Marx y Trotsky en Iquique
por Claudio Aguayo Bórquez
El racismo no es un rasgo de la mentalidad propiamente neoliberal, es una supervivencia de una relación espiritual con el suelo que se convierte luego en la ideología oficial de las clases dominantes europeas, y en una suerte de narcisismo residual de las clases populares. “Hooliganismo”, “lumpenproletariado” fueron categorías que sirvieron para caracterizar a sectores de la clase obrera que Chevalier había clasificado como peligrosos, y que tanto para Marx como para Engels debían ser necesariamente arrinconados y neutralizados. Sin embargo, esta mentalidad “hooligan” traspasa fronteras de clase, y como dice Trotsky, hay un hooliganismo de la nobleza, del clero, de las clases medias, etc. La idea misma de lumpenproletariado entra en crisis cuando reconocemos un hooliganismo obrero perfectamente perfilado: la “conciencia proletaria” no existe como fenómeno espontáneo. Continuar leyendo