La amenaza de un golpe de estado anunciada por un ex-presidente parece una fuente suficientemente seria como para ser tomada en atención por los entes supra-nacionales, especialmente el FMI pero también las propias empresas multinacionales y los entes calificadores de riesgo. Pienso que es muy probable que Duhalde le esté hablando a ese público, que sus dichos en realidad están pensados para influir en las decisiones de ese nivel. Y por supuesto, la imagen de lxs policías sitiando al presidente resulta muy complementaria para esta representación. En todo caso quedan preguntas por resolver: ¿hay conexión específica entre ambos acontecimientos? ¿lxs policías actuaron instrumentadxs por una iniciativa mayor?
por Enzo Solano
Imagen / Protestas a favor de Perón, Argentina, 1973, por Sara Facio. Fuente.
Desde fuera, algunas señales recientes en Argentina podrían prestarse a la mala interpretación, son cuestiones complejas y confusas, aunque por lo pronto se pueden aclarar algunas cosas. Voy a situar dos de los eventos, que me parece son los principales. Por un lado los dichos recientes del ex presidente Duhalde (“me dijeron que se está preparando un golpe de estado“[1] y “estamos viviendo un momento pre anárquico, la anarquía tiene olor a sangre”[2], entre otros). Y dos semanas después, la protesta policial que terminó asediando a la sede presidencial.
La protesta de la policía bonarense comenzó el día 7 de septiembre y duró tres días, partiendo con mitines de policías y ex-agentes en distintas localidades del conurbano de Buenos Aires, convocados abiertamente a traves de redes sociales durante la semana previa. Es la misma policía del permanente y extendido “gatillo fácil”, que por estos días oculta su responsabilidad en la desaparición del joven Facundo Castro (desde fines de abril). En la protesta, el punto más álgido fue cuando un grupo de policías armados se apostó afuera de la Quinta de Olivos (residencia y sede presidencial) y estuvo presionando allí durante dos días, con lanzamiento de molotov incluido. Sobre este último detalle, el Gobierno minimizó el hecho: “ensució el muro y la vereda”[3].
La protesta la hicieron los escalafones más bajos (y jóvenes) de la policía provincial de Buenos Aires, quienes se insubordinaron ante sus superiores y exigieron un pliego de reajuste salarial, el que finalmente les fue otorgado por el gobierno nacional. Situación que es en extremo opuesta a la de la mayoría de les trabajadores de la Argentina, con negociaciones congeladas en las paritarias de salarios y condiciones. Aunque la motivación de les policías se declaraba como una cuestión salarial, no estuvieron ausentes los discursos políticos entre sus vocerxs, por ejemplo se dijo (en vivo por televisión) que la protesta surgía como una reacción ante la corrupción kirchnerista.
Desde hace meses que la derecha viene tensionando distintas polémicas, pero el contrabando de los discursos golpistas es cada vez mayor en las últimas semanas. En la derecha empresarial, las críticas lógicamente provienen de los actores que pierden privilegios, últimamente es el caso de las empresas de telecomunicaciones, cuyas tarifas fueron reguladas circunstancialmente por la pandemia. Las críticas desde este sector se expresaron con virulencia en la mayoría de los medios de comunicación, protagonizando la pauta entre otras razones porque el grupo “Clarín” (además del diario más leído, tiene decenas de canales de tv y un centenar de radios) controla también la propiedad de gran parte del mercado de las telecomunicaciones (a través de sus empresas Fibertel, Telecom y Cablevisión).
Especialmente desde finales de agosto, el ex presidente Duhalde (2002-03) inició una gira por los distintos canales de televisión (estilo Lavín), opinando en todos ellos que las próximas elecciones serían suspendidas por el golpe de estado inminente, asegurando incluso haber recibido esta información desde las propias fuerzas armadas (lo que después desmintió). La reacción lógica de la gran pauta comunicacional fue dar una enorme cobertura a sus dichos, los que también fueron reproducidos ampliamente por medios de todo el mundo.
