Desde el sexto piso del Edificio Consistorial de la comuna de Recoleta, su alcalde, Daniel Jadue, conversó con ROSA respecto a los desafíos que hoy enfrenta la izquierda en la definición de trayectos que tracen rutas de salida al capitalismo. Confiado en que la izquierda volverá a ser gobierno en Chile, Jadue repasa aquí su visión del papel del municipalismo bajo el esquema estatal subsidiario, los pasos que a su juicio deben darse para superar la fragmentación que hoy esteriliza a la oposición, el valor de la militancia en tiempos adversos para los partidos y la necesidad de fijar una dirección común en torno a principios ilustrados. Citando a Gabriel Salazar y Friedrich Engel, y también a José Maza y María Teresa Ruiz, Jadue afirma tajante que en la izquierda hay gente “muy permeada por los valores del neoliberalismo, y que está más preocupada de sus proyectos personales que de los destinos de la nación”.
por Andrés Estefane
Imagen / Daniel Jadue en 2015. Fuente: Wikipedia.
ROSA: A propósito de la apertura de una óptica popular, La Tercera criticó duramente a Joaquín Lavín porque su gestión se estaba alejando de lo que sería el lugar natural del municipio en un esquema subsidiario. ¿En qué medida lo que pasa en Recoleta y otros municipios califica como una anomalía respecto al lugar de la municipalidad en el esquema subsidiario?
Completamente.
ROSA: ¿En qué medida?
El Estado subsidiario presupone que ninguna parte del Estado incurra en acciones que puedan catalogarse como actos de comercio y que tampoco pueda desarrollar acciones que directamente salgan a regular al mercado. En ese sentido, todas las iniciativas que desarrolla la municipalidad efectivamente son formas directas de regular el mercado y salir a suplir al mercado cuando éste no funciona bien o sencillamente no funciona. La diferencia con Lavín es que él todo lo hace con la empresa privada, por lo tanto, no sale a regular, confrontar ni a suplir, sino que sale a fortalecer la empresa privada, pasándole recursos municipales para asegurar las utilidades de las empresas. Lo que hace Lavín no tiene absolutamente nada que ver con lo que hace Recoleta. En el caso de las farmacias, por ejemplo, Lavín pasa 8 millones mensuales a una cadena de farmacias para que haga un descuento. Seguramente con esos 8 millones cubre de sobra la utilidad que la cadena obtendría eliminando los descuentos que hace en la cantidad limitada de medicamentos y a la cantidad limitada de personas. Entonces, lo que hace Lavín es que la plata que el Estado cobra con el fin de devolver a los trabajadores lo que le pagan de menos –en la manera de bienes y servicios públicos que ellos no pueden comprar con los sueldos que tienen–, Lavín lo termina devolviendo a la misma empresa, no a la persona. Acá [en Recoleta] tenemos una filosofía completamente distinta que efectivamente confronta al modelo. Lavín lo profundiza.
ROSA: Pero se podría decir que estas intervenciones solo corrigen fallas del mercado. ¿Se puede leer aquí la apertura de un camino político?
