Conversamos con Rodrigo Mallea, quien encabeza la única candidatura de las diversidades y disidencias sexuales en el distrito 9: “no reconocernos ni prohibir la discriminación nos ha llevado a que los sectores conservadores de la sociedad lo interpreten como un permiso sin límites. Eso se ve reflejado en los dos episodios que hemos tenido con el Bus del Odio que ha intentado recorrer las calles de nuestro país. ¿En qué país que protege jurídicamente a la población LGBT+ se permite que recorra las calles un medio de transporte grande, difundiendo mensajes de odio de cruda y explícita violencia?”
por Felipe Ramírez
Imagen / Rodrigo Mallea.
Ya inscritas las candidaturas para la elección en abril de quienes integrarán la futura Convención Constitucional, conversamos con Rodrigo Mallea, quien encabeza la única candidatura de las diversidades y disidencias sexuales en el distrito 9 (Cerro Navia, Conchalí, Huechuraba, Independencia, Lo Prado, Quinta Normal, Recoleta, Renca). El militante de Convergencia Social explicó sus razones de postular al organismo, la relevancia de que existan voces de las disidencias en él, qué elementos programáticos deben incorporarse en la nueva Constitución, y por qué es importante que todes participemos en este proceso, que sólo recién está comenzando.
Que la Constitución de 1980 es fundamentalmente conservadora es a estas alturas un lugar común, pero esta aseveración cobra nueva importancia en momentos en que el país se prepara para redactar una nueva Carta Magna, que por primera vez en la historia de Chile contará con la participación democrática de la población.
Tras el plebiscito del 25 de octubre pasado, en el que la opción del “Apruebo” arrasó, el próximo hito será la elección del 11 de abril de quienes integrarán la Convención Constitucional, organismo encargado de escribir el nuevo documento, y Rodrigo Mallea, militante de Convergencia Social e integrante de su Frente de Diversidades y Disidencias sexuales y de géneros, competirá por un cupo a este espacio en el distrito 9.
Una Constitución que cree un Estado social, garante de derechos, democrático y plurinacional, que fortalezca de manera robusta el catálogo de derechos y que cuente con mecanismos que fiscalicen el resguardo de los derechos fundamentales así como un fortalecimiento de instancias comunitarias para construir una mejor democracia, son algunos de los puntos fundamentales que defiende de cara a este proceso.
Cuéntanos un poco por qué decidiste dar el paso para ser candidate constituyente
Fue una decisión sumamente colectiva. Con cierto grado de simultaneidad, me lo preguntaban o derechamente proponían diversos grupos de amistades, de militancia e inclusive personas con las que participo en organizaciones sociales. En mi lugar personal, nunca me involucré en política pensando en un cargo o en una aspiración de carrera política. Creo profundamente que todos los trabajos tienen un valor fundamental para la organización colectiva, y que no necesariamente ser “rostro de” es lo más importante.
El factor decisivo fue la forma en que fue progresando la revuelta, intensificando no solamente la violencia del gobierno pero también la pasión de la resistencia y la inflexible voluntad del pueblo por exigir un cambio. Una movilización sin vuelta atrás. Eso me interpeló en lo más profundo de mi ser, sobre todo el ver cómo las disidencias nos hacíamos parte visible de la lucha, tanto en las banderas que llevábamos a plena luz del día a Plaza de la Dignidad, como también las vocerías que empezaban a surgir, los contenidos que se planteaban como importantes, etc. Fuimos parte activa del arder de Chile y estábamos haciendo historia con nuestras propias manos. Eso me motivó en lo más profundo a agradecer la confianza de mis círculos de personas y traducir ese apoyo en una apuesta colectiva que saliera por fuera de los marcos tradicionales. Mi candidatura no se plantea como ninguna otra: tomamos la decisión para desafiar fuerte y claro la añeja política tradicional.
¿Por qué es importante que haya una candidatura representando a las disidencias sexuales?
Muchas veces cuando hablamos de visibilidad y de representación para las disidencias se nos dice que es un tema secundario, que hay cosas que son mucho más importantes, o que estamos exagerando No es solo importante, sino que es imprescindible que las disidencias estemos en la constituyente. El espíritu de la revuelta fue el levantamiento de las personas que nos hemos sentido desplazadas por este sistema. Nos dimos cuenta que no éramos individualidades inconexas, si no grupos de la sociedad que escapábamos patrones tradicionales de clase, raza, pero también respecto a caracteres de género. En esa vereda, nos dimos cuenta que veníamos madurando un programa de muchos años, inclusive pensando que algunas de las ideas que defendíamos eran las mismas hace años, porque justamente nos han cerrado todas las puertas. Aún no hay políticas públicas. La ley antidiscriminación suscitó profunda resistencia, la que terminó por limitarla en cuanto a su aplicación y a su fin. Lo mismo la ley de identidad de género, que excluye identidades no binarias, infancia trans y su ejecución ha sido sometida a trabas burocráticas para algunas personas. Dos grandes avances, pero no dados por los poderes de siempre, sino ganados a costa de grandes movilizaciones.