Aunque obviamente es un tema para el debate, mi lectura es que estos dichos no se sostienen de ninguna manera en los datos de la realidad política y social argentina, seguramente son la expresión de deseo del que los profiere y, en todo caso, me parece que la opinión pública no les dio casi ningún crédito (al menos según pude sondear yo). Es muy posible que se inscriban en una campaña electoral prematura de la derecha, apuntando directamente al desgaste de las adhesiones a la gestión actual.
Ahora bien, esta débil influencia para les interlocutores locales contrasta a mi parecer con la posible repercusión de los dichos a nivel externo, especialmente en la re-negociación con el FMI, que se discute justamente por estos días (el país suspendió sus pagos en marzo). La amenaza de un golpe de estado anunciada por un ex-presidente parece una fuente suficientemente seria como para ser tomada en atención por los entes supra-nacionales, especialmente el FMI pero también las propias empresas multinacionales y los entes calificadores de riesgo. Pienso que es muy probable que Duhalde le esté hablando a ese público, que sus dichos en realidad están pensados para influir en las decisiones de ese nivel. Y por supuesto, la imagen de lxs policías sitiando al presidente resulta muy complementaria para esta representación. En todo caso quedan preguntas por resolver: ¿hay conexión específica entre ambos acontecimientos? ¿lxs policías actuaron instrumentadxs por una iniciativa mayor?
De todos modos, corren nuevos tiempos para las tentativas autoritarias y hay demasiadxs trabajando activamente para un consenso represivo. La derecha política intenta naturalizar hoy un lenguaje golpista, instalar esta posibilidad como un tema de la agenda de discusión, lo que por supuesto tiene imprevisibles consecuencias a futuro.
En momentos previos -durante la cuarentena- esta derecha consiguió organizar varias manifestaciones, logrando un éxito especial con el cacerolazo en oposición al otorgamiento de beneficios carcelarios (como el arresto domiciliario), medida que evaluó el gobierno nacional a principios de mayo, en particular luego de las protestas de lxs presxs por la escasa prevención al covid en las cárceles. La manifestación ocurrió principalmente en los barrios adinerados de las ciudades principales, pero también tuvo eco en algunos barrios populares. Otra convocatoria que les resultó fue a finales de junio, la protesta (con cacerolazos y mitines en la capital y la pampa húmeda) contra la tentativa de expropiación de “Vincentín”, una empresa de alimentos intervenida por el estado dada su quiebra y aparente trama de corrupción macrista. Ahora bien, en la mayoría de las convocatorias (una decena) realmente no convocaron a nadie.
No hace falta remontarse muy atrás ni muy lejos para recordar el amotinamiento de la policía contra Evo Morales en Bolivia (noviembre 2019, exitoso en lograr un golpe de estado “blando”) o el motín policial contra Rafael Correa en Ecuador (septiembre 2010). Aún con situaciones bien diferentes, es evidente el protagonismo común del actor policial en las tentativas destituyentes de nuevo tipo. En todo caso, como decían Pino Solanas y Octavio Gettino, “la violencia neocolonial no necesita ponerse en acto, con ser potencial ya vale“[4].
En el caso argentino, hay evidentes indicios de un proyecto en marcha para sacar al Gobierno, aunque su fuerza parece todavía débil y el ruido de sables suena apenas como un simulacro. No obstante, la actual situación económica y social del país es terriblemente precaria, y se viene sin dudas un periodo largo de turbulencias económicas y políticas, que probablemente ofrecerán más de una ocasión para nuevas tentativas reaccionarias.
Notas
[1] https://www.baenegocios.com/politica/Duhalde-Me-dijeron-que-estaban-preparando-un-golpe-de-estado-20200827-0050.html
[2] https://www.clarin.com/politica/eduardo-duhalde-redobla-apuesta-viviendo-momento-pre-anarquico-anarquia-olor-sangre-_0_w4LxKmY09.html
[3] https://www.lanacion.com.ar/politica/detuvieron-persona-tiro-bomba-molotov-quinta-olivos-nid2445199
[4] Film “La hora de los hornos” de 1968 (parte 1: “Neocolonialismo y violencia“)
Enzo Solano
Investigador y académico, residente en Buenos Aires, Argentina.