“No, la izquierda no se aburrió de los libros, compadre, los que se aburrieron de los libros son los de ex izquierda. La izquierda es un fenómeno social, no es solo un fenómeno ideológico, político, estructurado partidariamente, también es un fenómeno social. Y cada vez que regalas libros, hay sectores populares gozosos recibiéndolos. Te puedo enseñar las fotos de ayer, de anteayer, de hace cinco días en estructuras comunitarias de base, en barrios, y esa es la izquierda, la real, la de ciudadanos que dicen “ni un paso atrás”. Los libros tienen un efecto balsámico. Lo sabíamos los que éramos lectores. Y bueno, hay una sensibilidad particular, hay que decirlo, por parte del gobierno y el jefe Andrés Manuel, quien dice “el libro forma parte de los primordiales” y de repente regalamos dos millones cien mil libros en tres meses, a población abierta, en plazas públicas. Puse una sola condición: no regalo ni un solo libro a la burocracia. No regalo libros para que los pongas en la parte de atrás de una biblioteca o para que los bodegues en el Ministerio de Cultura. Ni uno les voy a dar. Los vamos a distribuir todos, mano a mano, a población abierta”.
por Andrés Estefane y Luis Thielemann
Imagen / Paco Ignacio Taibo II. Fotografía de Luis Thielemann.
Entre la millonada de mitos que hay en México, está ese que dice que cuando Paco Ignacio Taibo II abre la boca, la mitad del país para la oreja y la otra finge no hacerlo. Si no es el pescador de Mazatlán, es una tendera veracruzana la que interrumpe lo que está haciendo para averiguar qué demonios dijo hoy Taibo. Escritor y agitador infatigable, Taibo se define como un izquierdista atípico –con una medida de marxista y dos de libertario– bolivariano y anti imperialista. Pero ninguna de sus credenciales, ni la de veterano del ’68 mexicano, es tan fuerte como su disposición anti oligárquica. Ese es uno de los pilotes que anclan su trabajo como director de la editorial pública Fondo de Cultura Económica (FCE), desde donde imprime libros y opera como francotirador en los combates verbales que la 4ta Transformación del gobierno de AMLO sostiene día a día con la oposición o el “viejo régimen”, como astutamente le llaman. “Yo soy particularmente agresivo”, nos dice al referirse a su papel en esas escaramuzas, y al decirlo nos mira de reojo por si nos quedan dudas de que en realidad está pasando un aviso ecuménico. Taibo no pierde oportunidad para dar avisos y mandar recados. Lo hizo, de hecho, una vez finalizada esta entrevista, cuando ya nos despedíamos:
— ¿Pueden encender de nuevo la grabadora? Tengo un recado para ustedes.
— Adelante, ahí está.
— Me da vergüenza que los chilenos tengan un 19% de IVA en los libros. Los veo y digo: “–Qué vergüenza da mirarlos, compañeros chilenos”.
— Pero ese recado tienes que mandarlo al…
— Ya lo mandé.
— ¿Y qué te dijeron?
— Nada, qué me van a decir. Yo vengo por aquí, paso, sonrío y mando recados.
— ¿Pero vieron el bulto o se hicieron los que no?
— Hemos tenido algunas conversaciones en que hemos comentado el tema y nos sonríen. Obviamente son conscientes del problema. Pero les dije “el libro es simbólico, ojo”.
Visitamos a Taibo en la Librería del Fondo Gonzalo Rojas del Paseo Bulnes, en Santiago, en lo que fue la única tarde lluviosa de abril. Lo encontramos dando una charla entrañable a una treintena de estudiantas del Liceo 7, que llegaron ahí de curiosas y también por ser parte de un club de lectura igualito a esos que Taibo ha ayudado a organizar en México y que son parte del programa de fomento lector del cual él es algo así como un soldado-general. En rigor ese programa depende de “brigadas” y una de las asistentes pregunta por qué ese nombre tan bélico para una tarea tan noble. Taibo toma la duda como excusa para hablar de los republicanos de la Guerra Civil Española y con el desvío deja claro que no porque estemos hablando de libros y letras nos vamos a olvidar que la cultura es siempre una batalla. Más todavía tratándose de los enemigos que hay enfrente. Y ahí se abrió cancha para pegarle una vez más a la oligarquía.