Lo anterior nos lleva a concluir que nuestra democracia exige representación, ya no en abstracto, sino en concreto. Debe existir un nivel considerable de autorrepresentación, de que las voces de la constituyente sean propias del pueblo que se levantó. Después de años de pedir apoyo, autorización, lobby y derechamente presionar a diversas personalidades políticas, los cambios nunca llegaron. Pero nosotres no nos postergaremos a segundo plano. Nuestra lucha, profundamente transversal y estructural, es nuestra prioridad.
Es posible que haya gente que no lo sepa ¿puedes contarnos qué se entiende por disidencias sexuales?
La disidencia sexual o las disidencias sexuales y de géneros se refiere a un grupo de la población LGBTIQA+ (lesbianas,gays, trans, intersex, no binaries, asexuales, arromantiques y más) que nos posicionamos no solamente por fuera del binarismo de género hombre/mujer, del cisgenerismo obligatorio y de la heterosexualidad impuesta, sino que además, respondemos con una posición política activa y proactiva en contra de un sistema que produce y reproduce estas y otras desigualdades tanto de género, como de clase, raza, edad, alfabetización, discapacidad, etc. Se diferencia, además, al interior del espectro LGBTIQA+, de un concepto similar pero diferente, que se asocia a la “diversidad sexual”, cuando se es parte del grupo anterior, pero sin una postura política en contra del sistema imperante. En ese sentido, existen agrupaciones de la diversidad que se encuentran cómodas con un gobierno de derecha violador de derechos humanos, por ejemplo MOVILH e Iguales felicitando a Piñera por ganar la presidencial, y aspirando, en definitiva, en acceder a parte del privilegio social de los pequeños grupos, y no a acabar con las razones que fuerzan dicha división sexual en la sociedad.
¿De qué manera se ven afectadas las disidencias por la actual Constitución?
El punto central es que no existimos para la actual Constitución. Lo mismo que sucede a nivel social, tampoco existimos en los ojos de las personas. Nuestros problemas son ignorados y nuestras reivindicaciones silenciadas. Ambas fórmulas de invisibilización están sumamente relacionadas entre sí, y se refuerzan por el hecho de que nuestra democracia se encuentra sumamente limitada. Podríamos, en efecto, canalizar nuestra movilización de manera propositiva y generando cambios institucionales para las generaciones futuras, pero nuestra democracia es tramposa: el dialogo es limitado, no existen formas de proponer reformas directamente por parte del pueblo ni mucho menos de generar real incidencia de la comunidad LGBT. Estamos siempre a la merced de los tiempos, permisos y voluntades de otras personas. Nuestra democracia no se construye en el día a día, se reduce al voto y eso nos niega cualquier posibilidad de reivindicar nuestros derechos.
Las omisiones de la Constitución son graves. No reconocernos ni prohibir la discriminación nos ha llevado a que los sectores conservadores de la sociedad lo interpreten como un permiso sin límites. Eso se ve reflejado en los dos episodios que hemos tenido con el Bus del Odio que ha intentado recorrer las calles de nuestro país. ¿En qué país que protege jurídicamente a la población LGBT+ se permite que recorra las calles un medio de transporte grande, difundiendo mensajes de odio de cruda y explícita violencia?
¿Qué tipo de elementos programáticos crees que son indispensables a ser incluidas en la nueva Constitución?
Por un lado, tenemos un fortalecimiento robusto del catálogo de derechos: igualdad substantiva y no discriminación (incluyendo también a personas viviendo con VIH); reconocimiento de identidades disidentes en su amplio espectro; derechos sociales como salud (sexual y reproductiva, perspectiva integral incluyendo salud mental), educación (educación no sexista y ESI), trabajo (no discriminación laboral e inclusión de cupos laborales); niñez y adolescencia (sujetes de derechos y autonomía progresiva, problematizar derecho preferente de padres a educar a sus hijes). Por otro lado, un elemento fundamental es la organización del Estado y distribución del poder: creación de defensorías del pueblo para fiscalizar el resguardo de derechos fundamentales; mandato institucional para implementar políticas de acción afirmativa y promoción de igualdad e inclusión; fortalecimiento de instancias comunitarias como forma de construir mejor democracia (poder de decisión popular). El eje central, finalmente, es que todes necesitamos el fin de la constitución neoliberal hecha a la medida de unos pocos que hoy tienen el poder. Por el contrario, necesitamos una constitución que cree un Estado social, garante de derechos, democrático y plurinacional.
