Necropolítica y terrorismo biológico: Chile y las consecuencias de la Pandemia

A través de dicha perspectiva, podemos entender el actuar del poder ejecutivo, enmarcado en un accionar ligado al “hacer morir y dejar vivir”. En primera instancia, la idea de no decretar cuarentena,  somete a la población a la incertidumbre respecto a la posibilidad de contagio, aislamiento y detección de casos. Vislumbrando dialécticas de la lucha de clases, pues para el Gobierno, un denominador de clase, permitiría a algunos vivir la cuarentena en tranquilidad, mientras que las clases explotadas se les exige mantener la cadena de producción. Unos serían los gerentes de recursos humanos, mientras los otros los recursos a disposición. En cierta medida sigue primando el capital por sobre la salud pública. La polvareda levantada por la decisión de cerrar centros comerciales rayaba en el absurdo entendiendo la crisis sanitaria. Y la mala implementación del toque de queda somete, una vez más, a las clases menos acomodadas a un escenario de peligro.

por Óscar Gutiérrez Muñoz

Imagen / Días de Peste, Paulo Slachevsky. Fuente: Flickr.


A la fecha, el avance de la crisis sanitaria del Covid-19 ha puesto en jaque a la comunidad internacional. Desestabilizando nuestra forma de vida a nivel planetario, desnudando en gran medida la estructura económica mundial,  desarticulando los febles hilos que la mantenían en funcionamiento, cuestionando los alcances del modelo capitalista, exigiéndonos como seres humanos, una capacidad de cooperación y respeto sin precedentes en la historia moderna. La Canciller federal de Alemania, Angela Merkel, inclusive se ha aventurado a señalar, que la pandemia, es “el mayor desafío desde la Segunda Guerra Mundial”[1].  Hoy (23/3/2020)  se contabilizan 337.964 casos a nivel mundial, de los cuales 15,142 han perdido la vida[2].

 La  OMS, y la comunidad científica internacional han llamado a los países a extremar medidas, con el fin de resguardar a su población. Promoviendo el aislamiento social, y cuarentenas de forma preventiva, buscando aplanar la curva de contagio. Todo con el fin de no saturar los sistemas de salud mundiales. El Colegio Médico de Chile, a través de su presidenta Izkia Siches, ha señalado la importancia de aplicar una cuarentena preventiva. Advirtiendo al Gobierno, en reiteradas ocasiones la posibilidad de un colapso sanitario grave en el sistema de salud chileno[3].  La evidencia científica, siguiendo la curva de contagio así lo demuestra: “Dado nuestro precario sistema de salud, que colapsa todos los años por la influenza y el virus sincicial, el 3,8% de muertos de Italia nos parecerá un edén. Lo peor de todo lo recibirán quienes están sobre los 50, principalmente los adultos mayores”, ha señalado recientemente el Biólogo computacional, Tomás Pérez-Acle[4].

Ante la magnitud de las pruebas, y la presión de otras autoridades (mayoritariamente alcaldes), la pregunta sigue siendo la misma. ¿Qué pasa por la cabeza de las autoridades de Salud, Ministro Jaime Mañalich y la subsecretaria de salud Paula Daza? ¿Qué espera Sebastián Piñera para decretar una cuarentena total?  Lo más sencillo sería culpar a la inoperancia, ineptitud, un dejo de negacionismo, o aquella marcada arrogancia del mencionado ministro. Sin ir más lejos en cadena nacional, cuestionaba el uso (a su juicio equivocado) de la palabra “cuarentena” a nivel mundial,  señaló que dichas medidas le parecían exageradas, y entre otras tergiversaciones señalaba nuestra capacidad de afrontar la crisis[5]. Días después, alcanzó notoriedad mundial por sus dichos respecto a la animosidad del virus “¿Qué pasa si el virus muta y se pone buena persona?”[6]

Podríamos, posterior a la crisis, entender el comportamiento de dichas autoridades desde dos perspectivas, la primera, un actuar negligente, que por desconocimiento o inoperancia lo llevaron a tomar determinadas decisiones y la segunda un dolo, una intencionalidad. Si nos decantamos por la primera, (que dado los antecedentes puede ser perfectamente posible), nos encontramos ante autoridades no aptas para los cargos, por lo que podríamos solicitar, mediante el artículo 52 de la actual constitución, una acusación constitucional, por su negligente actuar durante la pandemia. Si nos decantamos por la segunda, podemos visualizar que la dinámica de poder, de la institución gubernamental, apunta a una desechabilidad de la vida humana. No siendo la vida de los individuos más importante, por ejemplo, que el capital, y prevaleciendo una dinámica de libre mercado, inclusive en un estado tan excepcional como el presente.

