Yo como a las 12 más o menos lo salí a ver afuera, a esa hora. Entonces yo lo eché de menos, porque él nunca llegaba tarde. Eran las una, las dos y no llegaba y yo pensé, “ah, a lo mejor se fue al cumpleaños de mi hermana, la Norma”. Ahí entonces yo pensé y me quedé tranquila, a lo mejor José se fue para Alerce, al cumpleaños. Y al otro día no llegó José, y entonces yo llamé a mi mamá, llamé a mi hermana para saber si estaba allá. Entonces José no llegó allá, nunca llegó. Entonces yo fui donde mi mamá, fui a Alerce a ver y de ahí nos volvimos, como yo andaba con mis cuatro chiquitos y pasé a la 5ta Comisaría, del Líder. Pasé a dar la denuncia por presunta desgracia, había un cabo que estaba de guardia y él nunca quiso recibir la denuncia, al final nos vinimos para la casa. En ese mismo momento, cuando el carabinero me dijo tiene que llamar a su familia, averiguar, ahí yo llamé a la Cecilia y llamé a mis hermanos del campo igual, llamé a todos lados, llamé a Alerce y no había llegado a ningún lugar.
por Sebastián Solís Olavarría
Imagen / Mural en memoria de José Huenante, Matías Catrileo y Alex Lemún, ribera norte del río Mapocho, sector Puente Pío Nono, 12 de enero 2018, Santiago. Fotografía de Rodrigo Fernández.
En el Chile de 2005, que hoy vemos con distancia, se creían superados los lastres de la dictadura, lo cual daba paso a un nuevo ciclo en el país. El sistema político campeaba a sus anchas en gobernabilidad y el modelo tenía entre sus grandes hazañas el crecimiento económico. Ejemplo de aquello es el titular del diario Europa Press, que señaló en grande: “La economía chilena creció un 6,3 por ciento durante 2005, con lo que alcanzó su mayor expansión desde 1997, según informó el presidente del Banco Central de este país sudamericano, Vittorio Corbo”. El mismo Banco Central en su documento de trabajo “El crecimiento económico de Chile”, de junio del 2006, señalaba que “el 4,1% de crecimiento anual promedio del PIB per cápita de Chile entre los años 1991 y 2005 fue significativamente superior al crecimiento mundial durante el mismo período y marcó, además, un importante quiebre con su propio pasado.” A nivel político, transcurrían los últimos meses del mandato del presidente Ricardo Lagos Escobar. Entre sus medidas más insignes, se destaca la creación y diseño de una política de financiamiento de la Educación Superior que abrió las puertas a la banca privada para financiar créditos, donde el Estado actuaría como aval. Esa es la política pública que luego conoceríamos como el CAE. Asimismo, se firman una serie de tratados de libre comercio con Europa y Asia, donde destacan Corea del Sur, Nueva Zelanda, Singapur, Brunei y la República Popular China, que permitirán a las mercancías producidas en Chile ingresar a esos mercados con una barrera arancelaria menor.
Todas estas medallas resuenan en las portadas de diarios, en los medios de prensa, en las declaraciones de las principales asociaciones de empresarios. Los dirigentes políticos de la Concertación y la derecha se frotan las manos ante tal gesto de unidad por el bien del país. Sin embargo, ese avance económico no impacta de ninguna manera en los lugares más precarizados del territorio, como en el sector de Mirasol en Puerto Montt.
Dicho sector cuenta con cerca de 60 mil habitantes, en un territorio que va desde el camino hacia el aeropuerto Tepual hasta Angelmó, Cardonal y Chinquihue. Es el sector de mayor densidad de población de la ciudad y se puede caracterizar como un lugar principalmente de prestación de servicios, con escasa inversión pública y privada. Ejemplo de aquello es que en el área de la salud sólo cuenta con dos centros, el Centro de Salud Familiar Padre Hurtado y el Cesfam San Pablo Mirasol, los únicos dispuestos para cubrir las necesidades de una población en constante aumento. En el área de la educación municipal, la Mirasol cuenta con seis instituciones educacionales que resisten ante el avance de colegios particulares-subvencionados, los cuales se han llevado la mayoría de las matrículas del sistema público, cada vez más precarizado.