Lo que sigue es la conversación que Taibo sostuvo con ROSA en su paso por la capital. Su visita contemplaba también una parada en Valparaíso, para inaugurar la Librería del Fondo Manuel Rojas, hermana de la de Santiago. Nos habló de AMLO y de la 4ta Transformación, de la importancia de que los gobiernos transformadores hagan frente a sus opositores en el campo de la información y la cultura, de los planes del FCE para poner un libro en las manos de muchos latinoamericanos y, ya saben, también del IVA al libro.
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¿Quiénes son los pirruris?
A la madre…
Es una gran palabra y nos llama la atención…
Es un despectivo, muy potente, para referirse a los chicos bien, los elegantes, los finolis. En el terreno intelectual, para referirse a la aristocracia intelectual que tenía una relación de subordinación y negocio con el viejo régimen en México.
Se usa mucho en la batalla cultural que están dando en la 4ta Transformación…
Para insultarlos, colega…
La 4ta está en combate verbal permanente contra el viejo régimen. Un combate a ratos virulento. Yo soy particularmente agresivo.
¿Cuándo comenzó ese viejo régimen según la 4ta Transformación?
En el momento en que se produce el último ascenso, el movimiento de las últimas elecciones robadas con fraude. Se produce un fenómeno de distanciamiento primero, y de ruptura después, que se agudiza de manera muy brutal cuando se crea el primer gobierno de López Obrador tras la victoria electoral. Se van deslindando críticamente del gobierno unos sectores que tienen su origen en figuras del aparato cultural cuyos intereses van a ser afectados de inmediato. Los dos grandes núcleos de la derecha cultural, agrupados en torno a las revistas Vuelta y Nexos, van a sentir afectados sus negocios. Tenían miles de suscripciones, prebendas, obsequios del aparato estatal. Pero además tienen un punto de apoyo en un sector de la aristocracia universitaria que percibe grandes salarios. En México hay una pirámide de profesionales de tiempo completo en la enseñanza universitaria y superior, sostenida de abajo por profesores por hora que ganan una mierda. Esa aristocracia universitaria, que no ha sido afectada económicamente, sí se siente afectada por la idea de que “ahí vienen los pobres”, literalmente. El fenómeno se completa cuando este sector de intelectuales, algunos escritores, gente de la cultura, empiezan a recibir pleno apoyo del universo mediático de la derecha.
¿En qué pie está la derecha?
La derecha en México se ha descompuesto de una manera extrañísima en estos últimos tres años. Primero, los tres partidos de derecha, la estructura partidaria tradicional, se fusionaron. Incomprensiblemente. Y han ido recluyéndose cada vez en un coto más golpeado, desvanecido, porque cargan todos los estigmas de la corrupción del pasado. Pero son sustituidos rápidamente por otra forma nueva de la derecha que en México no conocíamos en ese nivel: un pacto de alianza entre los medios de comunicación más importantes, la mayoría de los periódicos, la mayoría inmensa de las estaciones de radio, la inmensa mayoría de las estaciones de televisión, construyendo un frente amplio que le da voz a estos sectores. Se vuelven opinólogos. Todos tienen opinión. Su opinión es “Andrés Manuel es un caudillo”, “ustedes [refiriéndose a nosotros] son populistas”. Y nosotros respondemos, “bueno, sí, somos populistas, ¿y ustedes qué son, antipopulares o qué cojones? Si por definición de contrarios nos atenemos, nosotros somos populistas ¿y ustedes qué? Y este es un consorcio que golpetea sistemáticamente con la estructura mediática nacional al gobierno de Andrés y sus medidas más progresistas. Ahí se afinaron todos estos. Locutores de televisión que ahora son súper opinólogos, los intelectuales del viejo régimen que gozaban de beneficios y prebendas que ahora no tienen, y algunos reaccionarios de toda la vida. Ahí habrá un caldo de cultivo blando-liberal, en el mejor de los casos, conservador-oportunista, en el peor, que se agrupa en torno a esto.
