Anti-partidismo y la construcción de un polo antineoliberal
por Alexander Salin
La inserción social generó una relación ambigua y muchas veces conflictiva entre el mundo social y el mundo político. Se instala la desconfianza hacia los partidos políticos, a los cuales se les acusaba (justificadamente o no) de instrumentalizar las organizaciones sociales. De forma constante, los movimientos sociales terminaron siendo trincheras ideológicas de determinados partidos y/o movimientos políticos, o en el mejor de los casos, fueron campos dentro de los cuales se libraba la batalla político-ideológica al interior de la izquierda. Por otra parte, el debilitamiento del vínculo político-social, llevo a que muchas organizaciones sociales comiencen a plantear su “politización” de forma directa, es decir, asumieron en la práctica muchas de las tareas y funciones que en teoría corresponden a los partidos políticos: crearon programas y comienzan a plantearse la participación en procesos electorales. No obstante, siguen planteándose como organizaciones sociales pese a que reproducen no solo las mismas prácticas de los partidos políticos, sino también sus mismos vicios. Continuar leyendo