Las avenidas Alessandri, la feria Vicuña Mackenna, la “casita verde”, la comisaría de Carabineros –a pasos de donde desapareció José Huenante- frente al supermercado Full Fresh Market (hoy Unimarc), los murales de la Universidad de Chile, de Colo–Colo y Deportes Puerto Montt en la Avenida la Cruz, los múltiples pasajes cortos -algunos sin luz-, el viento intermitente, el barro y el gris como parte sustantiva del paisaje, los cerros y los negocios pequeños, las múltiples ferreterías, botillerías y panaderías, los murales raperos y con temáticas sociales, los Liceos Politécnico Mirasol y Vicuña Mackenna (ex Liceo Mirasol), son lugares comunes por donde pasan cientos y miles de personas diariamente. Uno de aquellos fue José Huenante.
Es septiembre del 2021 y en Puerto Montt reluce el sol de invierno, típico de esta época del año. En la sede de la Población Vicuña Mackenna se prepara la actividad de conmemoración de la desaparición de José, que consiste en la presentación del documental de Nicolás Soto “La lluvia fue testigo” en paralelo entre la velatón y el festival de FicWallmapu de este año. Al entrar pudimos conversar con la tía y la madre de José, Eliana y Cecilia Huenante, a quienes más tarde se uniría otra tía, María Huenante.
Este viernes 3 de septiembre se cumplieron 16 años de la desaparición de Gerardo José Huenante Huenante. Este era el nombre de aquel joven que pasa del anonimato -como miles en poblaciones en cada rincón del país- a ser el denominado “primer detenido desaparecido de la democracia”. Durante el fin de semana, en varios lugares del territorio se realizaron actividades preparadas por diferentes organizaciones.
En su libro “La vida breve de José Huenante, historia del primer detenido desaparecido en democracia”, Nicolás Binder perfila a este joven como “amable, tranquilo, retraído, tímido, taciturno. Así lo describen todos los que alguna vez lo conocieron. Su familia, sus amigos, sus vecinos, sus jefes y sus colegas. Un joven moreno, de estatura media que vivía con su tía y su tío, al que le gustaba jugar a la pelota y que pasaba la mayor parte de su tiempo dentro de su casa”. Agrega otro dato: “su infancia la desarrolló en el hogar de menores de la Fundación Mi Casa, entidad colaboradora del Sename y ubicada en la localidad de Pelluco.” José Huenante fue una persona de origen mapuche que transitó entre hogares de menores, trabajo infantil y casas de familiares durante su infancia y juventud, hasta la residencia en Población Vicuña Mackenna, donde vivió, sin saberlo, sus últimos días.
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Quisiéramos saber cuál era la situación en que encontraba José en ese tiempo. ¿Trabajaba, estudiaba? ¿Cómo había sido la adolescencia de José? Tenía dieciséis años, ya era un adolescente, un joven.
Cecilia Huenante: En ese tiempo él se encontraba por lo menos una semana sin trabajar, estaba cesante. Entonces después salió a juntarse con los chicos de aquella esquina, salía a jugar a la pelota, llegó a la casa de su tía y así era su rutina de antes de que desapareciera. Salía a jugar, iba al Chinquihue[1] a jugar a la pelota, lo invitaban, volvía se bañaba, salía a juntarse con los chicos del pasaje.
Él me decía a mi cuando iba a Muermos, porque yo no soy de acá, me decía: “Mamá, quiero seguir estudiando, quiero sacar cuarto medio, quiero seguir yendo a la escuela”. Entonces, él se vino donde su tía con el compromiso que ella me hizo a mí, que iban a colocar a estudiar a mi hijo y eso no se cumplió. En ese tiempo se puso a trabajar, estaba trabajando en una planta de choritos en el parque industrial, estuvo trabajando en la “Roxanna” que es una planta que está en el Tepual, por ahí igual estuvo trabajando.