Es mezquino plantear que solo corrigen fallas del mercado. Creo que nos permiten avizorar una salida del capitalismo. ¿Por qué? La verdad es que siempre la discusión capitalismo-socialismo se ha instalado en el imaginario colectivo desde una perspectiva bien maniquea, de blanco o negro, Estado o mercado, y la verdad es que esto no es real. El capitalismo clásico, original, establece en ese entonces que el mercado nunca debía intervenir en tres áreas porque representaban problemas ético-morales que el capitalismo, con sus propias leyes, no podía resolver. Estas áreas eran educación, salud y defensa. Adam Smith planteaba que si el mercado se metía en salud, iba a terminar produciendo enfermedades para vender medicamentos, y es lo que hace hoy; si se metía en defensa, iba a terminar generando conflictos para poder vender armas, y es lo que hace hoy; o iba a terminar segmentando la educación, con lo cual toda posibilidad de competir en igualdad de oportunidades sencillamente es destruida y, por lo tanto, destruye al capitalismo. Estas eran consideraciones ético-morales de Adam Smith. Cuando el neoliberalismo, una vez que termina la alternativa al capitalismo, se siente liberado de las ataduras ético-morales, elimina las fronteras al mercado, se mete en todo y privatiza educación, salud, defensa, transporte, cultura, todo lo que vaya quedando. Lo que hace en definitiva es despojar al capitalismo de sus consideraciones ético-morales. Por lo tanto, cuando analizo la discusión, la pongo en el sentido de dónde vamos a situar las fronteras para el mercado y para el Estado. El neoliberalismo no tiene fronteras para el mercado y el capitalismo tiene determinadas fronteras para el mercado que para mí no son suficientes, porque deja espacios tremendamente estratégicos sometidos al lucro y que no pueden darse, como el tema de la cultura, el derecho al deporte y otras. El socialismo que yo me imagino reconoce la función del mercado, pero reconoce la dirección estratégica del Estado. Esto tiene que ver con pensar un Estado que efectivamente promueve el desarrollismo, plantear un Estado que interviene económicamente en áreas esenciales, como por ejemplo vivienda. Toda Europa está hoy municipalizando las viviendas para intervenir el mercado del arriendo y regularlo, porque se ha convertido en un mercado tremendamente abusivo, sobre todo en nuestro país. Todo lo que nosotros hacemos no es solo corregir imperfecciones del mercado, sino que es estar construyendo un modelo distinto al capitalismo y al neoliberalismo desde el municipalismo. Esto, además, está contenido en la propuesta de constitución que Luis Emilio Recabarren le hace al país en 1920.
ROSA: En efecto, en la tradición de la izquierda el municipio solía tener un lugar gravitante, aparece en las intervenciones del Partido Democrático a fines del siglo XIX y en la propuesta constitucional de Recabarren recién mencionada, pero da la impresión que en el siglo XX ese interés por el municipio, el territorio y el gobierno local se desdibuja. ¿Cómo evalúa el estado actual del debate y la reflexión dentro de la izquierda respecto al municipio, en la línea de lo señalado, de que sería una manera de plantear una salida?
La pugna entre poder local y poder central nace con la historia de los estados nacionales. Nadie puede comprender esta pugna sin entender que la lucha por empoderar a los gobiernos locales pasa por debilitar al Estado nacional como instrumento de dominación de clase y como superestructura política del capitalismo. Por lo tanto, esto es una pugna permanente que está presente. Hay un libro bastante bueno de Gabriel Salazar con la historia del municipalismo1. Un libro para amargados como uno, un libro grande, lleno de datos, con muchas citas y complejo de leer, pero es un libro que muestra esta discusión. ¿Cuál es el tema? Después de la dictadura, Jaime Guzmán, dentro de toda su perversidad, diseña un modelo que ni siquiera da para llamarse democracia burguesa, porque conculca completamente el supuesto derecho a la autodeterminación de los pueblos que en su tiempo la democracia burguesa construye en su imaginario colectivo, y diseña un sistema perverso donde, y lo dice textualmente en las discusiones de la comisión constitucional de la época, la minoría va a gobernar incluso cuando la mayoría esté en el gobierno. Eso lo que pasó. Entonces en esta institucionalidad que construye ese ser perverso, completamente antidemocrático, la política se termina parlamentarizando porque es el reflejo de la arquitectura institucional. En eso caen todos los partidos, todos los gobiernos y todos los países que abrazan al neoliberalismo. Esta es una discusión que tú puedes dar en cualquier parte, con modelos de izquierda y de derecha. Con Brasil, con Venezuela, incluso con Cuba, donde, con un modelo muy especial, todavía no se avanza lo suficiente en empoderar al gobierno local, a pesar de la discusión en el último Congreso, muy profunda en este sentido, entendiendo que el gobierno local es el espacio por excelencia de la democracia, de la construcción de comunidad y de la democracia directa.
