Teoría para no-aculturados, I
por Claudio Aguayo Bórquez
El gran ensayo deposita una enorme confianza en el estado y particularmente en el ensamblaje gobierno-pueblo para la tarea de “desmontar bloque a bloque el muro que nos cierra el camino”. Sólo un eclecticismo sin límites podía proponer este tipo de andamiaje entre pueblo, heterogeneidad, gradualidad y “desmonte” de la subjetividad neoliberal. Por eso las soluciones terminan siendo igualmente abstractas (“ir más allá de la mercancía y el valor de cambio”) o consignistas (desmontar el neoliberalismo “palmo a palmo”). El destino abstracto de las soluciones ofrecidas se refleja también en la mentada “lógica de lo común” que sería oposicional a la lógica o racionalidad neoliberal. Althusser también hablaba de los intersticios e islotes de comunismo en el capitalismo contemporáneo, pero los identificaba: un estadio de fútbol, una reunión, una fiesta. Precisamente porque la intensificación del capitalismo en la era de los datos ha hecho imposible una individualización transparente de dichos islotes –casi podría decirse, ocupándolos con el big data y la estructuración tecnocapitalista de los intercambios sociales– es que requerimos que el enunciado “lógica de lo común” se despliegue en algún sentido que no sea el de la consigna. De otra manera, sólo aparece como un guiño teórico hacia un lugar indeterminado –contrastando además con el reverso político de la apuesta de El gran ensayo: el estado como palanca de cambio del gradualismo anti-neoliberal. Continuar leyendo