Desde los años 90 en Chile, la derecha se ha opuesto al uso de la palabra y el concepto de “género”, oponiéndose a su uso dentro de la Cuarta Conferencia de la Mujer en Beijing en 1995, a la firma del protocolo de la CEDAW, a las JOCAS, al divorcio, al aborto, al lenguaje inclusivo, y a la diversidad sexo-genérica. Se olvidan que la educación pública chilena es laica. Defienden como mandato divino las divisiones dicotómicas de identidades y roles de hombres y mujeres, categorías entendidas de por sí como binarias, biológicas y naturales. Mujeres: madres y esposas reproductoras de la vida; hombres: proveedores y patriarcas de familias, que defienden valores de lealtad y honra en favor de dios y la patria.
por Red de Historiadoras Feministas
Imagen / Intervención del Colectivo Capuchas Rojas, 6 diciembre 2019. Fotografía de Paulo Slachevsky.
A propósito del reciente requerimiento firmado por los diputados Cristóbal Urruticoechea (PR) y Harry Jürgensen (RN), quienes solicitaron a los rectores de la Universidad de Chile y de la Universidad de Santiago de Chile información relativa al trabajo que ambas instituciones desarrollan en materia de “ideología” de género y diversidad, individualizando a académicos y directivos responsables así como a los recursos asociados a su implementación, la Red de Historiadoras Feministas emitió una declaración que reproducimos íntegramente en ROSA Una revista de Izquierda.
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Como ha sido públicamente conocido en los últimos días, el pasado mes de Julio del 2021, los diputados Cristóbal Urruticoechea (PR) y Harry Jürgensen (RN) solicitaron a los rectores de la Universidad de Chile y de la Universidad de Santiago de Chile información relativa al trabajo que estas instituciones desarrollan en materia de “ideología” género y diversidad, incluyendo, además, el requerimiento de individualizar a quienes son responsables de estas actividades y los montos que cada institución gastaba al implementarlas.
Nos preocupan estos discursos inquisitoriales de parte de autoridades electas en procesos de representación política, en un sistema democrático imperfecto. Situamos esta afrenta contra la autonomía universitaria y libertad de cátedra en el marco del giro fascista de la derecha chilena, que en la coyuntura electoral busca generar alianzas con los sectores antidemocráticos de nuestro país como reacción frente a los anhelos del pueblo de profundización democrática, acciones que nos recuerdan un pasado doloroso en el que la reacción fue por medio del golpe de estado y una sangrienta dictadura.
Dichos diputados de derecha, defensores del legado dictatorial, mal utilizan su potestad de fiscalizar a instituciones estatales para fines ideológicos propios y no en favor de los intereses de las personas que viven en su distrito o circunscripción. Nuevamente vemos atacado el derecho a la educación y la actividad docente, con fines ideológicos. Esos fines ideológicos se enmarcan en narrativas conservadoras, vigilantes, y disciplinadoras sobre la familia, el género y las sexualidades. De allí, su ataque hacia cursos de programas de estudios de género o cursos de otras disciplinas que tocan temáticas de género, como cursos de Historia de género, sexualidades o feminismo, que han sido considerados como una “amenaza” desde la derecha a nivel regional e internacional.
Desde los años 90 en Chile, la derecha se ha opuesto al uso de la palabra y el concepto de “género”, oponiéndose a su uso dentro de la Cuarta Conferencia de la Mujer en Beijing en 1995, a la firma del protocolo de la CEDAW, a las JOCAS, al divorcio, al aborto, al lenguaje inclusivo, y a la diversidad sexo-genérica. Se olvidan que la educación pública chilena es laica. Defienden como mandato divino las divisiones dicotómicas de identidades y roles de hombres y mujeres, categorías entendidas de por sí como binarias, biológicas y naturales. Mujeres: madres y esposas reproductoras de la vida; hombres: proveedores y patriarcas de familias, que defienden valores de lealtad y honra en favor de dios y la patria.
Su sustento argumentativo vuelve a denominar “género” como ideología, lo que representa un discurso que la ultraderecha fascista, conservadora y religiosa, ha defendido por años. Dicho eso, sin duda, los movimientos ultraderechistas en contra de la mal llamada “ideología de género” también representan una nuevo, y terrible, retroceso en las luchas feministas en la región. Tal vez el caso más paradigmático, hasta ahora, ha sido el de Jair Bolsonaro en Brasil, quien ha ocupado con frecuencia esta frase como para restringir las libertades dentro del sistema educativo brasileño y perseguir a intelectuales, polítiques, estudiantes e integrantes de movimientos sociales que trabajan y luchan por temáticas de género, sexualidades y feminismos.
No podemos esperar que esta avanzada de fascismo y negacionismo siga teniendo cabida en Chile ni ningún territorio. No queremos volver a los procesos de la inquisición española en la edad media con su dogmatismo, castigos físicos y asesinatos a base de la pureza religiosa, a la tortura y la quema de mujeres consideradas “brujas” por manejar conocimientos ancestrales, o a los dispositivos heterocispatriacales de seguridad nacional instalados por las dictaduras durante el siglo XX.
Rechazamos todo discurso y práctica que promueva violencias machistas, LGBTQI-fóbicas y fascistas. No podemos callar frente a estas acciones de persecución política. Como historiadoras feministas tenemos el deber de denunciar TODAS LAS VIOLENCIAS porque sabemos que en tiempos de transformaciones profundas, las arremetidas contra-civilizatorias encarnadas en las élites dominantes fascistas, acechan y buscan defender el orden capitalista y heterocispatriarcal y sus privilegios.
Solidarizamos con nuestres colegas y estudiantes, y hacemos un llamado a permanecer vigilantes, en defensa de la autonomía universitaria y del tipo de sociedad que queremos construir, una sociedad libre de odio, de prejuicios. Al mismo tiempo, interpelamos a las instituciones universitarias para que garanticen los derechos de todes quienes integran las comunidades educativas resguardando su seguridad y no dejando ningún espacio al fascismo.
Asimismo, exigimos un acto de reparación efectivo, oportuno e inmediato a les afectades por la entrega de información personal y privada (como emails no institucionales), que les han dejado expuestes a cualquier tipo de violencia que grupos fascistas pudieran emprender contra elles, tanto en el espacio público como privado.
No tenemos miedo, tenemos memoria; y con todas las fuerzas de la historia, no contarán con nuestro silencio.
Nunca más sin nosotras, nunca más sin los feminismos y las disidencias. Como historiadoras feministas estamos unidas y alertas.
Red de Historiadoras Feministas
Es una organización formada en 2017 por historiadoras, universitarias y profesoras de Historia con trabajo en diversas áreas y con distintas trayectorias.