Con respecto a esa noche, ¿qué sucedió con José?
Cecilia Huenante: Los chicos estaban tomando y le invitaron una cerveza en la casita verde, él se quedó y como no era de tomar tanto, se comenzó a marear, entonces ellos ya comenzaron a tomar más, porque ellos sabían, se quedaron ahí conversando y después dice que -por los chicos- que como las una o dos en la mañana andaban carabineros rondando, pero ellos estaban en la casita y después ya empezó con alboroto más grande, entre las tres a las cuatro de la mañana, empezaron a correr porque se iban a sus casas, porque ya vieron muchos carabineros esa noche. Entonces ya ellos se querían ir a su casa. Había patrullas acá en la esquina, otros por allá, otros por aquí. Y ellos tenían miedo porque pensaba que iban a pescar esa noche. Entonces ellos empezaron como a irse a sus casas, entonces iban ellos, y como mucho más allá otro grupo que había empezó a tirarle piedras a la patrulla, pero no eran los niños, los mismos de la casita verde, pero los carabineros dijeron que eran los niños de la casita verde los que le estaban apedreando la patrulla. No era, no fue así. Fue otro grupo de otra parte que le tiraron piedras a la patrulla y ahí empezó el alboroto en la población y de ahí empezaron a correr a los chicos, todos los que veían los comenzaban a corretear, entonces ahí desapareció mi hijo, lo pescaron.
Con respecto a lo que conversaba, él estaba con un grupo de amigos, ¿arrancaron hacia sus casas?
Cecilia Huenante: Cada uno arrancó por distintos lados, pero no hacia sus casas, sino que se fueron por la carretera, refugiándose para allá, antes era puros matorrales por allá. Entonces arrancaron por distintos lados, otros arrancaron por la carretera, otros se corrieron por acá por las matas de chacay, los alumbraron y justo lo pillaron al Pablo Gallardo, a él igual le pegaron esa noche. Ahí lo alcanzaron a agarrar y dice Pablo que ese día él iba junto con José, ya los dos por la misma, por el mismo lado.
A este niño, el Pablo, ¿lo toma detenido la misma patrulla que se supone que toma detenido a José o lo toma otra?
Cecilia Huenante: Él dice que no, no vio mucho lo que iba adentro, pero a él lo tomaron detenido, pero según él se acuerda vio a otra persona al lado, pero como él ya iba golpeado, iba su vista mala, y más encima iba oscuro dentro del carro. Él dice que no veía a la persona que iba al lado, no sé si era José o era otra persona, él no lo distinguió bien porque el otro niño igual iba golpeado.
Eliana Huenante: Entonces no captó mucho, de esa noche, porque de por sí, yo he visto –no porque yo haya andado-, sino que cuando entran a la gente a la patrulla, cierto, no hay luz, no se distingue, entonces es oscuro, sobre todo si el niño estaba golpeado, no se dio cuenta quién era.
¿En qué momento ustedes prenden la alerta de que ya el hijo/sobrino no llegó?
Se integra la tía María Huenante, con quien residía José al momento de desaparecer.
