Pero se dirá ¿cómo se explica que Lavín, Longueira y Luksic estén a favor del apruebo? ¿es un mero engaño ideológico? Lo cierto es, aunque se crea que el Estado (el plebiscito o la eventual convención, por ejemplo) se puede agarrar, adueñársele o empuñar como si este fuese un martillo que aplasta a los contrincantes, al ser este es una relación de fuerzas se desvanece en los dedos de quienes intentan empuñarlo. Estos sectores no es que sean aliados o meros timadores, es una fracción de la clase dominante (porque no es una clase homogénea) entendiendo que el Estado es un campo estratégico que está en constante disputa, que la paz social que puede traer una nueva constitución es la normalidad que necesita el capitalismo criollo para su correcto funcionamiento.
por Andrés Contreras
Imagen / El Proceso, Orson Welles. Fuente: IMDB.
Constantin Tsoukalas cuenta que el 3 de octubre de 1979 Nicos Poulantzas lanzo sus libros por la ventana, vociferando que él y sus escritos eran un fracaso, acto seguido se lanzó por la ventana del piso 22 del rascacielos tour Montparnasse en París, Francia (Löwy, M, 2017; Sanmartino, J[1], 2018). El presente escrito busca conmemorar su persona y obra, intentando disentir de sus últimas palabras, destacándolo como un autor original y crucial no solo para entender, sino que para transformar la realidad.
Poulantzas nace un 30 de septiembre de 1936 en Atenas, Grecia. Fue un intelectual marxista reconocido por su desarrollo teórico alrededor del Estado. En cuanto a su personalidad, su hermana menciona que desde pequeño tenía una “rara sed de conocimiento y saber”. Tsoukalas, su amigo, dice que era una persona que rebozaba vida, con un sentido “diabólico” del humor, de una agresividad penetrante, pero con una “bondad espontanea” y con el carisma de encantar a los que conocía. Fue casado con Annie Leclerq importante escritora feminista francesa, la cual menciona que en general era muy respetuoso de las visiones contrarias al momento de discutir (Doble Ciencia Editorial, 2020).
Nicos en un primer momento fue influenciado por Sartre, el cual se constituyó como su camino de acceso al marxismo, luego fue fuertemente influenciado por Althusser al nivel que Miliband (marxista inglés) acusa sus escritos de ser inteligibles sin tener la llave de acceso del lenguaje althusseriano. Algunos escritos actuales (Romero & Sosa, 2017) mencionan su paso (con tensiones) desde una postura estructuralista en sus escritos de 1968, hacia una postura más bien relacional -rozando el posestructuralismo- en su último escrito de 1978, influenciado entre otros autores por Michel Foucault. Sin disentir con las influencias de allá y de acá, su pensamiento tiene la capacidad de diferenciarse y ser critico de las voces del momento.
Retomando el cometido inicial surgen las siguientes preguntas ¿Cómo conmemorar a Nicos Poulantzas? ¿Qué conmemorar de él?, y ¿cómo nos sirve Nicos Poulantzas en nuestra realidad contemporánea? La estructura del escrito seguirá el mismo orden de las preguntas.
I. ¿Cómo conmemorar a Nicos Poulantzas?
Una conmemoración significa recordar algo o una persona y recuerdo, es hacer memoria, conservar un objeto y tambien una cosa que se regala como testimonio de afecto (RAE, 2019). En este sentido primero se destacará-recordará el aporte teórico de Nicos Poulantzas para conservar y volver a presentar su aporte a la teoría marxista del Estado y a las luchas sociales en curso. En segundo lugar, como muestra de afecto o de inclinación a su obra, se esbozarán cuestionamientos y algunas aplicaciones de esta última a los problemas contemporáneos.
