Aún aprendo, de Carlo Ginzburg

por Luis Thielemann H.

Los estudios de Ginzburg –y los ejercicios de filología que se realizan en este libro no son la excepción– plantean una y otra vez la cuestión siempre actual de cómo conocer el pasado en la experiencia de quienes lo vivieron de tal o cual forma específica. Porque no existe una experiencia universal ni una más verdadera que otras, aunque traten sobre el mismo hecho. En ese sentido, Ginzburg abre siempre formas de abordar la dura empresa que significa el conocimiento del pasado de los subalternos, de los perseguidos, pero también de lo privado, lo oculto, las intenciones que se escurren por las mínimas grietas del muro de vigilancia del poder. Continuar leyendo

Asumiendo el conflicto. Anotaciones al Editorial #13 de Revista ROSA

por Rogelio Vilches

Pese a su visión crítica, el editorial resucita el frente único más allá de la lucha de clases, cuando afirma: ‘Se debe propiciar y no temer la construcción de una mayoría social activa que sostenga esas transformaciones. Sólo en esa dirección, y debido al potencial que esa fuerza tiene para hacer avanzar estos intereses, es que cobra sentido político el acto de defender al gobierno’. Al usar categorías como mayoría social el polo rojo persiste en los viejos errores de la izquierda de usar seudo-categorías que ocultan las relaciones de clase. Desde los tiempos de la Komintern estalinista, con su interpretación del frente único, estas seudo-categorías sólo han servido para poner al proletariado bajo la hegemonía de la pequeño-burguesía. Es el fetichismo de la democracia que cree que la lucha política se resuelve por el que tiene más votos. ¿Defender al gobierno? Defender al gobierno en la medida que ayude a potenciar el polo rojo. Si no, mostrar sus contradicciones y a dónde lo llevan el desarrollo de las mismas. El polo rojo no defiende gobiernos, conduce a los trabajadores en su organización independiente de los partidos y movimientos de la pequeño-burguesía, para que tomen el poder político y revolucionen el Estado y las relaciones de producción.  Continuar leyendo

La consagración del derecho a la huelga: Su importancia en un nuevo horizonte de posibilidades

por Diego Saavedra Aceituno

La huelga, en dicho sentido, es una herramienta fundamental para la concreción de las aspiraciones de los trabajadores y las trabajadoras. Es una forma de manifestación que denuncia la condición de miseria que los grupos dominantes quieren imponer a los subalternos, pero a su vez es una forma de reconocimiento mutuo y de dignidad. Es la manera en que se expresa en la toma de conciencia, la conciencia de la división de la sociedad en clases sociales, y a su vez la toma de conciencia de reconocerse parte de una clase social muy determinada. Por tanto, en la huelga los trabajadores y las trabajadoras adquieren el discernimiento de que sus condiciones precarias no son azarosas, y que son consecuencia directa de un modo de vida en la lógica del capital. Que su miseria es producto de la acumulación capitalista del patrón. Es por ello que la huelga es también un límite, es la delimitación fáctica que los trabajadores y las trabajadoras imponen al patrón. Continuar leyendo

Necesitamos Educación Sexual Integral

por Pilar Gutiérrez Andrewartha

A cuatro años de la gran movilización que incluso se marca en Chile como el inicio de la cuarta ola feminista (de la historia de uno de los tantos feminismos), podemos ver cómo esas demandas han ido concretandose en un esfuerzo constante, que no decae y que cada día suma más fuerza para exigir lo que es de justicia para todes. Continuar leyendo

En Colombia, la esperanza se llama Petro y Márquez

por Felipe Ramírez

Que la izquierda haya triunfado en la primera vuelta en un país desgarrado por la guerra, donde la insurgencia se suma al sangriento paramilitarismo de derecha, al narcotráfico, al crimen organizado, a la fuerte presencia estadounidense y a la brutal represión del Estado, demuestra que sí se puede vencer. Sin embargo, es claro que se requerirá aún más trabajo. Petro y Márquez ya se encuentran en ello, movilizando a quienes no votaron en esta primera vuelta y a quienes votaron por otras opciones y deseen un cambio en Colombia. Combatir la pobreza y el hambre, aumentar los impuestos a los más ricos, ampliar los planes sociales, avanzar en una transición energética, incorporar a 3 millones de personas al sistema de pensiones son algunas de sus propuestas. Continuar leyendo

Apruebo Dignidad bajo el consenso del accountability

por Mauro Salazar J.

Contra la profanación octubrista, y sus abismos, el FA entiende que el estatuto horizontal de la protesta social contra el sistema de AFP –Marcel, la soberbia de la técnica y el consenso managerial– representa una demanda central que debe ser aborrecida para aumentar en realismo y ganar un caudal de legitimidad elitaria. De un lado, esto se refiere a o obviar la extensión de demandas ciudadanas por la vía de una lucha central con distintos agenciamientos de sentido (No + AFP) y, de otro, alude a la identidad política que debe vertebrar de modo más vertical la orientación de estas demandas: el “Frente Amplio” se enfrenta a un dilema trascendental. Si asumimos este desafío desde el punto de vista de la extensión de las demandas insatisfechas –poli/clasistas y horizontales– puede ser un recurso interesante abrazar una heterogeneidad de reivindicaciones insatisfechas, pero si lo abordamos desde la perspectiva de la densidad, el FA hipoteca prematuramente su vigor ideológico por la necesidad de articular un acervo general de demandas cada vez más gestionales y burocráticas que, a poco andar, podrían terminar de diseminar su identidad. Se trata de dos momentos fundamentales de la política hegemónica, horizontalidad y verticalidad forman parte de una compleja articulación. Continuar leyendo