Dicho actuar, es abordable a través del concepto de Necropolítica (2006) acuñado por el filósofo y teórico político camerunés Achille Mbembe. El autor, haciendo una relectura del concepto de bio-política de Michel Foucault, propone que lo que entendemos por soberanía sería el poder del que dispone el Estado para controlar la vida o muerte de su pueblo. En nuestra situación actual, desoír advertencias y estudios de profesionales del área médica, sería parte de la facultad soberana al decidir qué tipo de política de sanidad pública utilizar.

Foucault identifica una anatomo-política del cuerpo humano. La cual teorizaba respecto al disciplinamiento social y corrección de los sujetos (anómalos)[7], a través de la idea de poder soberano, que se ejerce sobre la ciudadanía. Y una biopolítica de la población centrada

 “en el cuerpo-especie, en el cuerpo transido por la mecánica de lo viviente y que sirve de soporte a los procesos biológicos: la proliferación, los nacimientos y la mortalidad, el nivel de salud, la duración de la vida y la longevidad, con todas las condiciones que pueden hacerlos variar; todos esos problemas los toma a su cargo una serie de intervenciones y controles reguladores”. (Foucault, 2007:168)

Estas formas de disciplinamiento y control, constituirían la conceptualización de aquello que se denomina  bio-poder[8]. “El establecimiento, durante la edad clásica, de esa gran tecnología de doble faz –anatómica y biológica, individualizante y especificante, vuelta hacia las realizaciones del cuerpo y atenta a los procesos de la vida- caracteriza un poder cuya más alta función no es ya matar sino invadir la vida enteramente”. (Foucault, 2007:169)

Mbembe utiliza la noción de bio-poder para:

[…] referirse a un régimen inédito que toma como nuevo objetivo y vehículo de acción el bienestar de la población y la sumisión corporal y sanitaria de sus ciudadanos, se nos presenta como el antecedente del necropoder. Los Estados […] tienen como objetivo el control y gestión de la población en cuanto nuevo recurso (junto al territorio y los bienes que en él se hallan), para lo cual despliegan técnicas de desacralización de lo biológico, lo demográfico y todo lo referente a la vida humana. (Falomir, 2011: 14).

El camerunés sostiene que la administración de los organismos (ciudadanos) como recursos, apunta a un manejo, por parte de los regímenes políticos, emplazado en una estructura de  “hacer morir y dejar vivir”. En este sentido, los mecanismos de administración pública, tomarían sus decisiones en torno a la importancia de dichos “recursos”, y la factibilidad de retorno económico que los mismos puedan entregarle. Para ejemplificar, en ciertas condiciones (como una guerra), los enfermos y ancianos resultan una carga, así como en la sociedad actual, aquellos que no pueden incluirse en la fuerza de trabajo.

A través de dicha perspectiva, podemos entender el actuar del poder ejecutivo, enmarcado en un accionar ligado al “hacer morir y dejar vivir”. En primera instancia, la idea de no decretar cuarentena,  somete a la población a la incertidumbre respecto a la posibilidad de contagio, aislamiento y detección de casos. Vislumbrando dialécticas de la lucha de clases, pues para el Gobierno, un denominador de clase, permitiría a algunos vivir la cuarentena en tranquilidad, mientras que las clases explotadas se les exige mantener la cadena de producción. Unos serían los gerentes de recursos humanos, mientras los otros los recursos a disposición. En cierta medida sigue primando el capital por sobre la salud pública. La polvareda levantada por la decisión de cerrar centros comerciales rayaba en el absurdo entendiendo la crisis sanitaria. Y la mala implementación del toque de queda somete, una vez más, a las clases menos acomodadas a un escenario de peligro[9].