El suicidio de Poulantzas y con ello la muerte por uno u otros medios inminente de cada uno de nosotr-s, recuerda la finitud del cuerpo humano, y por ende, aunque se desee, no se puede más que hacer hablar a Poulantzas, con todo lo que aquello implica, por lo tanto, hacer una lectura política e intencionada de su obra, en esta línea, como diría el profesor Bourdieu (2011) ¿le servimos a Poulantzas o nos servimos de él?.
En esta misma dirección, suele suceder que en las conmemoraciones de una persona fallecida se realizan actividades que esa persona hubiera deseado: “así lo hubiera querido”. Sin embargo, siempre son las interpretaciones que exógenamente se deciden sobre alguien, que, si existe el Cielo, esa persona solo podría mirar desde arriba asintiendo en la exactitud o riéndose u decepcionándose, según personalidad, en la imprecisión. Interpretando el “humor diabólico” de Poulantzas es probable que ante la imprecisión se reciba una carcajada.
El presente escrito le servirá haciendo memoria y luego el escrito se servirá de él para interpretar y cuestionar la realidad contemporánea.
II. Sirviendo al autor: ¿Qué conmemorar de Poulantzas?
Su obra es un esfuerzo intelectual ante la exigüidad del marxismo para entender lo que sucede en el Estado. En Marx no hay una teoría sistemática sobre el Estado, como menciona de forma precisa la pedagoga e intelectual Marta Harnecker: la obra de Marx “El Capital” es un estudio riguroso del modo de producción capitalista (es decir, un objeto abstracto), “los límites de este estudio nos da un conocimiento científico del nivel del nivel económico” en el modo de producción mencionado en su fase premonolista[2] (1973:227), no en su nivel político.
A diferencia de las visiones economistas del marxismo, donde el Estado es un simple reflejo de “lo económico” (vaya a saber uno que significa exactamente este último término, dice el griego) o de las visiones restrictivas, donde es un mero instrumento de la clase dominante, Poulantzas considera al Estado “como una relación, más exactamente como la condensación material de una relación de fuerzas entre clases y fracciones de clase” que se expresa siempre de manera específica en el mismo seno del Estado (Poulantzas, N. 1979: 154).
El Estado ya no es más un bloque monolítico, cerrado y hermético, el esfuerzo intelectual que realiza Poulantzas es poner en relación el Estado con las luchas sociales, de eso se trata su último libro de 1978[3], sin embargo, “[n]o solo las luchas de clases tienen la primacía sobre el Estado y lo desbordan con mucho. Las relaciones de poder tambien rebasan al Estado en otro sentido: Las relaciones de poder no recubren exhaustivamente las relaciones de clase y pueden desbordarlas” (1979:45), puesto que no toda relación de poder remite solo a las relaciones entre clases.
Siguiendo a Poulantzas se debe hacer una salvedad, “[n]o hay teoría general del Estado porque no puede haberla, ya que no existe como tal en la realidad sino en la especificidad de su materialización histórica” (Thwaites Rey, 2007:256), no es posible realizar un estudio científico del Estado para todo tiempo y lugar. Si se puede estudiar el Estado Capitalista es debido a que en el modo de producción capitalista (a diferencia del feudal o esclavista) lo político se separa formalmente de lo económico, lo que por tanto habilita dos cuestiones de diferente naturaleza, en primer lugar, un espacio propio del Estado (una materialidad institucional, en sus palabras), y, por ende, en segundo lugar, un estudio propio de esta esfera.
Pero esto tambien tiene otras consecuencia que Poulantzas debatió ampliamente con Miliband en la New Left Review (Thwaites Rey, 2007), el Estado no es un mero instrumento de clase, las clases dominantes no son dueñas propiamente tal del Estado, no lo construyen de arriba abajo, no es la simple expresión de su voluntad, puesto que este es una condensación de relación entre fuerzas, lo que no quiere decir que el Estado no tenga una “dirección hegemónica” debido a esta misma relación de fuerzas, que comúnmente apunta hacia el norte del Capital.