María Huenante: Por lo menos en ese tiempo se enfocaban en que el primer día José fue a jugar a la pelota. Luego él me pidió permiso y me dijo “tía, me da permiso para que yo vaya con la pelota”. Entonces juegan con la pelota. Después él regresó, se bañó y después me dijo “tía, yo voy a salir a dar una vuelta”. Eran las cuatro de la tarde, fue a entregar un CD frente donde Sebastián. Él nunca salía sin pedir permiso, por lo menos siempre salía, pero pedía permiso por ese lado. Entonces ya ustedes salían a las ocho y después ya no regresó. Yo como a las 12 más o menos lo salí a ver afuera, a esa hora. Entonces yo lo eché de menos, porque él nunca llegaba tarde. Eran las una, las dos y no llegaba y yo pensé, “ah, a lo mejor se fue al cumpleaños de mi hermana, la Norma”. Ahí entonces yo pensé y me quedé tranquila, a lo mejor José se fue para Alerce, al cumpleaños. Y al otro día no llegó José, y entonces yo llamé a mi mamá, llamé a mi hermana para saber si estaba allá. Entonces José no llegó allá, nunca llegó. Entonces yo fui donde mi mamá, fui a Alerce a ver y de ahí nos volvimos, como yo andaba con mis cuatro chiquitos y pasé a la 5ta Comisaría, del Líder. Pasé a dar la denuncia por presunta desgracia, había un cabo que estaba de guardia y él nunca quiso recibir la denuncia, al final nos vinimos para la casa. En ese mismo momento, cuando el carabinero me dijo tiene que llamar a su familia, averiguar, ahí yo llamé a la Cecilia y llamé a mis hermanos del campo igual, llamé a todos lados, llamé a Alerce y no había llegado a ningún lugar.
¿Cuándo la PDI, Fiscalía o Carabineros comienzan a actuar?
María Huenante: Fuimos con la Cecilia a colocar la presunta desgracia a la Fiscalía Regional.
Cecilia Huenante: Primero fuimos a Investigaciones, nos trataron súper mal, pensamos que habían recibido la denuncia, pero nunca la habían recibido. Después fuimos a ver qué sucedía con el caso y dijeron “no, no pasa nada todavía”, entonces no nos recibieron la denuncia tampoco. De ahí nos fuimos a Fiscalía.
O sea, pasaron por Carabineros, PDI y recién en Fiscalía le toman la denuncia.
Cecilia Huenante: Pero ya habían pasado días ya.
En el tema legal, hubo cambio de fiscales, ¿Cómo lo han percibido?
El primer fiscal que hubo fue Naín Lama, después fue Sergio Coronado, ahora es Patricio Llancamán.
¿Y cuál es la situación que está viendo el fiscal Llancamán?
Sabemos que él está investigando hacia los jubilados de Carabineros, con todos los jubilados que estaban esa noche y los que estaban trabajando en la 5ta Comisaría, ahí están investigando.
¿Y qué información tienen de Ricardo Altamirano, Patricio Mena y Cesar Vidal? ¿Son los que el fiscal Coronado procesó?
Esos estuvieron inculpados por el fiscal, en este tiempo lo que supe, es que se re integraron a sus funciones de trabajo, fueron reincorporados en otro lugar.
María Huenante: Yo pienso que ya debería dar respuesta, hay hartas pruebas en contra de Carabineros, yo digo, en ese tiempo porque el celular apareció después de la desaparición. El auto (de Carabineros) apareció en Santiago, trabajando de colectivo.
En el diario El Llanquihue había salido un reportaje que señalaba que a José lo había asaltado y le habían quitado la mochila[2].
Eliana Huenante: Con respecto a la patrulla, adulteraron el libro de registros, no salía la detención de los chicos de la Mirasol. Según la investigación había 20 mil km más en el vehículo encontrado.
Cecilia Huenante: Sí, estaba adulterado.
¿Qué es lo que ustedes ven o a qué aspiran en este caso de ahora en adelante? Hay un chico que también está preso por el estallido social, Felipe Santana, que más o menos comparte una historia parecida, también joven de la Mirasol, también un joven trabajador. ¿Qué es lo que ustedes esperan ahora?
Eliana Huenante: Justicia, justicia y que se pague y que ojalá aparezca el cuerpo. Ojalá los carabineros hablaran, porque la justicia en estos 16 años no ha hecho nada. ¿Por qué? Porque se tiran la pelota unos a otros, por no decir la verdad. Son 16 años que un tema aquí, que un tema allá, y se tiran la pelota unos a otros y al final no sale nada concreto, o sea nada nuevo. Son puras mentiras, son pura falsedad. A los 16 años fue pura mentira, nadie cree.