¿Cómo te involucraste en la política?
Estudié Bachillerato en la Universidad de Chile en pleno auge del movimiento estudiantil, que se alzaba contra la deuda y la precarización de la educación pública. Con el tiempo nos dimos cuenta que las desigualdades eran estructurales, que el abandono de la educación y el endeudamiento forzado eran realidades que se repetían en salud, vivienda, pensiones y en todos lados. La deuda era la regla y no la excepción, y eso es un problema del debilitamiento del Estado. La vida bajo el neoliberalismo es cruda y los poderosos son incapaces de verlo. Además, en sus primeros pasos en política no solo fueron a través de luchas estudiantiles, sino también, a causa de las reivindicaciones socioambientales, en la que fue un actor clave en la instalación de comisiones y secretarías de trabajo en la universidad, y en la importante tarea de hacer vínculos con movimientos ambientales, como No Alto Maipo, Río Puelo y La Marcha Plurinacional por el Agua.
Continuando en este camino, me desempeñé como parte del Centro de Estudiantes de la Facultad de Derecho y además como representante de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (FECh), a propósito de un compromiso con generar espacios seguros dentro de las distintas facultades para disidencias sexuales. Así relata sobre su participación en la construcción de mesas de trabajo triestamentales, en que las autoridades no solamente escuchen a estudiantes, sino que a les trabajadores. Por otro lado, trabajé en las secretarías de género y en la redacción de protocolos contra la discriminación y el acoso sexual en contextos educativos, poniendo siempre la prioridad en el resguardo de los derechos de personas LGBTIQA+.
Hay mucha gente que desconfía de la política y de los partidos ¿qué les dirías?
Hay que seguir desconfiando de aquellos partidos que han generado el descontento social durante los últimos 30 años. El nepotismo, la corrupción y la idea de que la política la hacen los políticos, han sido factores que han contribuido a la crisis de representación que hay en Chile. Sería fácil decir que “no somos todes iguales”, pero eso es parte de un proceso más profundo, que no se va a resolver con eslóganes o candidaturas vacías, se va a resolver con un compromiso constante con las demandas y necesidades de les excluides de la política en las últimas décadas. La gente solo va a confiar si nos conoce, si nos hacemos parte de las luchas, si quienes militamos en partidos, abandonamos un lugar de iluminación, y asumimos que el protagonismo, en este momento histórico, es de los sectores populares en sus diversas formas de organización.
En este momento existen muchas candidaturas independientes en varios distritos, lo que podría dispersar el voto transformador ¿cómo crees que se puede subsanar esa situación?
Sigo creyendo que debiéramos intentar llegar a acuerdos, entre independientes que representan a fuerzas transformadoras y partidos políticos con vocación transformadora. La unidad con la oposición neoliberal, esa que gobernó con los empresarios, concesionó el país y reprimió las luchas populares, no es posible, porque no queremos mantener el modelo, queremos transformarlo. No pasa lo mismo con organizaciones como No + AFP o la Coordinadora 8M, que representan luchas valiosísimas y que debieran estar representades en la Convención Constitucional, a mí sí me gustaría acordar una estrategia electoral con elles. Hoy día la dispersión de votos y multiplicidad de listas es inminente, por lo que debemos consensuar la ruta de las transformaciones y apuntar a convocar a más personas a votar.
Por último ¿algún mensaje para quienes votan en el Distrito 9?
La votación del 11 de Abril es importantísima, porque tenemos la posibilidad de construir un marco general, en el que podemos transformar cómo se organiza el Estado y qué derechos tenemos garantizados como ciudadanes que conviven en el país. Creo que puedo ser un portavoz de las expectativas de transformación que tenemos y aportar en la definición de caminos que incorporen a la mayoría social hacia ese espacio de definiciones. No creo que la Convención deba ser una especie de segundo Congreso, inaccesible, ahí vamos a tener una tarea importante. Hoy nos toca a nosotres: las voces que fuimos silenciadas todos estos años. Gritando y luchando, nuestro futuro es dignidad.
Activista sindical, militante de Convergencia Social, e integrante del Comité Editorial de Revista ROSA. Periodista especialista en temas internacionales, y miembro del Grupo de Estudio sobre Seguridad, Defensa y RR.II. (GESDRI).