“Rudimentaria”, de Paula Merlo (reseña)

Así nos interroga el poemario de Paula Merlo sobre nuestra vida cotidiana compuesta por pequeños retazos temporales que en su dimensión rudimentaria tienen una potencia elemental. La virtualidad del presente marcada por tiempos aleatorios cargados por los recuerdos de un “Terruño de culpa, historia de piedras en la mano”.

por Nicolás Román

Imagen / portada del poemario “Rudimentaria” (2018).


Paseos por hospitales, calles vacías, cárceles o casas ajenas; incertidumbre frente a las comidas, cenas o almuerzos, más la reflexión sobre una cabaña incendiada cinematográficamente entre medio de ríos de palabras son los temas del poemario Rudimentaria (2018) de Paula Merlo Bravo editado por la Mano Ediciones. Su presentación es una meticulosa edición artesanal, cuyo verde agua, con sus hojas ahuesadas lo hacen un objeto atesorable. Los poemas en su interior reclaman una atención profunda sobre lo cotidiano que oblicuamente se escapa hacía otro lugar, otro espacio, otro tiempo no contenido en la forma ni en el lenguaje:

“La cadencia/ El ritmo/ Están fuera de las partituras” (12)

¿Qué son las partituras?, ¿este libro es la partitura?, ¿el lenguaje es la partitura?, ¿la gramática?, ¿la vida diurna?, ¿qué ritmos existen fuera de nuestros sonidos vocales?, ¿de dónde viene esa cadencia? Los poemas no lo dicen, los versos van y vuelven, entran y salen de escenas cotidianas, la partitura de la música de los días: “Se fue al supermercado a buscar algo/ ¿No sé qué cosa?/ Alguna sorpresa” (7). Pero las sorpresas se alojan en esa intemperie atemporal, persistente, como si fueran una herida, una pérdida, un recuerdo, un susurro. Los poemas con sus imágenes sutilmente oníricas nos sitúan frente a elementos desalojados de la escena,

“Cerré los ojos para ver su cuerpo desnudo/ Al interior de un teatro previo a su demolición” (19)

Una vez abierto los ojos qué sucede, ¿sucumbe ese cuerpo desnudo ante la demolición del teatro?, dónde está ese cuerpo, cuya desnudez exhibida se somete al entierro de las ruinas en un tiempo inestable cuando se cierran los párpados. Esa imagen oscura, dentro de los ojos, dónde pasa y qué ocurre cuando el iris absorbe la luz, ¿son esos rayos una amenaza para esa carne desnuda en medio de las tablas?

Los poemas se preguntan por la vigilia y por el presente, la realidad acuciante entra y sale de los versos, “Nos olvidamos por un rato del terror en la calle” (7) y los tiempos del estallido nos ofrecen otra clave de lectura para estos poemas que ahondan en las fisuras de la cotidianeidad de un presente equívoco, rudimentario. Un tiempo frágil, “no hay pretérito que resista tanta equivocación” (11). Así nos interroga el poemario de Paula Merlo sobre nuestra vida cotidiana compuesta por pequeños retazos temporales que en su dimensión rudimentaria tienen una potencia elemental. La virtualidad del presente marcada por tiempos aleatorios cargados por los recuerdos de un “Terruño de culpa, historia de piedras en la mano” (8).

Para finalizar, la ampliación lacaniana del concepto de inconsciente se modela en función de cómo nuestros deseos son asimilados en nuestro lenguaje, por ende, el inconsciente tiene la forma de nuestras palabras. Así, me gustaría leer estos versos finales de Rudimentaria, como esos elementos desalojados de la vigilia, como ese afuera insondable de los recuerdos, los sueños y los deseos:

“rasposo y sinuoso

frágil e indomable

te intento olvidar

pero vuelves en un susurro” (9)

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Doctor en Estudios Latinoamericanos y parte del Comité Editor de revista ROSA.