“Estos maricas matan fascistas”: recordando a la primera milicia queer de Medio Oriente

Las y los disidentes sexuales presentes en las guerrillas de voluntarios se agruparon en el Ejército de Insurrección y Liberación Queer (TQILA) para conformar una unidad militar compuesta exclusivamente por homosexuales, lesbianas, transgéneros y disidentes sexuales. El impacto mediático de esta guerrilla fue inmediato, no solamente por el hecho histórico de ser una milicia queer en una región históricamente hostil a la disidencia sexual, sino que además por el impacto simbólico de ver a disidentes sexuales combatiendo las expresiones más brutales del fundamentalismo religioso patriarcal.

por Valeria D.

Imagen / These faggots kill fascists, Raqqa, Siria, 2017. Fuente: IRPGF.


Desde el inicio del conflicto bélico en Siria, surgieron distintas agrupaciones y milicias que, ya sea por convicciones políticas o religiosas, se unieron a una guerra que destruyó uno de los países más prósperos del Medio Oriente. Pero hubo una milicia que destacó por sobre las demás por su naturaleza político-sexual, dicha milicia fue el Ejército de Insurrección y Liberación Queer (TQILA). He aquí la historia de los maricas que mataron fascistas.

Para comprender que fue TQILA, y su participación dentro del conflicto sirio, hay que recordar momentos claves de esta brutal guerra. Cuando el conflicto empieza a escalar en Siria, emergen grupos armados que aprovechan el caos de la guerra para alcanzar sus propios objetivos. El Estado Islámico es uno de estos grupos que reunía a fundamentalistas islámicos decepcionados de la “moderación” de Al-Qaeda; en paralelo, los kurdos –etnia históricamente reprimida en Siria, Irak, Turquía e Irán– declaran la independencia de Rojava (norte de siria).

Estos dos levantamientos y sus posteriores consecuencias militares en la guerra siria serán elementos fundamentales para comprender la aparición de una milicia queer en medio de la guerra.

En primer lugar, debemos comprender que el levantamiento de los kurdos en Rojava iba más allá del intento de independencia de una etnia oprimida, pues proponían un proyecto político nuevo y sin precedentes en la historia moderna. Abdullah Öcalan, histórico líder del Partido de los Trabajadores de Kurdistan (PKK), fue arrestado en los 90’ y desde su ingreso a la cárcel, Öcalan empezó un proceso de autocrítica y revisión teórica de los planteamientos del movimiento de liberación kurdo. El PKK desde sus orígenes se declaró como un partido revolucionario marxista-leninista e inició una lucha por la liberación nacional siguiendo los postulados clásicos de Lenin. Pero Öcalan empezó a cuestionar si estos principios darían resultados e incluso si los postulados marxistas-leninistas clásicos son compatibles con la idiosincrasia del pueblo kurdo. Combinando elementos anarquistas con el municipalismo libertario, Öcalan llegó a concluir una propuesta política llamada “confederalismo democrático”, un proyecto político que combinaba el feminismo, la ecología y la democracia directa. Fue este proyecto político el que agrupó a los kurdos en su levantamiento en el norte de Siria.

Por otro lado, los fundamentalistas agrupados en el Estado Islámico ganaban terreno y expandían la barbarie del terrorismo. Se reportaron verdaderas imágenes de terror en los territorios que caían en las garras de los fundamentalistas; homosexuales siendo empujados de los techos, lesbianas sufriendo violaciones como “método correctivo”, niñas de menores de edad siendo vendidas como esclavas sexuales, etc.

La esperanza del confederalismo democrático, como una nueva forma de sociedad en la que no existiera la opresión estatal, combinado con la indignación por la existencia del Estado Islámico, inspiró a revolucionarios de todo el mundo (especialmente europeos) a viajar a Siria a combatir por el proyecto político propuesto por los kurdos y buscar la destrucción del Estado Islámico. Los voluntarios extranjeros, de tendencia política anarquista y marxista, emprendieron un viaje a Siria donde sabían que probablemente los esperaría la muerte, pero como revolucionaros comprendían que su vida era un precio que aceptaban pagar.

Los voluntarios extranjeros se agruparon en un batallón llamado la Brigada Internacional de Liberación. Fue en esta unidad militar donde se agruparon las distintas fuerzas revolucionarias extranjeras que viajaron a Rojava para defender la revolución liderada por los kurdos. Dentro de la Brigada existía una guerrilla llamada las Fuerzas Guerrilleras Internacionales y Revolucionarias del Pueblo (IRPGF), de tendencia anarquista, y fue dentro de esta guerrilla que nace TQILA.

Las y los disidentes sexuales presentes en las guerrillas de voluntarios se agruparon en TQILA para conformar una unidad militar compuesta exclusivamente por homosexuales, lesbianas, transgéneros y disidentes sexuales. El impacto mediático de esta guerrilla fue inmediato, no solamente por el hecho histórico de ser una milicia queer en una región históricamente hostil a la disidencia sexual, sino que además por el impacto simbólico de ver a disidentes sexuales combatiendo las expresiones más brutales del fundamentalismo religioso patriarcal.

Mientras los terroristas del Estado Islámico expandían el terror de la opresión fundamentalista, las y los militantes de TQILA sembraban esperanza en el corazón de las y los disidentes sexuales sirios. No dejarían que el terrorismo cobrara las vidas de sus hermanas y hermanos; preferían morir peleando a ser víctimas mortales de la homofobia.

El 24 de septiembre de 2018, el IRPGF subía a su cuenta de Twitter el último comunicado de la guerrilla, señalando diferencias sobre la praxis el grupo comunicaba la disolución de la estructura orgánica, aunque dejaban muy en claro que las y los militantes del IRPGF no abandonarían la lucha en Rojava o cualquier otro lado donde existiese opresión. Con la disolución del IRPGF, TQILA también dejaba de existir.

No se sabe la identidad de las y los militantes que conformaron TQILA, puede que sigan en Rojava luchando por la defensa de la revolución o quizás volvieron a sus hogares a luchar sin armas por una vida mejor. Sea cual sea el caso, los maricas que mataron fascistas tatuaron su nombre en la historia al luchar por la liberación de los pueblos oprimidos por los terroristas, aportaron con su granito de arena a la destrucción de la expresión más brutal del patriarcado y, por eso, desde el otro extremo del mundo les damos las gracias.

IRPGF. Fuente.