Fue la fuerza social desplegada en las calles la que corrió los límites de la política institucional. Las millones de personas que se manifestaron fueron capaces de conseguir un proceso que para la política institucional no había sido más que un permanente deseo que hasta antes de la revuelta parecía imposible. El grado de movilización que exista durante la realización de La Convención determinará más que cualquier otro factor el destino del proceso y por tanto los marcos de la política de este nuevo ciclo.
por Gonzalo Silva Brunetti
Imagen / Las negras del ajedrez. Fuente.
Una consideración previa
Para comprender los alcances y posibilidades del proceso en curso existe una incógnita muy relevante por despejar. El resultado del plebiscito del 25 de octubre nos dará luces de dos cuestiones que serán determinantes para lo que sigue. Por una parte la participación, específicamente, el diferencial que aparezca sobre las votaciones nacionales recientes, será un indicador de cuanta de la fuerza social desplegada en la revuelta se ha trasformado en participación política. Por otra parte, el diferencial entre las distintas opciones del plebiscito; rechazo versus apruebo pero, también, entre convención mixta y constitucional al interior del voto apruebo, nos darán algunas claves de interpretación del estado de la lucha social en clave política. Será entonces una primera tarea construir una interpretación apropiada de la voluntad general para entender el nuevo escenario.
Proceso constituyente en clave revolucionaria
Para una política revolucionaría, es decir, aquella que no se platea como objetivo la contención y administración de la conflictividad social sino que su superación. El proceso constituyente no debería ser considerado un fin en sí mismo, sino que, un momento de un proceso mayor de acumulación con arreglo a la construcción de una sociedad distinta. Puestas las cosas de este modo cabría preguntarse ¿qué puede aportar este proceso constituyente a la construcción de una sociedad de seres humanos libres de toda forma de explotación, opresión y dominación?. A continuación propondré, de forma muy preliminar, algunos elementos que, me parece a mí, podrían apuntar en esta dirección.
Construcción de un bloque político y social
La construcción de una propuesta de constitución que represente los intereses de los pueblos chilenos es una oportunidad para superar una lógica puramente electoral o instrumental de articulación. La creación colectiva y popular de los contenidos constitucionales pude ser el punto de partida para la consolidación de un bloque decididamente trasformador que se plantee desde una absoluta amplitud a todas las fuerzas políticas y sociales comprometidas con la superación del modelo de sociedad instalado en la dictadura y profundizado por 30 años de política binominal.
Ampliación y profundización del campo popular organizado
Este proceso considerado en otro aspecto debe ser pensado como un gran proceso de pedagogía popular, que encuentre en la traducción del malestar local y particular en posiciones políticas comunes, el fundamento para la configuración de una autoconciencia colectiva que recupera progresivamente el poder de su autodeterminación.
Sobre la Convención Constitucional
Esta instancia será un indicador del estado de la correlación de fuerzas y al mismo tiempo dará algunas señales de la reconfiguración del escenario político en el que se va a desplegar la disputa en el futuro inmediato. Cual sea el resultado de este proceso debe ser considerado como un momento de la lucha general, por tanto, no será nunca un cierre de ciclo. Para conseguir las condiciones más favorables para la disputa posterior serán determinantes los siguientes factores; contar con una propuesta constitucional de máximos construida de forma democrática y participativa, un bloque político comprometido para defender esta propuesta que al mismo tiempo tenga la flexibilidad para hacer acuerdos contingentes en materias específicas que encuentren apoyos más amplios, por último el factor más determinante para el resultado de la Convención será la movilización social permanente durante toda su realización. Fue la fuerza social desplegada en las calles la que corrió los límites de la política institucional. Las millones de personas que se manifestaron fueron capaces de conseguir un proceso que para la política institucional no había sido más que un permanente deseo que hasta antes de la revuelta parecía imposible. El grado de movilización que exista durante la realización de La Convención determinará más que cualquier otro factor el destino del proceso y por tanto los marcos de la política de este nuevo ciclo.
Algunas posiciones
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Un bloque político social con capacidad real de trasformar la sociedad debe estar compuesto como mínimo por todas las fuerzas políticas agrupadas en Que Chile Decida y Chile Digno y también las organizaciones sociales que han estado en la lucha feminista, ecologista, educacional, por pensiones dignas, organizaciones de trabajadoras y trabajadores y todas las formas que el pueblo chileno se ha dado para organizarse y luchar.
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Las fuerzas políticas trasformadoras que están comprometidas con la superación de la conflictividad social y no con su contención y administración deben apoyar todas las formas de movilización popular y promover de manera activa y clara el despliegue de la fuerza social en clave de protesta.
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Es urgente que las fuerzas trasformadoras empujen el fin del estado de emergencia que en su versión actual ha mostrado ser más que un dispositivo para proteger a las y los ciudadanos de los efectos de la pandemia un instrumento de control de las manifestaciones populares.
- Luego del plebiscito y hasta el comienzo de la convención constitucional las fuerzas políticas y sociales trasformadoras deben disputar las condiciones de su realización. Democratizar y darle soberanía a La Convención son tareas pendientes. Es central empujar la realización de un plebiscito intermedio que permita, por una parte reducir el poder de veto de las elites minoritarias y al mismo tiempo ponga en el pueblo chileno la deliberación final de aquellas materias en que no exista acuerdo.
Gonzalo Silva Brunetti
Integrante del Equipo Editorial de ROSA y militante del Comunal Ñuñoa de Convergencia Social.