El socialismo chileno en tiempos de definiciones: Contradicciones y desafíos

por Nicolás Zeballos

El Partido Socialista, para esta ocasión, decidió competir en primera vuelta bajo la figura de Paula Narváez, y ahora no tiene más que destinar la totalidad de sus recursos y energías en acompañarla para  que represente lo mejor de nuestros principios y propuestas. Volver a pactar con los antiguos socios, especialmente con la Democracia Cristiana, evidenciaría la fragilidad de las decisiones tomadas por el partido, y parecería que están inspiradas en motivaciones electorales más que en profundas convicciones transformadoras. Es importante ser coherentes con las señales que hemos dado al resto de los partidos políticos, pero sobre todo a la ciudadanía, que ha podido ver, a través de los medios de comunicación, el desarrollo completo de todo este episodio. Hay veces en que los partidos políticos, por mucha historia que tengan, deben caminar en el desierto por algún tiempo para mirarse por dentro, despojarse de las ataduras que lo mantienen anclado a las viejas tradiciones, y adaptarse a los nuevos desafíos que emanan de este cambio de época. Continuar leyendo

“La más bonita astucia del diablo está en persuadiros de que no existe”: Notas sobre clase media, pueblo e izquierdas

por Jacques Pantin

Más allá incluso de la palabra pueblo, está la idea de que la política es bipolar, y que la parte dominada de la historia tiene algo más en común que el mismo señor. Pero cualquier persona nacida en una ciudad moderna ha sabido, y también lo sabe hoy, que eso es falso. Apenas se acaba la reyerta con los carcamales de la vieja riqueza, reaparecen las fronteras. “Y tú, adivina… vay a seguir limpiando baños”, le dijo con razón a Pedro Machuca su padre. “Para ese tiempo, ni siquiera se va a acordar de tu nombre”, agregó. Continuar leyendo

Notas sobre medios, izquierdas y ese lugar mítico llamado el mercado…

por Luis Thielemann H.

No es posible sostener un medio con la fórmula de “una oferta atractiva para la demanda”. Una verdad dura es que no se puede competir contra el duopolio en el mercado, porque ese mercado no existe. En la teoría, no es la venta de contenidos de donde sale el gran bolsón de dinero que sostiene a un medio, sino que el negocio está en conseguir avisaje. Eso puede ser real en pequeñas comunidades y en las mentes de la fanaticada neoliberal, pero si se habla de sostener grandes medios de alcance nacional, la venta del avisaje no es un mercado. No es posible imaginar que medios que se declaren explícitamente independientes del gran empresariado, consigan por el simple gesto de la “mano invisible” un avisaje similar al del dupolio. El mercado del avisaje millonario, realmente, no es sino la forma legal del compromiso político de las clases propietarias y la necesidad política de que existan medios de prensa afín a su discurso. Compromiso, reiteramos, que está en crisis. Es a estas alturas urgente desmontar la idea de que un “bien pensado” acceso al mercado del avisaje es lo que ha faltado como base para la existencia de medios “competitivos” en una sociedad democrática, y, en ella, para la lucha política de izquierdas. Buscar vencer en el mercado de los medios es una trampa mental, es jugar con dados cargados. Continuar leyendo

¿Alguien quiere pensar en la vanguardia nacional?

por Carolina Olmedo C.

A diferencia de la actitud de salvataje individual emprendida por NAVE, la actitud inconformista de la vanguardia frente al funcionamiento de su propio ámbito disciplinar radicaba precisamente en el abandono de una actitud peticionista individualizada frente a las políticas oficiales, así como en el establecimiento de una ruptura abierta y colectiva con dichos referentes dentro de un itinerario cultural autónomo, sostenido en una comunidad artística diversa, capaz de autoimaginarse por fuera de los amoldamientos institucionales. Para la aparición de una vanguardia hace falta más que la voluntad de “experimentación creativa”: se necesita de una visión artística colectiva, compartida, que proponga desde su trinchera particular en cultura una visión propia, social, necesariamente antagónica respecto de aquella visión universal de la modernidad a la que impugna. Continuar leyendo

¿Crisis del Frente Amplio u oportunidad para una agenda antineoliberal?

por Felipe Ramírez

Estamos, en ese sentido, ante un reordenamiento de fuerzas entre la izquierda y el progresismo que debería permitir el establecimiento de un programa anti-neoliberal claro y audaz a partir de la confluencia de la izquierda en un espacio conjunto, y de la constitución de un referente reformista a partir del progresismo moderado en Unidad Constituyente, y no ante una crisis terminal ni del Frente Amplio ni de la izquierda en general. Pero tampoco se trata de sacar cuentas alegres. Continuar leyendo

Camioneros: Dictadura y Poder Prostituyente

por María José Clunes S.

