Este texto corresponde al editorial de revista ROSA #1, publicación impresa que se presenta el próximo martes 8 de octubre en Sala La Comedia del Teatro ICTUS (Merced #349, Santiago) desde las 19 hrs. A partir de esta semana, cada edición de revista ROSA digital incluirá un texto de nuestra primera edición impresa. Al término de este periodo, la edición impresa estará completamente disponible en nuestro sitio web, como antesala de la publicación de su segunda edición en marzo del 2020.
“ROSA es también una propuesta a asumir este tiempo como una urgencia. Todavía está ahí el espectro de esa izquierda gloriosa y su generosa intelectualidad, presta a emplear sin complejos su instrumental crítico para definir la realidad a transformar. Esa imagen hoy “oprime como una pesadilla el cerebro de los vivos”. Nuestra timidez e inseguridad a la hora de analizar el presente, la dificultad para definir las formas y oportunidades que reviste hoy la lucha de clases, reflejan un problema profundo: la pérdida del sentido de urgencia de la práctica crítica. Creemos neutralizar ese extravío repitiendo mecánicamente las frases que nos tranquilizan, actualizando el catequismo que ordena a la tribu y fija esa confortable frontera que nos salva del error. En vez de arriesgarse a comprender la realidad de la lucha política, se decreta que el horizonte está lleno de vacío, y así se naturaliza la imposibilidad de cartografiar las contradicciones actuales, esas que no sabemos nombrar porque no se parecen a las formas que tenía el mundo cuando aprendimos a hablar. Esta revista no rehúye ese problema”.
por Comité Editorial revista ROSA
Imagen / portada revista #1
“La necesidad de albergar un mensaje de esperanza estimula la inclinación a sobreestimar la importancia de los procesos contrarios, a apoyar acciones inapropiadas con posibilidades desinteresadas, a alimentar ilusiones acerca de fuerzas imaginarias. Probablemente, ninguno de los que nos situamos en la izquierda quedamos a salvo de esta tentación, que puede incluso buscar una justificación en la regla general de las consecuencias inesperadas derivadas de toda transformación histórica: el sentido dialéctico según el cual, inesperadamente, las victorias pueden generar a su vez vencedores sobre las mismas. También es cierto que ningún movimiento político puede sobrevivir sin ofrecer a sus adherentes un cierto alivio emocional, que en períodos de derrota involucrará inevitablemente elementos de resarcimiento psicológico. Sin embargo, las tareas de una revista intelectual son otras. Su primera obligación consiste en proporcionar una descripción precisa del mundo, con independencia de su orientación moral.”
(Perry Anderson, Renovaciones, NLR n°2, 2000)
No hemos llegado a inventar futuros, ni tampoco a sepultar pasados. Somos un episodio más. En términos de época y editoriales, ROSA se inscribe en esa “historia larga” de las revistas de izquierda, discernible desde hace un siglo y medio; y también en la “historia corta” de los medios que han acompañado el nacimiento político institucional y social de la nueva izquierda, esa que ha vuelto a reclamar existencia tras la radicalización política de la sociedad chilena y del mundo en los últimos diez años. En ese sentido, se reconoce en la senda de la crítica desarrollada en épocas anteriores, referenciada en revistas como Arauco, Principios y Punto Final, y a nivel latinoamericano en medios como Casa de las Américas (Cuba), Princípios (Brasil), Marcha (Uruguay), Orientación y Pasado y Presente (Argentina). ROSA es otra de las tantas trincheras continentales dispuestas para la elaboración conspirativa entre intelectuales y política. Cada uno de esos espacios editoriales, y tantos otros que se reconocieron en el amplio y a veces ambiguo campo de la izquierda, se caracterizaron por defender el debate político abierto, público y sobre todo honestamente interesado en mejorar las condiciones y profundidad de la discusión acá, en el sur del sur. Desde ese mismo lugar, ROSA vuelve a poner pilares sobre esa defensa.
Posicionada en el compromiso intelectual latinoamericano con la izquierda, ROSA es una revista que organiza en lo escritural y lo visual una perspectiva orgullosamente parcial. Se posiciona así en coordenadas críticas del debate político contemporáneo: la lucha anticapitalista, feminista y antiimperialista, confluyente en la cada vez más extendida defensa de territorios y recursos comunes, así como en la lucha por la cuestión ecológica. En la medida de sus posibilidades y con la simpleza de sus ya probados recursos, busca contribuir al sostenimiento de vidas desplegadas a contracorriente del avance del mercado y sus formas de explotación. Niega a ese mismo mercado toda forma de tregua o conciliación, sobre todo ahora, cuando sus fuerzas encabezan una férrea arremetida de “remoción” y “renuncia” a la idea y concreción de los derechos sociales, que constituyen el patrimonio más valioso obtenido por las luchas políticas del siglo XX. Lejos del conformismo, reconocemos en esos derechos una conquista irrecusable de la “historia larga” en que ROSA está inscrita. En la revaloración y renovación del compromiso con esos derechos elementales, sostenemos en particular el de la libre expresión, insumo indispensable para la forja de un espacio público que garantice un debate racional y pertinente sobre las primeras, segundas y actuales izquierdas, teniendo siempre a la vista el desarrollo de lineamientos para la lucha en común. Frente a la diversidad de voces coyunturales que en la actualidad sostienen este interés, ROSA manifiesta la vocación de otorgar historicidad y persistencia a los sectores sociales amenazados por el olvido, empleando como herramienta el trabajo editorial e intelectual que se reconoce como militante. Hoy, cuando la mayoría de las nuevas fuerzas políticas –las mismas que se proclaman parteras institucionales de una nueva izquierda– parecen consumidas por el entusiasmo parlamentarista, parece ineludible recobrar esas herramientas para pensar las relaciones con la sociedad y la militancia.