ROSA: En esa clave, y pensando que se cumplirán 50 años del triunfo de la Unidad Popular, ¿qué lecciones, si algo así cabe, debería sacar la izquierda de lo que fue esa experiencia, en especial ante la pregunta de qué hacer cuando llegue a ser gobierno ahora que aparentemente ello se ha convertido en una posibilidad?
A ver, yo creo que vamos a volver a ser gobierno, de eso no hay duda. Nos vamos a demorar, más o menos, dependiendo de lo que hagan los actores. Hay mucha gente hoy en la oposición que se siente mucho más cómoda con la derecha gobernado que dando los pasos adecuados para constituir la unidad. Heraldo Muñoz, algunos líderes de la Democracia Cristiana, sostienen una tesis con la que parecen trabajar todos los días para asegurar que la derecha vuelva a gobernar. Y hay algunos compañeros de otros espacios, incluso dentro del Frente Amplio, que también caen en este mismo juego de no entender cuál es la dimensión del poder y qué es lo que está en juego. Esto se resuelve, los pueblos lo resuelven solos, van caminando. Mira lo que pasó en Argentina. ¿Y por qué lo digo? Porque cada vez que la derecha quiere salir de una crisis, de las que provoca el mismo capitalismo y que son las crisis cíclicas de sobreproducción y las financieras, el neoliberalismo sólo tiene propuestas de salida que conllevan más sufrimiento para los pueblos. Es decir, siempre la derecha va a proponer soluciones donde todo el costo lo paga siempre el mundo de los trabajadores, las trabajadoras, y el pueblo organizado y no organizado. Por lo tanto, los neoliberales a nivel mundial saben que el próximo ciclo de acumulación de ganancia no lo pueden hacer en democracia, y por eso hoy están promoviendo a los Trump, a los Bolsonaro, a los Kast, al mismo Piñera, que no se la puede porque no tiene la fuerza, y entonces no le sirve a la derecha más extrema, y por eso las críticas que hoy llegan de distintas partes de esa derecha a un gobierno que es impotente para desarrollar la política del neoliberalismo. Desde el otro lado, los que no han entendido lo que está pasando, pueden darse el gustito de seguir apostando a desarrollar identidad propia, un camino propio o a poner veto a determinada gente, pero creo que los ejemplos de España, los ejemplos de Europa, con la izquierda absolutamente sobre fraccionada, en oposición a los espacios virtuosos como Uruguay y Portugal, muestran el único camino. Para [entender] eso hay que poner un tema muy relevante en desarrollo y psicología organizacional. Se afirma que un espacio de menor tamaño, que está inserto en uno de mayor tamaño, salvo que tenga fronteras culturales demasiado estructuradas, siempre va a ser permeada por los valores del sistema mayor. Y en eso, lo digo así con todas sus letras, hay demasiada gente en la izquierda muy permeada por los valores del neoliberalismo, y que está más preocupada de sus proyectos personales que de los destinos de la nación, los destinos del mundo de los trabajadores y las trabajadoras y de lo que se necesita hacer para conseguir la unidad. Yo siempre lo digo: o ganamos todos juntos, o vamos a seguir siendo derrotados por separado, con el costo que eso va a tener para nuestro pueblo, no para los partidos políticos que la verdad me importan poco. Esto es una tesis que el Partido Comunista ha sostenido los 107 años de participación política. De hecho, siempre discuto con compañeros del Frente Amplio, por los cuales tengo mucho cariño, mucho aprecio, y por algunos mucha admiración, que han estado por 30 años diciendo que el PC era traidor y vendido por participar en política. Entonces hoy habría que preguntarles si estuvieron 30 años equivocados o si se vendieron también y son traidores. Porque esto es hacer que algunos paguemos el costo de haber cambiado el binominal, y haber estado dentro hasta lograr generar la fuerza para ello, entre la acción nuestra y el agotamiento de los otros, y después subirse por el chorro y terminar con una representación alta en diputados sin haber pagado ningún costo. Pero sí pagando un costo que nadie dice: estuvieron 30 años llamando a la desmovilización de la izquierda y a la no participación y hoy día no saben cómo revertir eso. Estuvieron 30 años diciendo que si el voto sirviera, estaría prohibido; que todos eran iguales, que todos robaban, que todos eran corruptos; que el sistema no invitaba a participar y que no había que participar, que había que hacerlo caer. Y hoy día cuando ellos llegan, terminan finalmente repartiéndose los mismos votos de la torta electoral existente, solo con la diferencia que están los descolgados y todo ese mundo que ellos durante 30 años invitaron a no participar, y que tampoco les compran y no se suben a participar. Tenemos un desafío muy potente.