Y la trinchera de conocimiento e información que ustedes montan, ¿cuáles son sus pilares?
Un milagro. No había. Tenemos la televisión y la radio pública en pañales, con suerte con un 4% de penetración, el otro 96% lo tiene ellos; un periódico, uno; y la red. En la red a mí me dan 1 palo por día, yo devuelvo unos 40. Pero no hay mucho más que eso. Por otro lado, está el poder inmenso de la figura de Andrés, que a través de eso que llaman “La Mañanera”, la conferencia de todas las mañanas, es un referente permanente donde golpea-golpea-y-golpea a la derecha, pero no hay más. Te digo que es un milagro. Que Andrés tenga el 71% de aprobación que tenía el día en que salí de México es un puto milagro. Porque después de tres años de gobierno se supone que hay un desgaste. La teoría política dice que hay un desgaste por gobernar. Bueno, pues aquí crecemos, no decrecemos.
Pero más allá del milagro, cuando diseñan esta trinchera…
¿Quién la diseña? Nadie…
¿Acaso se hace en la marcha? Esta película ya la vieron el ’68…
Esa experiencia está perdida. La generación del 68 está convertida en viejitos simpáticos, como yo.
Pero algo tienen…
Sí, habilidad para insultar, yo tengo mucha habilidad para insultar. A algunos sectores se les pega donde duele, pero la fuerza que tenemos nos la dan las redes, son los muchachos de 20-25 años.
Esos muchachos de 20-25 años, esos sectores con los que hacen el milagro de ese 71% que tiene AMLO hoy, ¿en qué sectores sociales se aloja?
Jóvenes de barrio, jóvenes del movimiento popular, algo de estudiantado de enseñanza media y superior y el hijo del lechero que twittea.
Pero tú tienes una radiografía más grande de México, viajas mucho con tu programa de fomento a la lectura. Ahí, ¿qué ves?
Lo mismo a nivel nacional, por todos lados.
¿Subsumiendo la diversidad de México?
Yo he ido a Oaxaca, un estado eminentemente popular, donde la izquierda va a ganar las elecciones con un 70% y recorro comunidades de base, muy de base, donde tenemos clubes de lectura, bibliotecas populares, trabajo cultural que hemos hecho estos tres años, y cuando esos entran a la red, entran como tanques. Si a alguien se le ocurre decir que una biblioteca popular es de mentira, le sacan 150 fotos mostrándola.
Aquí seguimos de cerca la aspiración de llevar un libro a la mano de cada mexicano y nos preguntábamos por qué no llevar un libro a la mano de todos los latinoamericanos.
Sí, en eso estoy, pero es el siguiente plan…
¿Es sensato hacer eso cuando parece que hasta la izquierda se aburrió de los libros?
No, la izquierda no se aburrió de los libros, compadre, los que se aburrieron de los libros son los de ex izquierda. La izquierda es un fenómeno social, no es solo un fenómeno ideológico, político, estructurado partidariamente, también es un fenómeno social. Y cada vez que regalas libros, hay sectores populares gozosos recibiéndolos. Te puedo enseñar las fotos de ayer, de anteayer, de hace cinco días en estructuras comunitarias de base, en barrios, y esa es la izquierda, la real, la de ciudadanos que dicen “ni un paso atrás”. Los libros tienen un efecto balsámico. Lo sabíamos los que éramos lectores. Y bueno, hay una sensibilidad particular, hay que decirlo, por parte del gobierno y el jefe Andrés Manuel, quien dice “el libro forma parte de los primordiales” y de repente regalamos dos millones cien mil libros en tres meses, a población abierta, en plazas públicas. Puse una sola condición: no regalo ni un solo libro a la burocracia. No regalo libros para que los pongas en la parte de atrás de una biblioteca o para que los bodegues en el Ministerio de Cultura. Ni uno les voy a dar. Los vamos a distribuir todos, mano a mano, a población abierta. ¿Sabes lo que fue distribuir dos millones cien mil libros a población abierta, encontrarlos, convocarlos, repartirles libros, sonreír, tomarte fotos con los 2 millones de compañeros? Teníamos una red, esta red del Fondo de Cultura Económica que teníamos, ha venido creciendo, creciendo, creciendo. Ahora es una red muy rara, que va desde un compañero muy chingón de Chihuahua que organizó una campaña de distribución de libros en once puntos de la sierra, él solito, en un burro, una estructura de clubs de lectura en las montañas de Oaxaca, muy armada, otra del movimiento magisterial en Veracruz centro, muy sólida políticamente, hasta una Secretaría de Cultura del Gobierno del Estado de Sonora. Así pudimos repartir estos millares de libros a población abierta y no pusimos ni uno a dormir en una bodega. Yo tenía pánico a que pusiéramos libros en las oficinas de alguien, para que se vean bonitos. De hecho, se ven bien bonitos los 21 tomos, tienen colorcitos. Pero yo dije, ni cojones, y nos pasaron cosas hermosas. El congreso local de un estado de la república nos pidió una colección de “21 para el 21” para todos sus diputados.