Paro portuario: A retomar la ofensiva

La forma -una huelga general- es también sencilla; aunque pone de manifiesto un asunto mayúsculo. El llamado “a los trabajadores, sectores populares y organizaciones sociales” de la Unión resume su principal conclusión de la revuelta. A saber: que la potencialidad política de la protesta radica en la conjugación de la clase trabajadora organizada y no organizada laboralmente.

por Camilo Santibáñez Rebolledo

Imagen / Lienzo de los estibadores, 21 de abril 2021, Estibadores Valparaiso en Facebook. Fuente.


La batalla legislativa por el tercer retiro de los fondos previsionales fue ampliamente televisada durante la última semana. En un escenario sanitario catastrófico, prefigurado por las políticas económicas y laborales del gobierno en favor patronal, la inminencia de las elecciones ha empujado a las y los parlamentarios oficialistas a desmarcarse de La Moneda; dando lugar a un verdadero drama institucional que, de tanto en tanto, ha sido sazonado con protestas cuyo tono es siempre el de la impotencia y el padecimiento.

El paro que las ocho mil obreras y obreros de la Unión Portuaria inician hoy en veinticinco terminales del país es relevante porque cambia ese tono de impotencia y padecimiento al que fueron progresivamente recluidas las protestas populares durante el último año. Retomando, en cambio, la ofensiva antagónica y radicalizada.

Las reivindicaciones son sencillas: “un tercer retiro sin letra chica, universal, sin devolución ni pago de impuestos”; y “[que se mejoren los sueldos y las condiciones laborales del] personal de salud que atiende la emergencia sanitaria”.

La forma -una huelga general- es también sencilla; aunque pone de manifiesto un asunto mayúsculo. El llamado “a los trabajadores, sectores populares y organizaciones sociales” de la Unión resume su principal conclusión de la revuelta. A saber: que la potencialidad política de la protesta radica en la conjugación de la clase trabajadora organizada y no organizada laboralmente.

Básicamente, se trata de una reedición de lo acontecido el 12 de noviembre del 2019. Aunque ello implica considerar también lo ocurrido tres días más tarde, con el Acuerdo del 15, y especialmente con el procesamiento político de todo lo experimentado desde entonces en Chile.

En ello, la izquierda tiene pocos motivos para celebrar y las declaraciones de la Unión Portuaria lo denotan. “No somos partidistas, no somos de derecha ni de izquierda”, dijo, en un acto de franqueza, un dirigente portuario al anunciar las movilizaciones; “somos simplemente sindicalistas y vemos que se ha visto afectado el pueblo”.[1]

En otra entrevista, al ser consultado por la acusación constitucional propuesta por la oposición contra Sebastián Piñera, otro dirigente contestó: “Es un camino que hay que analizar. El clamor popular es que se vaya Piñera, eso es lo que se escucha en la calle, en el negocio del barrio, en el supermercado. Entonces, si la oposición se pone de acuerdo y es necesario, que se haga; pero hay que hacer un análisis bien exhaustivo de lo que pueda significar a futuro”.[2]

Se trata de una desconfianza bien ganada y que está en la base de cualquier “rodeo a la Convención” que pretenda la izquierda durante el proceso constitucional. Hoy es un buen día, sin embargo, para comenzar a revertir esa desconfianza.

 

[1] Juan Pablo Pizarro, Vocero de la Unión Portuaria de Chile, CNN, 22 de abril de 2021.

[2] Gabriel Rebolledo, Dirigente de la Unión Portuaria del Biobío, TVU, 21 de abril de 2021.

Camilo Santibáñez R.
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Historiador y docente del Departamento de Historia de la Universidad de Santiago de Chile.