ROSA: ¿Y ese pasado es un obstáculo para pensar un camino conjunto?
Para los comunistas, jamás. Imagínate: si somos capaces de pensar un camino conjunto con el PPD y la DC, ¿cómo vamos a ser incapaces de pensar un futuro conjunto con gente que está mucho más cerca? El problema es que esa gente que está más cerca comete los mismos errores que los otros partidos, de andar poniendo vetos, andar diciendo aquí y allá, y yo soy partidario efectivamente de vetar la corrupción, vetar el amor por el imperio, vetar la validación de la intervención extranjera, vetar cosas puntuales. Pero en un marco donde creo en la unidad social y política más amplia. Entonces yo prefiero partir al revés. Decimos sí a la unidad y veamos qué casos no califican para estar dentro, y no decir “oye, sabes que decimos no a la unidad y veamos qué casos califican para estar fuera”. Lo que está diciendo alguna gente del Frente Amplio es “mira no hay ninguna posibilidad de tener unidad, pero estamos dispuestos a apoyar a gente como Jadue”. Puro chiste la verdad. Al contrario, yo diría “hagamos la unidad y veamos dónde no hay condiciones para apoyar a los que algunos partidos van a llevar igual, y ellos asumirán su error”. Un poco de lo que hizo la Nueva Mayoría cuando, por ejemplo, dejó caer Maipú. La Nueva Mayoría decidió ir todos juntos, pero decidimos que no íbamos a votar por [Christian] Vittori. Y si eso significaba respetar el cupo de la DC para que la DC llevara un candidato al lado de Vittori, y perdiéramos la municipal por la tozudez de ese personaje, yo creo que en ese minuto se hizo lo correcto. Es un costo alto, pero partir al revés, sencillamente no aporta.
ROSA: ¿Está preparada la sociedad chilena para que la salida se llame socialismo?
Esa es una discusión poco importante. Yo no sé si podríamos decir que en Recoleta hay socialismo municipal. Yo creo que a la gente le da lo mismo, pero no le da lo mismo que haya Farmacia Popular, Óptica Popular, Universidad Abierta, Escuela Abierta. Por lo tanto, yo creo que ese tema se construye. Yo no soy muy amigo de definir proyectos, porque entiendo la diferencia entre la política y la arquitectura. Soy arquitecto. Cuando uno trabaja en arquitectura uno define proyectos. Y mira, incluso cuando tú defines un proyecto, lo más probable es que la cosa que se construye no termine siendo igual que lo que está en el plano. Entonces, más que construir proyectos, llamo a construir trayectos.
ROSA: Eso supone asumir una cuota de realismo, de lo cual la izquierda parece ayuna.
Yo siento que hay que avanzar en una dirección, en la dirección de la justicia social y la democracia, de profundizar la democracia; en la dirección de la igualdad, la solidaridad, la fraternidad. Me da lo mismo como se llame al final el trayecto. Para mí puede tener un nombre, para la gente del Frente Amplio puede tener otro, para los socialistas puede tener otro y para los PPD puede tener otro. Incluso para la DC puede tener otro. Pero el trayecto es lo que nos puede unir. Además, cuando uno hace alianzas políticas, lo hace para proyectos de cuatro años. De verdad, yo no tengo ningún interés discutir con la DC si hay vida después de la vida. Lo encuentro poco interesante para la gente.