Boric y la crisis de expectativas. Un plebiscito diario para recobrar legitimidad

por Sebastián Farfán Salinas

Creo que ante las turbulencias es necesario reestablecer una lectura sobre el malestar y lo que sucedió en el estallido como una incomodidad contra las mismas políticas emancipatorias que pretendemos defender. Una grieta hacia nosotros mismos. La expresión de una herida. Una herida que, si bien expresaba sus potencialidades, mostraba también un lado de la moneda más pesimista. Si el malestar fue reventando contra la institucionalidad y termina estallando en un reventón social, esto no necesariamente expresa una virtud, sino más bien una carencia. Una debilidad de fondo. La debilidad del ejercicio ciudadano y la incapacidad de los sectores populares para generar las instancias institucionales que permitiesen revertir la situación. El “estallar” manifiesta esa frustración y herida. El estallido no manifiesta una conciencia política que estuviera subyacente en el pueblo, sino que expresa una rabia y un malestar profundo contra toda expresión política, donde también cabemos nosotros como izquierda. Si existían potencias que podrían ser interpretadas en dirección progresista (cabildos, cultura, movilización ciudadana), también existen potencias que pueden ser interpretadas en dirección autoritaria y conservadora (chalecos amarillos, violencia, heridos y muertes, etc.) La ciudadanía forjada en tiempos de neoliberalismo expresa malestares contradictorios y múltiples. Continuar leyendo

Editorial #13: Asumir el conflicto

por Revista ROSA

Con el inicio de las sesiones constituyentes, el conflicto social refundacional que este órgano encauzaba se pausó caricaturescamente hasta el siguiente hito electoral. Mientras tanto, la derecha y parte de la Concertación fueron aprendiendo –más por obligación que por decisión– que el conflicto sigue abierto y en disputa día a día. El comando del Rechazo lleva más de un año armado, boicoteando el proceso, dificultando los cambios, mintiendo y acumulando fuerza social y electoral. Al frente no existe un comando por el Apruebo (¿o sí?), y quienes podrían ser parte de este esfuerzo llevan casi un año dejando pasivamente que la Convención Constitucional funcione aislada de la realidad, elaborando noticias con bajas tasas de lectoría, pero que reverberan con banal entusiasmo en nuestro círculos cada vez más homogéneos. Adoptar una postura así de defensiva y aislada después de triunfos electorales combinados con muestras de lucha social, resulta inexplicable excepto por el total agotamiento del marco conceptual, táctico y estratégico de lo que hemos construido en esta última década. Justo en el momento en que precisamos de contenido para una ofensiva, para la más importante desde el fin de la Dictadura, nos percatamos de que el significante que veníamos utilizando estaba vacío. Continuar leyendo

Categorías de la crítica

por Luis Velarde Figueroa

Paradójicamente es la misma corriente marxista la que ha hecho daño a sus propios aportes. Una de las formas en que se ha producido esto es a través de hipostasiar análisis, clasificaciones, banderas de lucha, etc. Por ejemplo, cuando en un campo de lucha histórico determinado ciertas consignas o estrategias se han revelado en su propio contexto como la meta del movimiento social de los trabajadores, luego son repetidas las mismas consignas o estrategia como meta de las organizaciones en cualquier momento, contexto político, histórico, nacional, etc. Así sucede con la eterna división en la misma izquierda entre parlamentarismo y extra parlamentarismo, entre insurrección militar o reformas institucionales, entre partido de masas o acción directa, y un largo etcétera. Cada una de estas nociones ha servido en una pugna determinada y en el marco de circunstancias históricas determinadas, las que les confiere sentido, pero su uso como una revelación divina, como una verdad eterna indiferente con la existencia concreta, deriva en un tratamiento metafísico o hipostasiado de ellas. Continuar leyendo

No sincronicidad

por Claudio Aguayo Bórquez

Salvo para una clase media funcionaria que, por razones de reproducción material y corporal—casi de su propia vida—debe servir de barra brava al gobierno de turno, la izquierda permanece en un estado de estupefacción frente al escenario no-sincrónico. Funcionarios y militantes de la izquierda chilena que defienden políticas de Milton Friedman, respaldos cringe a la institución policial, tan solo ayer convertida en anatema, llamados a la paciencia, complicidad con las políticas del Banco Central, austeridad fiscal y denegación de liquidez para las clases populares—el exceso de circulante podría aumentar la temida inflación—guiños con la derecha para reponer la presencia militar en la macrozona sur. Nuestra “magia podrida” (fauler zauber, otro término de Bloch) es la Concertación: una época dorada que se quiere reimponer en un tiempo de desfonde material de aquello que la hacía posible—un disciplinamiento inaudito de la clase trabajadora, grandes cifras, confianza en la flamante democracia después de décadas de dictadura, tutela militar. Continuar leyendo