El estado ausente, en otros términos sigue haciéndose presente, en el peor de los escenarios, no se toma un control, no se estatizan precios, no hay intervención de los espacios privadas como clínicas. La vida se mantiene comercializada al mejor postor, ¿Es ético cobrar sesenta mil pesos ( sesenta y nueve dólares) por un examen de Covid1-19?  Y qué decir de la subcontratación, de la precariedad laboral, del congelamiento de pagos, o de la capacidad de subsistencia de aquellos que viven del comercio informal, de aquellos que para comer deben partirse el lomo a diario, dónde está el Estado en este tipo de situaciones. Parecen cuerpos abandonados, poco útiles, futuras víctimas para la estadística. Sigue siendo más importante la apertura de patios de comida, de restaurantes, y por supuesto, las asesoras del hogar no pueden ausentarse en dicho aspecto. Similar a lo que ocurre con los profesionales de la educación, reducidos en la estadística a meras labores de cuidado, siendo increpados por su negativa a continuar con clases, a pesar de la incidencia de los menores de edad en el vector de contagio. ¿A quién se defiende? a los sostenedores que necesitan aquel subsidio estatal, o a los miles de hogares que pueden verse afectados frente al contagio de un niño. Misma lógica se puede observar en el pago del CAE y el rol de los bancos.

A su vez la ineficacia de las medidas, ¿han funcionado realmente las “aduanas sanitarias? De qué sirve la cuarentena si las playas de Papudo se encuentran repletas de “veraneantes” o incluso se celebran matrimonios en la zona oriente de la capital[10] . ¿Cuál es la real intención de exponernos a una crisis sanitaria sin precedentes?  No sé bajo qué figura el Ministro de salud y el Presidente, deberían ser juzgados en un futuro, pero sí creo conocer bajo qué forma deberían ser juzgados aquellos pacientes diagnosticados con coronavirus, que no han acatado indicaciones y han expuesto a la población a la enfermedad, terroristas biológicos.

No podemos individualizarlo de otra manera,  el sujeto que tomó un vuelo a Temuco a la espera de un resultado, la señora que en Concepción asistió dos días a una librería argumentando que “la cuarentena se le hacía insostenible”, el sujeto que en estado de ebriedad chocó un auto, modelo Jaguar, y expuso a paramédicos y equipo de rescate a un posible contagio, o el sujeto que en una Clínica escupió a una enfermera. En el contexto actual, todas esas actitudes son crímenes, son terrorismo. No quiero que esto se mal entienda, si por x motivo, tú o algún miembro de tu familia o de la mía, un conocido, un amigo o un vecino son contagiados, es azar, son circunstancias complejas, y se espera que  todos puedan salir del difícil proceso. Ahora, si uno es consciente de su condición, o está en proceso de cuarentena,  entendiendo las circunstancias, es irresponsabilidad, una falta de ética, y por sobretodo una falta de humanidad exponer al resto de la población, comportamiento que debería ser penada con cárcel, entendiendo su actuar como una  transmisión deliberada del SARS-CoV-2. En este momento todos somos potenciales bombas biológicas, y es nuestro deber respetar las otras vidas. La crisis parece haber abandonado Wuhan, el pasado jueves 19 de Marzo no se informaron nuevas infecciones producidas en el territorio. El resto de países nos acercamos a puntos críticos como el sufrido en China, ahora la responsabilidad va en la manera de afrontarlo de parte del gobierno  y sus ciudadanos. Los resultados evidentemente arrojarán responsables, que en este tipo de crisis, no deben ser olvidados.

 

 

Referencias

Falomir Archambault, 2011. Introducción. Necropolítica seguido de Sobre el gobierno privado indirecto, España: Editorial Kairós. 9

Foucault, Michel. 2010. Vigilar y castigar. México: Siglo Veintiuno Editores.

Foucault, Michel. 2000. Historia de la sexualidad v.1 la voluntad de saber. Siglo XXI. Coyoacán, DF. México.