Inclusive en los Estado de excepción (como las dictaduras o los fascismos) la clase dominante no puede dejar de tener en consideración la fuerza y la presencia de las clases dominadas (a otora por ejemplo del “pinochetismo popular” en Chile) puesto que su dominación es en nombre de la razón universal del Estado como representante de la nación entera.
Aquí aparecen dos elementos:
Primer elemento, el Estado se presenta ante toda la sociedad como la encarnación del interés general, en este sentido, Poulantzas menciona:
“El Estado político no se presenta (…) como la simple confirmación por la fuerza de los intereses económicos-sociales en el sentido estricto del término, de las clases o las fracciones de clases dominantes: estos intereses no son traspuestos (…) bajo su forma inmediata de interés privados, sino que deben revestir una forma mediatizada propiamente política y presentarse como encarnado el interés general de toda la sociedad. El Estado mismo no se presenta, como el lugar de constitución de la dominación publica de un privado privilegiado, sino como la expresión de lo universal (Poulantzas, 1967:182-183).
Segundo elemento, el Estado posee autonomía relativa de la instancia económica, y por ende de las clases dominantes, es decir, el Estado puede actuar en contra de los interés particulares de estas clases en post de mantener la reproducción ampliada del capital (perdemos ahora, pero ganamos para mañana) debido a que esta separación es solo relativa, no es una separación total. Esto es de vital importancia, si se quiere seguir dentro del marco de interpretación marxista:
“[S]i se es marxista, el papel determinante de las relaciones de producción, en un sentido muy complejo [no como la determinación de las fuerzas de producción, sino como relaciones de producción y división social del trabajo], debe significar algo. Y si se hace, solo se puede hablar de “autonomía relativa”, esta es la única solución. Hay, por supuesto, otra solución, que es no hablar del papel en todo determinante de la economía. El marco conceptual del marxismo tiene que ver con esta cosa muy confusa llamada “relaciones de producción” y su rol determinante. Si lo abandonamos podemos hablar, por supuesto, de la autonomía de la política o de otro tipo de relaciones entre lo político y lo económico” (Poulantzas, 1979b)[4].
Lo mencionado con anterioridad a su vez habilita otra temática: el Estado Capitalista no puede solo validar los intereses de las clases dominantes en conformidad a su “función hegemónica de universalidad”, por ende, debe dar “garantía de ciertos interés económico-corporativos de las clases dominadas” (Poulantzas, 1967:195), lo conocido como las concesiones de la clase dominante, pero se debe ser tajante en distinguir este elemento de una dadiva o un regalo, como el Estado es una relación de fuerzas, las concesiones se hacen cuando se necesita mantener o recobrar la legitimidad, si se está en aprietos, como una estrategia de perduración a largo plazo.
III. Sirviéndose del autor: ¿Cómo nos sirve Nicos Poulantzas en nuestra realidad contemporánea?
Muchas teclas se han presionado para intentar entender el proceso político chileno en curso. La revuelta del 18 de octubre cambia el itinerario de la agenda oficial, y, entre otras cosas, pone de relevo el proceso constituyente, que, si entendemos al Estado como condensación de relaciones de fuerzas, en primera instancia, debe ser entendido como una disputa por la dirección del Estado.
¿Qué es el acuerdo del 15 de noviembre sino un evento posibilitado por la autonomía relativa del Estado? en otras palabras, el acuerdo del 15 de noviembre es posible porque el Estado no es la extensión de la voluntad de la clase dominante, eso explica tanto las caras largas de ayer, como el rasgado de vestiduras de hoy, para detener o atenuar de cualquier manera la disputa constitucional por parte de la derecha chilena, porque justamente este acuerdo va en contra de los intereses de las clases o fracciones de clases dominantes, les produce incertidumbre, pero es un costo a pagar, una posición que ceder en post de la sobrevivencia como clase en general.
