La acción gubernamental en el actual ciclo inflacionario

Mientras la institucionalidad vigente no permita equilibrar la cancha entre el trabajo y el capital, es nuestra responsabilidad mostrar un camino de seguridad y apoyo a quienes más lo necesitan. En esto, la izquierda chilena debe ser sinónimo de innovación en cuanto a cómo enfrentar contingencias como la que vivimos actualmente, y no defender discursivamente lógicas que hemos criticado durante ya bastantes años. Si el gobierno se entrampa defendiendo las respuestas políticas de antaño, jamás podremos desprendernos de la camisa de fuerza neoliberal. Como dijesen unos jóvenes de San Miguel tiempo atrás: “jugando juegos de otros nunca vamos a campeonar”.

por F. Aguilar

Imagen / ¿Somos amigos o no somos amigos?, 8 de julio 2022. Fuente: Camila Vallejo en Instagram.


Nuestro gobierno se enfrenta tempranamente a uno de los grandes desafíos que tendrá su administración: ofrecer un horizonte de cambios, cohesión social y estabilidad económica que permitan al pueblo de Chile aferrarse a certezas que ayuden a las familias a planificar y desarrollar sus proyectos de vida. Siendo esta una manera de generar las confianzas necesarias para materializar los cambios que la inmensa mayoría reclama. Por esta razón, llama la atención que desde nuestras filas se asuman y vociferen discursos que describen cualquier acción estatal como acelerante del proceso inflacionario que vivimos hoy. Sobre todo, cuando a la luz de los hechos acontecidos estos últimos años, las lógicas de corte neoliberal están lejos de ser la panacea para alcanzar una estabilidad social altamente reclamada.

Es innegable que actualmente enfrentamos un complicado escenario internacional que, en lo económico, ha presionado el valor de nuestra moneda a la baja impactando los precios de bienes esenciales para la vida, como alimentos y energía. Este shock que presumiblemente podría considerarse transitorio, se enlaza con los efectos recesivos de la agresiva política monetaria llevada a cabo en nuestro país desde mitad del año pasado, junto a los bajos niveles de sindicalización que no permiten a la gran mayoría de los trabajadores negociar alzas en sus salarios para hacer frente al ciclo inflacionario actual. Esta mezcla de elementos está afectando el poder adquisitivo de las familias chilenas, las cuales han visto cómo sus ingresos alcanzan cada vez menos para adquirir bienes y servicios[1]. Se trata de una cuestión que debe ser enfrentada con decisión y como una de las mayores preocupaciones por un gobierno de izquierdas.

Hasta el momento, la actual administración ha actuado responsablemente, impulsando la mayor alza en términos reales del salario mínimo de los últimos veinte años, como también subvencionando las alzas de las bencinas y parafinas, y aumentando el aporte canasta básica de alimentos. Son todas políticas muy bien valoradas por la ciudadanía. Sin embargo, ya sea por informalidad laboral, desempleo, sobre calificación para obtener beneficios o la baja capacidad de negociación colectiva ya mencionada, buena parte de la población aún se encuentra en la cola del vagón para enfrentar este invierno. De ahí que la idea de poder ofrecer una ayuda acotada y transitoria haya tomado fuerza durante las últimas semanas. Esto ha desatado un debate sobre el efecto que podría tener un nuevo esfuerzo estatal sobre los actuales niveles de precio y la persistencia de estos. Sobre todo, cuando muchos han planteado que la política monetaria llevada por el Banco Central es razón suficiente para esperar de brazos cruzados cómo los trabajadores retoman su poder adquisitivo.

Desde las miradas más ortodoxas del neoliberalismo, los altos niveles de inflación son el resultado del exceso de dinero en la economía y la respuesta a esto es inevitablemente relajar el ciclo económico con alzas en la tasa de interés. Aunque es cierto que los desajustes entre la demanda y la oferta son parte del presente escenario a raíz de los retiros de fondos de pensiones y ayudas estatales para enfrentar la pandemia, la política monetaria agresiva que hemos experimentado desde mitad del año pasado podría no cumplir a totalidad su objetivo dadas las condiciones económicas internacionales. Las repercusiones de la invasión rusa en Ucrania, y el incierto futuro económico de las potencias occidentales, tienen los precios de alimentos, el petróleo y la especulación respecto al tipo de cambio en niveles no vistos desde hace tiempo. Por lo mismo, confiar en que exclusivamente las acciones del Banco Central ayudarán a controlar la totalidad de los precios en el corto plazo no es más que una idea ingenua y que esconde el problema actual.