Garantizando el libre acceso a través de la publicación progresiva de estos contenidos en su espacio virtual, ROSA opta por una edición en papel no tanto por el reflejo nostálgico de producir “objetos revolucionarios”, esos que en otros tiempos se transaban como testimonio del compromiso militante, y que volvían tangible la urgencia por transmitir por escrito el hálito incontenible del futuro. Además de aquello, nos motiva rescatar un artefacto moderno para fijar materialmente este nuevo intento de construcción histórica de una cultura propia, anticapitalista, roja, desplegada en sus propios medios, lenguajes y valoraciones, y expresada en nuevos recursos y posibilidades. Esa es la función del tiraje de cien ejemplares que tendrá este primer número, para que sea llevado, apropiado, compartido, desgarrado, criticado y exhibido con orgullo por quienes sigan identificándose con la izquierda y su propuesta de mundo, a cien años de la Revolución Rusa y doscientos del nacimiento de Marx, a un siglo del compromiso antifascista de la cobardemente asesinada Rosa Luxemburgo, y también a casi cincuenta años del triunfo democrático de Salvador Allende y la Unidad Popular.
ROSA es también una propuesta a asumir este tiempo como una urgencia. Todavía está ahí el espectro de esa izquierda gloriosa y su generosa intelectualidad, presta a emplear sin complejos su instrumental crítico para definir la realidad a transformar. Esa imagen hoy “oprime como una pesadilla el cerebro de los vivos”. Nuestra timidez e inseguridad a la hora de analizar el presente, la dificultad para definir las formas y oportunidades que reviste hoy la lucha de clases, reflejan un problema profundo: la pérdida del sentido de urgencia de la práctica crítica. Creemos neutralizar ese extravío repitiendo mecánicamente las frases que nos tranquilizan, actualizando el catequismo que ordena a la tribu y fija esa confortable frontera que nos salva del error. En vez de arriesgarse a comprender la realidad de la lucha política, se decreta que el horizonte está lleno de vacío, y así se naturaliza la imposibilidad de cartografiar las contradicciones actuales, esas que no sabemos nombrar porque no se parecen a las formas que tenía el mundo cuando aprendimos a hablar. Esta revista no rehúye ese problema. Al contrario, lo enfrenta. Asume que nunca hubo realidades sociales puras, nunca hubo sujetos sociales transparentes, ni libres de contradicciones y ambigüedades, sino que se presentaban complejos y difusos. Las nuevas formas de la lucha de clases desbordan los conceptos y teorías canonizadas y obligan a tomar una decisión: o el uso cortesano, academicista y neutralizado del viejo lenguaje, o el uso político, necesariamente pagano e insolente, de esa lengua que no terminamos de balbucear. La tarea que nos proponemos desafía abiertamente el falso límite interpretativo que se nos ha impuesto. En esa realidad compleja, aparentemente vacía y desordenada, queremos identificar el orden, las mecánicas de clase y las fuerzas que actúan en su definición.
En el afán por hacer lo que supuestamente ya no corresponde, este primer número está centrado en los balances estratégicos de los ciclos políticos recientes, tanto de Chile como otras regiones. Se adentra en reflexiones y propuestas de lectura de los procesos de lucha popular abiertos desde 2011 hasta el presente, y que contrastan con la crisis de los denominados progresismos del continente. Esta revista parte, así, abriendo sendas para el ajuste de cuentas con el tiempo que la creó. Se incluyen lecturas sobre el movimiento estudiantil y la nueva izquierda, el movimiento feminista, el sindicalismo docente, la permanencia de la Transición; también sobre los procesos políticos y económicos recientes en España, Brasil y Venezuela; además, se presentan dos entrevistas, a Matthew Huber, sobre la crisis climática global, y al alcalde comunista de Recoleta (Santiago), Daniel Jadue, sobre las posibilidades del municipalismo. Todos estos escritos y entrevistas se plantean la pregunta por el balance y la estrategia en la última década. Distintos autores se atreven a nombrar y a describir el relieve de los procesos vividos, todavía quemantes, que de una u otra forma han cambiado el escenario de la izquierda global, de una escena alicaída a un informe despunte. Ese atrevimiento insolente es una necesidad vital para esta revista. En tiempos terribles, es mejor elaborar disculpas que tramitar permisos. Y es todavía más urgente discutir. Sepan los lectores regulares y también los fortuitos que estas páginas y nuestra edición digital estarán siempre abiertas para el debate fraterno y descarnado, en especial de que se pronuncie aquí.
Bienvenidos al primer número de la edición impresa y semestral de revista ROSA, que esperamos también sirva de excusa para encontrarnos y compartir trayectorias. No es casual que presentemos este número en un lugar preñado de memoria, historia y novedad como la Sala La Comedia del Teatro ICTUS. Se trata de un gesto que actualiza décadas de compromiso con la construcción de nuevos mundos en la confluencia entre arte y política. Tampoco es casual que ROSA salga de los talleres de LOM Ediciones, uno de los nervios editoriales de la izquierda y la intelectualidad crítica chilenas, y sin cuyo apoyo este proyecto no habría sido posible. A ICTUS y a LOM, y desde luego a las autorías que participaron en el presente número, extendemos nuestros más sinceros agradecimientos. Esperemos que este sea un buen viaje juntos por un ya viejo y largo camino.