“Ser violada es lo más latinoamericano que hay, entiéndase violada en todos los sentidos de la palabra”. Esta cita es parte del texto dramatúrgico y es enunciada en una de las escenas neurálgicas de la obra. En ella, una de las actrices representa a una artista, que en una búsqueda obcecada por encontrar su identidad –que es también la identidad de su territorio–, se apoya en las pinturas de Paul Gauguin para crear una instalación viva. ¿Cómo la mirada masculina y eurocentrada ha representado a la mujer latinoamericana? Precisamente es esta referencia artística, la que insinuaría una permanencia de lógicas occidentales para definir una subjetividad latinoamericana, nos muestra al sujeto que observa –el colonizador– y aquello que queda bajo su mirada –el “Otro” colonizado/a–.
por Luciana Pastor Martínez
Imagen / Juan Ramírez Jardua
El segundo montaje de la compañía Teatro Sigilo Isabelle H. Sudamerican Actress, recientemente finalizó su primera temporada en Teatro Sidarte. Es la segunda dirección y dramaturgia en conjunto de Daniela Carvajal, Florencia Pastor y Constanza Sepúlveda, actrices egresadas de la Universidad de Chile. Destaca también el trabajo de Nicolás Zapata en diseño lumínico, Octavio Oshee en diseño sonoro y Michelle Mella en producción. Bajo la idea de la interdisciplina y utilizando elementos del teatro performativo, la ficción se desarrolla luego de que tres actrices chilenas reciben una respuesta negativa ante una residencia artística en Francia. A partir de este núcleo argumental, esta obra en clave de comedia negra problematiza sobre el género, la búsqueda de la identidad y el fracaso.
A través del cruce de diferentes lenguajes escénicos, esta obra instala la problemática en torno a la construcción de una identidad latinoamericana. De modo de proponer una reflexión sobre el rol que ha tenido la representación artística en ello, las actrices develan la existencia de un dispositivo colonial, que ha configurado históricamente las visiones estéticas exotizantes sobre los cuerpos y territorios de América Latina.
“Ser violada es lo más latinoamericano que hay, entiéndase violada en todos los sentidos de la palabra”. Esta cita es parte del texto dramatúrgico y es enunciada en una de las escenas neurálgicas de la obra. En ella, una de las actrices representa a una artista, que en una búsqueda obcecada por encontrar su identidad –que es también la identidad de su territorio–, se apoya en las pinturas de Paul Gauguin para crear una instalación viva. ¿Cómo la mirada masculina y eurocentrada ha representado a la mujer latinoamericana? Precisamente es esta referencia artística, la que insinuaría una permanencia de lógicas occidentales para definir una subjetividad latinoamericana, nos muestra al sujeto que observa –el colonizador– y aquello que queda bajo su mirada –el “Otro” colonizado/a–.
Con una estética barroca que se reactualiza en clave de acción de arte, la instalación consiste en que dos actrices representan un ejercicio de poder y dominación entre conquistadores europeos e indígenas conquistados/as. Con la intención de acercarnos al origen de una violencia colonial masculina, las actrices evidencian aquel discurso hegemónico que ha constituido históricamente la materialidad de los cuerpos femeninos. En este sentido, si bien nos muestran este acto, al mismo tiempo, lo interrumpen. ¿Cómo presentar lo irrepresentable? ¿De qué modo representar la experiencia de América Latina, si a la vez es lo inexpresable como tal? La obra Isabelle H. Sudamerican Actress, por medio de una estética performativa, nos propone ingresar a estas interrogantes, descolonizar nuestra mirada y acercarnos a la presentación de una historia de violencia, que es a la vez lo que determinaría el pasado y presente de nuestros territorios.
Luciana Pastor Martínez
Magíster en Estéticas Americanas, Pontificia Universidad Católica de Chile.