Por otro lado, y como inicialmente se mencionó, otro elemento que aumenta la necesidad de ayuda a las familias tiene que ver con el poder de negociación que presentan actualmente los trabajadores. A diferencia de lo vivido hasta antes de la implantación del régimen neoliberal, el poder de negociación con el que estos cuentan para exigir alzas salariales está lejos de ser el que ostentaban hacia mitad del siglo XX. Aunque es cierto que, sumado a otras presiones de carácter monetario, esto contribuía a la persistencia de la inflación, también es importante señalar que esa negociación lograba sostener el poder adquisitivo de las familias frente a aumentos en el costo de la vida. En otras palabras, los sindicatos tenían la capacidad de exigir a los dueños del capital repartir la riqueza creada para hacer frente a las alzas de precios.

Este último argumento no es baladí e incluso está siendo considerado en discusiones de carácter académico. En un artículo que ha causado controversia, dos economistas del seno del Banco Central estadounidense han desafiado la teoría neokeynesiana dominante al señalar que, más que las alzas agresivas de tasa de interés para controlar la inflación, ha sido el constante deterioro del poder de los trabajadores lo que ha contenido la inflación los últimos treinta años en las economías occidentales (Ratner & Sim, 2022). Reviviendo al viejo Marx, los ciclos de alta inflación y su persistencia tendrían estrecha relación con la lucha de clases. Dado que no enfrentaríamos alzas de salarios importantes como resultado de la negociación sindical, existen pocas chances de que el ciclo inflacionario actual persista por mucho tiempo a nivel interno, abriendo espacio para la acción estatal.

Resumiendo, nos encontramos en un escenario donde el ciclo económico no tendrá la capacidad de generar empleo e inversión de manera sustantiva. Si a ello sumamos el alza sostenida de los precios de bienes básicos importada, la capacidad adquisitiva de las familias se verá mermada por el bajo poder de los trabajadores frente al capital. En ese escenario, es probable que cualquier programa de ayuda acotada y transitoria tenga bajo potencial para incidir de manera relevante y directa a la persistencia de la inflación, por lo menos al compararla con lo que nuestras economías vivieron hasta antes del Consenso de Washington.

No cabe duda que el diseño de esos programas debe responder a los compromisos fiscales, pero abrir la caja de herramientas y buscar nuevas formas de apoyo a las familias es un imperativo en este momento. Si hay un momento para actuar y responder al compromiso adquirido con el pueblo de Chile, es ahora.

Mientras la institucionalidad vigente no permita equilibrar la cancha entre el trabajo y el capital, es nuestra responsabilidad mostrar un camino de seguridad y apoyo a quienes más lo necesitan. En esto, la izquierda chilena debe ser sinónimo de innovación en cuanto a cómo enfrentar contingencias como la que vivimos actualmente, y no defender discursivamente lógicas que hemos criticado durante ya bastantes años. Si el gobierno se entrampa defendiendo las respuestas políticas de antaño, jamás podremos desprendernos de la camisa de fuerza neoliberal. Como dijesen unos jóvenes de San Miguel tiempo atrás: “jugando juegos de otros nunca vamos a campeonar”.

 

Notas

[1] Para más detalle consultar el Índice Real de Remuneraciones del INE.

 

Referencias

Ratner David & Jae Sim (2022). “Who Killed the Phillips Curve? A Murder Mystery,” Finance and Economics Discussion Series 2022-028. Washington: Board of Governors of the Federal Reserve System, https://doi.org/10.17016/FEDS.2022.028.

F. Aguilar

Economía –  Partido Comunes.