Foucault, Michel. 2007. Historia de la Sexualidad 1. La Voluntad de Saber. México. Siglo XXIEeditores. s.a. de c.v.

Mbembe. Achille. 2011. Necropolítica seguido de Sobre el gobierno privado indirecto. Editorial Melusina. España.

 

 

[1] elpais.com. (18 de Marzo 2020). Merkel pide colaboración ciudadana ante “el mayor desafío desde la Segunda Guerra Mundial”. Carbajosa Ana. Recuperado de  https://elpais.com/sociedad/2020-03-18/merkel-pide-colaboracion-ciudadana-ante-el-mayor-desafio-desde-la-segunda-guerra-mundial.html

[2] Fuente:  https://infographics.channelnewsasia.com/covid-19/map.html

[3] https://www.eldesconcierto.cl/ (16 de Marzo 2020). Colegio Médico y posible colapso del sistema de salud: “No queremos elegir a qué paciente atender y cuál no”. El Desconcierto. Recuperado de  https://www.eldesconcierto.cl/2020/03/16/colegio-medico-y-posible-colapso-del-sistema-de-salud-no-quereos-elegir-a-que-paciente-atender-y-cual-no/

[4] El mostrador. (19  de marzo 2020) Biólogo computacional, Tomás Pérez-Acle: “Dado nuestro precario sistema de salud, el 3,8% de muertos de Italia nos parecerá un edén”. El mostrador cultura. https://www.elmostrador.cl/destacado/2020/03/19/biologo-computacional-tomas-perez-acle-dado-nuestro-precario-sistema-de-salud-el-38-de-muertos-de-italia-nos-parecera-un-eden/

[5] El mostrador. ( 20  de marzo 2020) Mañalich no cede ni un centímetro: “Una cuarentena total es un absurdo, una medida desproporcionada””. El mostrador. https://www.elmostrador.cl/noticias/pais/2020/03/20/manalich-no-cede-ni-un-centimetro-una-cuarentena-total-es-un-absurdo-una-medida-desproporcionada/

[6] El Desconcierto (21 de Marzo 2020). ¿Qué pasa si el virus muta y se pone buena persona?”: frase de Mañalich es destacada por medios internacionales. El Desconcierto. https://www.eldesconcierto.cl/2020/03/21/que-pasa-si-el-virus-muta-y-se-pone-buena-persona-frase-de-manalich-es-destacada-por-medios-internacionales/

[7]  Conceptos ampliamente analizados en Vigilar y Castigar (1975)  y Los Anormales. Curso del Collège de France (1974-1975).

[8] “La vieja potencia de la muerte, en la cual se simbolizaba el poder soberano, se halla ahora cuidadosamente recubierta por la administración de los cuerpos y la gestión calculadora de la vida. Desarrollo rápido durante la edad clásica de diversas disciplinas -escuelas, colegios, cuarteles, talleres; aparición también, en el campo de las prácticas políticas y las observaciones económicas, de los problemas de natalidad, longevidad, salud pública, vivienda, migración; explosión, pues, de técnicas diversas y numerosas para obtener la sujeción de los cuerpos y el control de las poblaciones. Se inicia así la era de un “bio-poder”,(Foucault, 2007:169)

[9] El Desconcierto (23 de Marzo 2020). ¿Qué pasa si el virus muta y se pone buena persona?”: frase de Mañalich es destacada por medios internacionales. El Desconcierto. https://www.eldesconcierto.cl/2020/03/23/fotos-efecto-no-deseado-del-toque-de-queda-amplia-aglomeracion-en-paraderos-y-metro-sin-distancia-minima/

[10] Publimetro (23 de Marzo 2020). Matrimonio en Vitacura desata ola de críticas: asistió desde ex ministro de Piñera a “Coco” Legrand. Baeza Angélica.https://www.publimetro.cl/cl/social/2020/03/23/matrimonio-vitacura-desata-ola-criticas-asistio-desde-ex-ministro-pinera-coco-legrand.html

Óscar Gutiérrez Muñoz

Licenciado en Educación, Bachiller en Humanidades, Magíster en Literaturas Hispánicas, y candidato a Doctor en Literatura Latinoamericana por la Universidad de Concepción.