por Comité Editorial Revista ROSA
El feminismo le plantea una situación crítica, pero a la vez una gran oportunidad a la izquierda: La posibilidad de reanclarse a la lucha real contra el trabajo en el capitalismo. Su estado de derrota desde el último tercio del siglo pasado se sostiene en la separación entre la política y la cotidianeidad de las clases trabajadoras. La lucha feminista, y su veloz tránsito a la cuestión del trabajo, le permite a una izquierda anidada allí el volver a colocar en el centro de la política la lucha por el orden social de la producción. Desmintiendo a aquellas voces que llamaban a abandonar el análisis con el foco en la lucha de clases, la bandera roja como afirmación de parcialidad y, en el fondo, el comunismo como idea rectora, sin más argumento que “lo anticuado” de esas formas; el feminismo vuelve a establecer que es en la apropiación privativa del trabajo social donde nacen las desigualdades y las injusticias. Que lejos de cualquier nostalgia, la disputa por el control de la producción es lucha por el futuro. El feminismo es un sujeto anticapitalista del presente, incontrolable, y por ende base material por excelencia de cualquier izquierda: la furia de que esta existencia es insoportable. Continuar leyendo →