Pero se dirá ¿cómo se explica que Lavín, Longueira y Luksic estén a favor del apruebo? ¿es un mero engaño ideológico? Lo cierto es, aunque se crea que el Estado (el plebiscito o la eventual convención, por ejemplo) se puede agarrar, adueñársele o empuñar como si este fuese un martillo que aplasta a los contrincantes, al ser este es una relación de fuerzas se desvanece en los dedos de quienes intentan empuñarlo. Estos sectores no es que sean aliados o meros timadores, es una fracción de la clase dominante (porque no es una clase homogénea) entendiendo que el Estado es un campo estratégico que está en constante disputa, que la paz social que puede traer una nueva constitución es la normalidad que necesita el capitalismo criollo para su correcto funcionamiento.
Y esto se debe entender muy bien, los derechos sociales y reproductivos, la modificación de la concentración de propiedad y los procesos de reconocimiento y redistribución no están escritos a priori, ni tampoco lo estarán consagrados automáticamente a posteriori, el Estado como estructura diferente de las practicas sociales no tiene poder, si se permite la analogía, es un invertebrado, lo que le da forma y sentido son las luchas que se condensan en su interior, que lo desbordan y que lo pueden modificar puesto que no es una esencia estática.
Sin embargo, cambiando radicalmente la analogía para desarrollar de mejor manera el punto, es un animal más bien parecido a un Leon Tortuga, aquel animal quimérico que lleva una montaña en sus espaldas, parece una forma estática, pero no lo es, como análoga García Linera con el Estado, aquella forma geológica es el producto de años de choque entre placas tectónicas (fuerzas sociales), que obviamos y solo vemos su forma final de una estructura más bien duradera en el tiempo;
“Las instituciones nacen de luchas pasadas y con el tiempo olvidadas y petrificadas; en sí mismas son luchas objetivadas, pero, además, sirven a esas luchas, expresan la correlación de fuerzas dominante de esas luchas pasadas y que ahora, con el olvido funcionan como estructuras de dominación sin aparecer como tales” (García, Linera, 2015).
Esto pone desafíos a la izquierda ante su “tendencia irresistible a ascender a la administración del Estado” ¿Cómo cambiar con pala y picota una montaña? Llegar a la conducción del ejecutivo por ningún motivo significa tener la conducción del Estado, se debe prever siguiendo a Poulantzas, la posibilidad que las clases dominante se refugien en otras instituciones del Estado, como del poder judicial o en aparatos ideológicos externos al Estado en sentido restringido.
Por último, la toma del poder del Estado no es ningún asalto al palacio de invierno (Thwaites Rey, 2007:262) ni un zarpazo, no hay atajos:
“[t]omar o conquistar el poder del Estado no puede significar una simple apropiación de las piezas de la maquinaria estatal (…) [e]l poder no es una sustancia cuantificable detentada por el Estado que haya que arrebatar”, por ende, no es posible “apoderarse” del Estado. Si se quiere tomar el poder del Estado se debe “desarrollar una lucha de masas tal que modifique la relación de fuerzas internas en los aparatos del Estado, que son el campo estratégico de las luchas políticas” (Poulantzas, 1979:316).
IV. Conclusiones
El desarrollo teórico de Poulantzas no es para nada un pesimismo inmovilizador, sino un realismo revolucionario, de hecho, en el último (si es que se puede hablar de varios) Nicos, la preeminencia de las estructuras es modificado por una primacía de las luchas sobre las estructuras, donde las primeras son centrales y fundantes de las segundas (Thwaites Rey, 2007:256).
Poulantzas permite revivir el pensamiento estratégico que pone su centralidad en lucha política y en la disputa del Estado, sin que esto signifique una rendición a la socialdemocracia como única vía de transformación posible, y lejos de lo abstracto, permite renovar proyectos preocupados por disputar la política sin perder el rastro de las luchas populares, puesto que no hay cambio interno del Estado sin cambio en las relaciones de fuerzas que lo entrecruzan y lo exceden.