[1] Les contesté por memorando: “no, ni cojones”. Todos los que quieran libros de “21 para el 21” me mandan la lista de dónde los van a distribuir a población abierta y yo se los llevo. De los sesenta diputados de ese congreso contestaron tres, de esos tres solo uno lo hizo. ¿Qué pasaba? Pues que está muy bien tener tus libritos ahí, en el mueble… pero ¡cojones! ¡Nosotros somos populistas de verdad!
Con todas estas políticas culturales de masas, de un carácter populista frontal, ¿por qué hay tanta resistencia de una “capa alta” de la universidad? ¿A qué viene la resistencia de sectores que deberían alegrarse de que el Estado esté promoviendo la cultura y la lectura, que esté expandiendo el conocimiento?
Porque estos sectores son privilegiados. Les importa un bledo que tú regales libros, pues ellos tienen dinero para comprarlos.
¿Pero cuál es la molestia en específico? Más allá de que el otro tiene un libro, yo también, algo hay ahí…
Clasismo. Clasismo puro y duro. “–¿Qué les pasa a esos pinches pobres, están locos, quieren libros para leer?” No lo dirán, nadie lo dirá así, no se atreven a entrar de frente y decirme: “–Estás regalando libros”, “–Sí, ¿cuál es el problema?”, “–Pues, este que… este que… bueno, sí, bueno”. El problema viene cuando les digo: “–Ustedes están en contra que regalemos libros, ¿verdad?”. “–Bueno, este…”. “–No, no, díganlo en voz alta: nos molesta que ustedes regalen libros”. Y después agregan: “–La lista de libros que ustedes hicieron no es salomónica”. “–No. Entre otras cosas porque nosotros ganamos las elecciones y ustedes las perdieron. Si las hubieran ganado, hubieran hecho esa lista ustedes”.
En los debates que se están dando en la Convención Constitucional apareció la tensión entre el derecho de autor y el derecho de acceso a la cultura. ¿Crees que hay una tensión?
Sí.
¿Y cómo se resuelve?
El sentido común te la desplaza. Vamos a ver. Para un autor, que tú hagas libros baratos representa unos ingresos menores en apariencia a la hora de repartir derechos de autor. Nosotros somos reyes del reparto de derecho de autor. De hecho, modificamos las reglas del juego en el mundo editorial: empezamos a pagar 10% sistemático al autor por libro vendido y donde había traducciones, por primera vez en la historia de México, dimos 2% al traductor, le reconocimos calidad autoral. Eso no existía, fuimos nosotros, hace un año. ¿Entonces qué pasa? Algunos autores de best sellers no ven esto. También es medio absurdo, porque no vamos a publicarlos, no vamos a regalarlos. El Fondo tiene 115 librerías en todo el país, más las que tiene en el extranjero. En esas 115 no distribuimos libros de autosuperación por decisión firme. No los distribuimos. Cómo ligarme a la secretaria de mi jefe y salir vivo del intento, no lo distribuimos. El poder curativo de las piedras de Bach, no lo distribuimos. Cómo ganar la lotería sistemáticamente, no lo distribuimos. No distribuimos charlatanería, no distribuimos autosuperación. ¿Cómo reaccionaron las grandes editoriales transnacionales a esto? Dos dijeron: “–Bueno, si no nos distribuyes, distribuimos por otros lados, el mercado es firme y ahí está”. Una editorial dijo: “–Venganza apache. Me estás matando”. “–No, no te estoy matando. No voy a vender tu basura, que la vendan otros”. No es censura, es simplemente que el dueño de una salumería escoge el salume y el jamón que vende y yo escojo en mis 115 librerías lo que vendo. No censuro a nadie, no retiro los libros de nuestros opositores, al revés, siempre tengo por ahí uno que luzca mucho para que vean que somos demócratas, pero no distribuyo basura. ¿Por qué una red de librerías estatal debería estar reciclando la autosuperación, Cómo curar la neurosis apretándote los colmillos? Fraude. La autosuperación tiene una componente fraudulenta muy fuerte: “la cura de” por vías esotéricas. No distribuimos esoterismos. Quitamos los tarots en todas nuestras librerías. Si las damas de la oligarquía quieren que les lean el tarot, que lo compren en un supermercado.