ROSA: Recoleta es una de las comunas con las tasa más altas de migrantes. ¿Cómo están lidiando con ello y trabajando para integrar?
Nosotros no lidiamos con migrantes. Esa es una palabra muy peyorativa. Uno lidia con un problema. Para nosotros, la migración no es un problema.
ROSA: ¿En ningún sentido?
No, es una oportunidad. Nuestras primeras naciones son una oportunidad, siempre. A nosotros nos han reconocido incluso internacionalmente por nuestra política de migrantes y cuando nos preguntan, decimos: “No, nosotros no tenemos política de migrantes”. Nosotros somos una ciudad santuario. ¿Cuáles son esas? Aquellas en donde no se le pregunta a nadie ni por su nacionalidad, ni por su estatus migratorio, ni por su religion, ni por su color político y se les da exactamente los mismos beneficios a todos solo por ser residentes en el territorio.
ROSA: Eso supone también un trabajo con la población local, donde se incuban cuotas importantes de racismo.
Yo creo que aquí los liderazgos son los que inoculan el racismo, no cuando tú tienes un liderazgo que no es racista y valora la diferencia como fuente de riqueza, que es una posición intelectual mucho más avanzada que la tolerancia, más avanzada que el respeto. Ambas, la tolerancia y el respeto, quedaron obsoletas, no dan. Nosotros valoramos la diferencia como fuente de riqueza y eso implica una actitud intelectual significativamente distinta. Nosotros no trabajamos ni con nacionalidad, ni con religiones ni con nada. Nosotros trabajamos solo con seres humanos y para nosotros los seres humanos son todos iguales.
ROSA: Mirando su propio partido y mirando también al Frente Amplio, ¿qué evaluación hace de la idea de militancia y de lo que implica mientras nos aproximamos al primer cuarto del siglo XXI?
La militancia es el mayor espacio de libertad que existe en nuestro planeta.
ROSA: Aparentemente no se ve así.
Se lo explico. Usted nace en un lugar que no escoge, nace en un tiempo que no escoge, en un tiempo que no escoge, con papás que no escoge, va a un colegio que no escoge, un jardín infantil que no escoge. Prende la televisión y ve y escucha certezas que usted no escoge. Por lo tanto, desde que usted nace empieza a ser socializado con un conjunto de creencias que lo pueden llevar por un camino bien complejo. Por ejemplo, uno puede llegar a pensar que bienaventurados son los pobres y que después de muertos los vamos a recompensar. Uno puede llegar a pensar que Dios puede ser un agente inmobiliaro que regala la tierra de un pueblo a otros sin que este se entere, y que después elige a un pueblo que tenga todo el derecho a matar para hacerse de esa tierra. Uno también puede pensar que la guerra es santa. Uno también puede pensar que existe la utilidad en la economía y que hay creación de valor. Pero llega un minuto, y esto lo define muy bien la psicología, sobre todo el psicoanálisis,
cuando se estructura la etapa de la rebelión contra los padres y en esa etapa, que es más bien la rebelión contra todo este mundo que te han impuesto, uno tiene la opción de morir a esa vida que no escogió y volver a nacer, y asumir el desafío de vivir según las propias creencias, que es maravilloso. Entonces cuando uno se da cuenta de que el mundo funciona mal, que los pobres no son bienaventurados, que no existen los pueblos elegidos, que no existen las tierras santas, que no existe la utilidad y que para que alguien gane más de lo que vale su aporte al flujo del trabajo, otro tiene que ganar mucho menos de lo que vale su aporte, y que, por lo tanto, para que haya una ciudad como Las Condes, tiene que haber una ciudad como Recoleta, porque si la plata que debería estar en Recoleta está en Las Condes, uno tiene el mismo problema en la ciudad que el que tiene en la economía; cuando te das cuenta de eso, no hay libertad más grande que atreverse a vivir según las propias creencias. Yo entiendo que la juventud pueda no entenderlo, pero para nosotros, los militantes, la militancia es un espacio de libertad que no tiene ningún parangón.