Sin esgrimir defensa alguna en favor de las formas más propias del patriarcado embrutecedor, lo “asqueroso”, “cosificador”, “indigno” que se les atribuye a “ellos”, toca directamente a las trabajadoras sexuales y el adjetivo “prostituyente” niega, además, la posibilidad de que esas trabajadoras pudieran haber sido cuentapropistas, es decir, que el pago total de ese servicio haya ido en directo beneficio de ellas y no a manos de un tercero, prostituyente, que puede fácilmente más de la mitad, porque sí y lo más probable es que haya sido así dada las condiciones del ejercicio del trabajo sexual en Chile que opera bajo un manto de clandestinidad. Pero, claro, pareciera que poner el acento en ello sería estar promoviéndolo, como si no existiera.

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¿Unidad para qué? ¿Unidad para quiénes?

por Juan P. Orrego

No obstante, los cálculos electorales con los cuales se justifica como una necesidad aglutinar a toda la oposición poco nos dice sobre las profundas transformaciones que ha experimentado la sociedad chilena en su relación con la política, y cómo dichos cambios influencian posibles resultados electorales. Los próximos procesos electorales son al mismo tiempo las elecciones con mayores grados de incertidumbre, al menos por dos razones: Primero, y quizás lo más relevante, es que cualquier predicción electoral en base a resultados pasados debe asumir, con cierto grado de certeza, un determinado nivel de participación electoral, la cual en el caso chileno ha venido sistemáticamente a la baja. No obstante, el efecto combinado de una profunda brecha entre política y sociedad larvada durante décadas, las secuelas del estallido social de octubre, el mal manejo del gobierno ante la crisis sanitaria y las expectativas derivadas del proceso constituyente, hacen imposible vaticinar cuánta gente participará en las próximas elecciones. Por un lado, observando las encuestas que han circulado en los últimos meses es esperable que la participación aumente en comparación a los comicios pasados, incluso considerando la tendencia de los encuestados a responder afirmativamente a la pregunta de si irán a votar o no. Por el otro, el peligro real a contagiarse al momento de concurrir a votar es un fuerte desincentivo a la participación en un contexto donde el gobierno no ofrece garantías. Continuar leyendo

Sobre el platonismo chileno

por Enrique Riobó 

El problema parece estar cuando ese resentimiento transgrede el orden establecido mediante formas que desbordan y que ponen el foco en voces y personas que antes no tenían lugar, y que inevitablemente entran a la arena pública de manera contestataria y con posiciones muchas veces irreconciliables con el status quo. Esto es especialmente cierto cuando existen cercos mediáticos y políticos que solo se rompen mediante la presión social y no mediante el diálogo racional entre las partes, el que muchas veces es inexistente o derechamente impostado. Es que en el Chile actual existen múltiples y constantes vulneraciones a los derechos fundamentales de las personas, los que en la mayoría de las ocasiones están reforzados por una institucionalidad que por acción u omisión reproduce esas injusticias, incluso cuando permita o promueva conversaciones “civilizadas” sobre el tema.
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El gallinero de la derecha

por Juan Carlos Vergara

Así las cosas, veremos que, por supuesto, la derecha chilena ha defendido siempre el imperialismo, bajo la  forma de la libertad de mercado: primero el sobreflujo de capitales ingleses, luego y brevemente alemanes, después norteamericanos, y finalmente los Chicago Boys, cuya consigna de “libertad económica”, vorazmente global y en manos de una pequeña élite financiera transnacional, impera en Chile a paño quitado desde el retorno a la democracia. Democracia con gusto a pacto cívico-militar triunfante, y coronada entre nosotros con la derrota de la Unión Soviética. Curiosamente, parece no reparar Verbal en que es de allí de donde viene la identificación del liberalismo más radical con la defensa de Occidente. Pues el fin de la Guerra Fría supuso (también en Chile) la sublimación del triunfo de la economía y el mercado mediante la famosa aldea global. De allí que, al extremar las divergencias reales hasta el plano de la geopolítica, aparece evidente el recurso identitario de analogar la libertad con Occidente, recurso típico del anti-comunismo infantil, que hoy se expresa con su pánico reloaded ante el totalitarismo asiático. Continuar leyendo

¿Existe una derecha liberal en Chile?

por Felipe Ramírez

Lo cierto es que detrás de la pantalla que construyeron durante estos años de una derecha democrática, liberal y “moderna” se escondía la derecha tradicional de nuestro país, profundamente conservadora, patriarcal, latifundista, la que ante el estallido social no se arredró en invocar a que los militares salieran a imponer su orden en el país, un discurso que nos recuerda la impronta colonial del Estado chileno que busca disciplinar a la población antes que responder a las urgencias políticas y sociales demandadas por la mayoría del país. Continuar leyendo