En algún momento hablamos de llevar un libro a las manos de cada latinoamericano y dijiste que en eso estaban. ¿De qué se trata?
El nuevo proyecto, que todavía no tiene forma, pero empecé negociaciones la semana pasada y en Chile fue la segunda negociación. La colección de batalla para regalo se llama “21 para el 21”. Estamos en el plan de lo que será “22 para el 22”: un millón de libros para regalar en toda América Latina. El plan está todavía muy inmaduro como para que les pueda dar avances, pero hay un primer acuerdo con el presidente de México para financiarla. El dinero va a salir del Instituto para Devolver al Pueblo lo Robado, institución que expropia bienes ilegítimos, los subasta y junta dinero. La casa de un narco en Acapulco, pa’ acá.
Desde cuándo existe esa institución…
Desde el comienzo del gobierno de Andrés, desde los primeros días.
Nos encantó…
A mí también, porque de repente descubro que para regalar este libro se tomó parte de un Maserati que le tumbaron a un político priísta corrupto.
Y la inauguración de la sucursal en Valparaíso, ¿es parte de esto?
Valparaíso es parte de otra parte de esto. Estamos en una etapa de consolidación de la red latinoamericana de librerías y centros del Fondo. El Fondo tiene delegaciones en Chile, Argentina, Colombia, Guatemala, Ecuador, Perú, sur de Estados Unidos, España, Venezuela, y va a tener en otros cuatro países este año para afianzar una red de co-distribución, etc. Algunas filiales decidieron que tenían fuerzas para hacer expansión. Una de esas es la librería de Valparaíso, que dirige Rafael López, otra fue la de Medellín, otra fue la de San Marcos en Perú.
¿Cómo le va a la 4ta Transformación?
Avanza, a pesar de los pesares. Hemos tenido tres batallas en los últimos meses. Una la ganamos simbólicamente, pues de eso se trataba, la de la consulta de revocación de mandato; perdimos en el Congreso la reforma eléctrica porque no logramos los 2/3 para la renovación de la ley; ganamos la del litio, y ahora viene la cuarta, y luego la quinta y después la sexta. Mientras los índices de respuesta a la figura de Andrés Manuel no cedan, tenemos un carruaje con un caballo que pa’lante y que no lo paran. ¿Cómo va? Bajo presión, sí, bajo tensión, sí, bajo ofensiva conservadora, sí, pero en un mes tenemos seis elecciones estatales y todos los números dicen que vamos a ganar cuatro de seis, frente gobiernos de derecha, que van a perder.
¿Y tu participación en eso, como general de los libros?
Lo mío, nada, yo estoy en el mundo del libro y metido en grandes proyectos nacionales. En Michoacán es espectacular lo que hemos hecho: lanzamos todo lo que teníamos de alianzas y pactos para tener 101 actividades en un mes en un solo estado de la República. Y vamos ahí, progresando, creciendo, creciendo, creciendo.
Notas
[1] “21 para el 21” fue el nombre de la colección bibliográfica que el gobierno mexicano distribuyó gratuitamente a sus ciudadanos por medio del Fondo de Cultura Económica. El tiraje fue financiado por el Instituto para Devolver al Pueblo lo Robado.