ROSA: Como parte del trabajo que hace a nivel municipal usted da clases de cooperativismo, estableciendo vínculos, tratando de mostrar el valor del trabajo asociativo.
No sólo el trabajo asociativo. Es el valor de no quedarse con el trabajo de otro, con el valor del trabajador. Es el valor de no apropiarse de la propiedad privada potencial de nadie. Es el valor de no hacer plusvalía sobre el trabajo de otro y, por lo tanto, de respetar la propiedad privada como un valor de verdad. Es decir, que cada uno tenga la propiedad privada que proviene del valor de su trabajo. Ni un peso menos y ni un peso más.
ROSA: Ese tipo de relación, que se construye cara a cara, ¿es proyectable para entender las relaciones sociales a nivel global, recuperando, por ejemplo, la vocación internacionalista de la izquierda, que hoy parece cada vez más difícil sostener?
La vocación internacionalista no viene de esta discusión. La vocación internacionalista viene de un proceso intelectual de la izquierda post paradigma de la Ilustración, cuando Engels llega la conclusión, mirando el mundo desde lejos, de que esa pelota que tú ves tiene unidad material. El concepto de la unidad material del mundo, el concepto de la naturaleza como el cuerpo inorgánico del ser humano, que está contemplada en el primer manuscrito económico-filosófico de Marx que se llama “El trabajo enajenado”, te invita a pensar y a entender todo lo que te rodea –los otros seres humanos, la naturaleza, la materia– como parte de tu cuerpo inorgánico con el cual tienes que estar en constante intercambio para no morir y, por lo tanto, cualquier cosa que le haces a ese cuerpo inorgánico, te lo terminas haciendo a ti mismo. Con esto empiezas a entender que ni los Estados nacionales son una condición de verdad ni un criterio, ni que todas esas diferencias en las que suelen poner el foco los que pretenden dividirnos y separarnos son relevantes, o son mucho menos relevantes que lo que nos une, que es un destino común en una casa común, de la cual todos formamos parte, dado que somos todos parte de lo mismo. Hoy uno lo podría decir en un lenguaje mucho más contemporáneo, citando a José Maza o María Teresa Ruiz, quienes, 150 años después del “El trabajo enajenado” y 170 años después de La dialéctica de la naturaleza, han escrito libros tan maravillosos como Somos polvo de estrellas o Hijos de las estrellas, definiendo que todo lo que existe proviene exactamente del mismo material2. Las fronteras dejan de tener todo sentido. Entonces, el internacionalismo viene del concepto de unidad material del mundo, viene del concepto de la naturaleza como cuerpo inorgánico del ser humano. No viene de una discusión política del siglo XX. Cuidado, esto es mucho más profundo. El tema es que no lo entendemos, porque la izquierda –que se ha sobreideologizado en algunas partes– ha dejado de estudiar los procesos globales desde una perspectiva amplia y global.
ROSA: ¿El Partido Comunista llevará candidato a la presidencia?
Ha definido que va a llevar candidato o candidata a las próximas elecciones. ¿Quién? Esa discusión se va a dar después de las municipales.
Notas
1 Gabriel Salazar, Historia del Municipio y la soberanía comunal en Chile, 1820-2016 (Santiago: Editorial Universitaria, 2019).
2 José Maza, Somos polvo de estrellas. Cómo entender nuestro origen en el cosmos (Santiago: Planeta, 2017); María Teresa Ruiz, Hijos de las estrellas. Un maravilloso recorrido sobre los orígenes del universo y del ser humano (Santiago: Debate, 2017)
Andrés Estefane
Editor de Cuando íbamos a ser libres e integrante del comité editor de ROSA.