecto de la luz de esas piras que se multiplicaban sin disciplina. Con dolor y muerte sentimos el crujir de las primeras cadenas y pudimos sentir de nuevo esa brisa vertiginosa que abraza cuando lo que sopla no es el hedor del pasado, sino la promesa del futuro. Continuar leyendo