A modo de síntesis, lo sucedido con José Huenante es la fiel representación del sesgo despectivo de algunas de las instituciones públicas que devela el clasismo, el racismo y los estereotipos peyorativos hacia las personas que viven en poblaciones denominadas marginadas. La familia de José tuvo que acudir más de 3 veces entre PDI y Carabineros para que tomaran constancia de que su hijo y sobrino había desaparecido y fue sólo en Fiscalía donde tomaron la solicitud. Por otro lado, la investigación ha estado llena de testimonios falsos, versiones contradictorias y sobre todo silencio de parte de la institución. Se modificó el número de detenidos durante esa madrugada de dos a uno, y se modificó el registro de actividades realizadas entre las 2:15 y las 6 de la mañana. Sumado a ello, la familia ha recibido presiones constantes de parte de Carabineros, obligando a su madre a firmar un documento que desligaba a la institución de responsabilidad y a quienes no tomaron su denuncia. Hoy el proceso legal está detenido.
Es importante el rescate de primera fuente de la experiencia de sus tías y madre en la reconstrucción de la historia de José, de su familia, de la comunidad de Mirasol y de la ciudad en el marco de lo que la historiadora M. Paula González y la filósofa Joan Pagès señalan como la tensión entre historia y memoria: “La memoria, por su parte, se afana en recuperar celosamente las experiencias de los testigos, en las historias mínimas, próximas y vitales, en reconocer su carácter único e irremplazable”. Hablar de la memoria de José Huenante es una responsabilidad de todos los que habitamos este territorio, porque no se puede desaparecer un joven que la última vez que fue visto con vida estaba siendo perseguido por la policía. Esos horrores, que volvieron a aparecer el 2019, se transformaron en un puente entre la dictadura y el estallido social/revuelta popular. Para la familia y la comunidad de Mirasol se suma otra herida abierta.
[1] Estadio de Deportes Puerto Montt ubicado en el sector de Chinquihue contiguo a Mirasol.
[2] Durante la gestión del primer fiscal, el diario el Llanquihue el 9 de Noviembre emite un reportaje sobre el supuesto asalto y asesinato a José Huenante, el robo de su mochila con su celular, el que fue encontrado en otra ciudad en el norte del país.
Bibliografía
Banco Central, junio 2006, “Documentos de Trabajo”. Disponible en https://www.bcentral.cl/documents/33528/133326/bcch_archivo_137136_es.pdf/19d9d6fc-7cdb-6cd2-4ff2-9935f888ae48?t=1573276201587.
Europa Press, 18 de enero 2006. Disponible en https://www.europapress.es/internacional/noticia-chile-economia-chilena-alcanza-2005-mayor-expansion-1997-crecimiento-63-ciento-20060118184507.html.
Nicolás Binder, 2013, “La vida breve de José Huenante, historia del primer detenido desaparecido en democracia”. Ceibo.
María Luisa Cisternas, jueves 2 de septiembre, “¿Dónde está José Huenante?: Dieciséis años del primer caso de desaparición forzada en democracia“. Diario U de Chile, disponible en https://radio.uchile.cl/2021/09/02/donde-esta-jose-huenante-dieciseis-anos-del-primer-caso-de-desaparicion-forzada-en-democracia/.
Nicolas Soto, 2018, “La lluvia fue testigo”. Disponible en https://www.youtube.com/watch?v=QXTYFTC3ODo.
Sebastián Solís Olavarría
Profesor de Historia y Geografía por la Universidad de los Lagos. Trabaja en dos liceos públicos de Puerto Montt. Es estudiante del magíster de Ciencias Humanas con Mención en Historia de la Universidad de los Lagos, sede Osorno.