Actualmente, y desde hace unos años existe un avivamiento y nuevas interpretaciones de la obra de Nicos Poulantzas por parte de diversas intelectuales en Latinoamérica, como Mabel Thwaites Rey y Jacinta Gorriti[5] en Argentina, Anna Kowalczyk[6] en Chile y Álvaro García Linera en Bolivia por nombrar algunas personas de conocimiento del presente autor. Intelectuales que interpelan el conocimiento del pasado reciente, dan nuevas formas a realidades contemporáneas, debatiendo y utilizando las categorías poulantzianas, abriendo nuevas lecturas para las transformaciones, estrategias y desafíos del presente.
Referencias
Bourdieu, P. (2011). Capital Cultural, escuela y espacio social. [ed.] Isabel Jimenez. México D.F: Siglo XXI editores.
Doble Ciencia Editorial (25 de Junio de 2020). Documental | “Nikos Poulantzas, diez años de ausencia” (1989) Archivo de Vídeo. YouTube. https://youtu.be/CC5qZhMuTBo. [trad.] Miguel Castillo Didier. Originalmente el documental fue dirigido por Nikos Jurakis y Kostas Jristópoulos 1989.
García Linera (16 de Enero de 2015). Estado, Democracia y Socialismo. [Conferencia] Coloquio Internacional dedicado a la obra de Nicos Poulantzas: un marxismo para el siglo XXI. Universidad de la Sorbona de París.
Harnecker, M. (1973). Conceptos elementales del materialismo histórico. Santiago de Chile: Siglo XX Editores; Editorial Universitaria.
Löwy, M. (2017). “El Nicos Poulantzas que conocí”: entrevista a Michael Löwy. Entrevistado por Alexis Cukier, Razmig Keucheyan y Fabio Mascaro Querido. Marxismo Critico. https://marxismocritico.com/2017/02/17/el-nicos-poulantzas-que-conoci/
Poulantzas, Nicos. (1967). Preliminares al estudio de la hegemonía en el estado. Pensamiento Crítico (Habana), N°7, 174-207. http://www.filosofia.org/rev/pch/1967/pdf/n07p174.pdf
Poulantzas, Nicos. (1979a). Estado, poder y socialismo. Buenos Aires: Siglo XXI editores.
Poulantzas, Nicos. (1979b). Entrevista con Nicos Poulantzas. Entrevistado por Stuart Hall y Alan Hunt. https://www.ieccs.es/2020/05/13/entrevista-de-stuart-hall-y-alan-hunt-a-nicos-poulantzas-1979/
Real Academia Española (2019). Diccionario de la lengua española, 23.ª ed., [versión 23.3 en línea]. https://dle.rae.es. Consultado:26-09-2020.
Romero, A & Sosa, P. (2017). La materialidad estatal en la tensión entre estructuras y relaciones de poder. En Bister, E. & Farrán, R. (Comps.) Estado: Perspectivas posfundacionales (193-218). Buenos Aires: Prometeo Libros.
Sanmartino, J. (2018). Por Qué Nicos Poulantzas. Página 12. https://www.pagina12.com.ar/147893-por-que-nicos-poulantzas
Thwaites Rey, M. (2007). Estado y marxismo. Un siglo y medio de debates. Buenos Aires: Prometeo.
Notas
[1] Según este autor, Poulantzas se tira abrazado de sus libros.
[2] Capitalismo “competitivo” o liberal.
[3] Publicado en español en 1979
[4] Esta entrevista es en julio del 1979, tres meses antes de su suicidio.
[5] Gorriti, Jacinta. (2020). Nicos Poulantzas. Una teoría materialista del Estado. Santiago de Chile: Doble Ciencia Editorial.
[6] Kowalczyk, Anna. (2018). Estado y las clases dominantes en el Chile dictatorial. Revista Demaraciones.N°7. http://revistademarcaciones.cl/wp-content/uploads/2018/05/14.-Kowalczyk.pdf
Andrés Contreras
Administrador público y estudiante del Magíster en Ciencia Política de la Universidad de Chile.