Ankica Čakardić: “Debemos buscar los orígenes del fascismo en las crisis capitalistas”

Ankica Cakardic es profesora asistente y directora de “Filosofía social y filosofía del género” en la facultad de humanidades y ciencias sociales de la universidad de Zagreb. Sus intereses investigativos incluyen filosofía social, marxismo, feminismo marxista y la crítica de la economía política de Rosa Luxemburgo, y la historia de las luchas de mujeres en Yugoslavia. Es parte del comité editorial de Obras completas de Rosa Luxemburgo. Actualmente está terminando su libro acerca de la historia social social del capitalismo y crítica marxista a Hobbes y Locke.

por Darko Vujica.

Imagen / Ankica Cakardic, por portal Novosti.


Darko Vujica: Tú usualmente enfatizas que el problema de desigualdad de género no puede ser resuelto dentro del capitalismo. Me gustaría conversar acerca de la relación entre género y clase y relaciones de producción en el capitalismo que reproducen desigualdades de género. Es obvio que las mujeres bajo el capitalismo, a pesar de las cuotas de género y equivalencias legales (donde existen), permanecen en una posición subordinada. ¿Cuales son los mecanismos en el capitalismo que permiten profundizar la reproducción de desigualdades de género?

Ankica Čakardić: Las desigualdades son inmanentes al capitalismo. Los modos de producción capitalistas preservados por medio de la reproducción de desigualdades. De forma concisa podemos decir que las relaciones sociales del capitalismo están siendo realizadas debido a procesos simultáneos de explotación (usualmente comprendidos a través de la categoría de clase) y opresión (entendida a través de las categorías de género, raza y sexualidad.) Estos procesos que sistemáticamente genera desigualdades permiten la reproducción de relaciones de clase y fuerza de trabajo, no como fenómenos separados, sino que unitarios, y por tanto formando el sistema capitalista como un todo. Los mecanismos básicos de las desigualdades de género, históricamente y teóricamente, han sido explicados por feministas de distintas maneras – el feminismo radical se centra en el problema de la dominación masculina, el feminismo liberal en las oportunidades desiguales para el desarrollo individual, y el feminismo marxista y feministas socialistas en la tensión y relación entre trabajo productivo y reproductivo. No tan solo estas corrientes feministas difieren en sus interpretaciones sobre los orígenes de la opresión de género (feministas radicales dirán opresión “sexual”, lo cual es problemático por un número de razones) pero también en los objetivos y formas de combatirlo. Las cuotas de género y otros instrumentos legales liberales, criticados por el feminismo marxista, continúan estando al nivel de un gesto vacío, si es que al mismo tiempo no socavan la relación de clase que los define, determina y limita.

D: Has mencionado el trabajo reproductivo no remunerado. ¿Cómo se acumulan ganancias por medio del trabajo reproductivo no remunerado?

A: El problema del trabajo doméstico comenzó a ser analizado de forma más sistemática en los años 70, como parte del debate del trabajo doméstico, configurando así las coordenadas base para la teoría feminista de la reproducción social. Las feministas estaban atrapadas con la teoría del valor marxiana e insistían en la tesis de que cualquier trabajo que produce plusvalor necesariamente depende de trabajo doméstico, “invisible”, no remunerado. No tan solo se ocuparon en una ampliación epistemológica de las categorías fundamentales de Marx en El Capital como trabajo y valor, sino que también organizaron campañas, como por ejemplo “Salarios para el trabajo doméstico”, que buscaban redefinir la concepción marxista de trabajo. Ellas arguyeron que el trabajo no está presente tan solo en la producción sino que también en los hogares. Cocinar, amamantar, planchar, dar a luz, sexo, todo esto es trabajo no remunerado acumulado, según lo que ellas creían. Ya durante los 80, aparecieron dos corrientes teóricas en el feminismo abordando el problema de la reproducción social. Escribí sobre esta temática anteriormente (http://krisis.eu/social-reproduction/). Una de las tradiciones es la teoría de sistemas duales (por ejemplo, Silvia Federici, Mariarosa Dalla Costa, Selma James, Leopoldina Fortunati), la cual arguye que el trabajo doméstico produce plusvalor, tal como cualquier otro trabajo. La otra es la tradición unitaria (por ejemplo, Lise Vogel, Tithi Bhattacharya, Cinzia Arruzza, Sara Farris), que afirma que el trabajo doméstico no produce valor de cambio, sino que solo valor de uso. En otras palabras, el planeamiento unitario propone, y acertadamente, que el trabajo doméstico es necesario para toda acumulación de ganancias pero por sí mismo no produce plusvalor.   

D: Últimamente hemos visto de manera más frecuente movilizaciones feministas; el mejor ejemplo que podemos mencionar es la marcha del día de la mujer en Estados Unidos, que incentivó manifestaciones en otros países del sur y europeos. La reproducción de la misoginia, provocada por las dinámicas capitalistas neoliberales, obviamente confrontó la resistencia de las mujeres. Cinzia Arruzza dice que en algunos países (Argentina, España, Italia) hoy en día es difícil diferenciar la lucha feminista de aquella de la clase trabajadora . Parece ser que los movimientos feministas abren nuevos horizontes políticos.

A: Las feministas en España han preparado una gigantesca marcha para el 8 de marzo. Las feministas italianas y alemanas, al igual que las del Reino Unido, están preparando acciones similares. Las mujeres en Brasil están organizando protestas masivas de carácter antifascista. Las mujeres en Argentina están preparando una inmensa huelga para el 8 de marzo. Las mujeres en Estados Unidos han estado liderando olas militantes de paros docentes. La victoria irlandesa sobre la ley de aborto es tremenda. Las campaña #MeToo aún persiste y con suerte tendrá un carácter más militante. Podemos aprender de Polonia y su recientes huelgas de mujeres, y el 8 de marzo en Zagreb sigue creciendo significativamente año tras año. El movimiento feminista evidentemente está creciendo, y necesitamos continuar conduciendolo más hacia la izquierda y es precisamente en el movimiento feminista que están las bases para futuras luchas progresivas a nivel internacional. Quién no ve esto claramente está ciego.

La ola de protestas y paros de mujeres a lo largo del mundo es fantástica. Para mí lo que parece más importante en todas estas protestas feministas es que logran combinar de manera exitosa la lucha anti neoliberal tanto en los hogares como en los lugares de trabajo. Ya que es una cuestión sobre una serie completa de trabajos y demandas sociales que simultáneamente incluyen la lucha por justicia reproductiva y mejores condiciones de trabajo, es difícil separar la chispa inicial de estas protestas feministas de la lucha de clases. Como siempre en la historia de las grandes crisis, las organizaciones de mujeres son las que convocan a la más amplia gama de masas. Los tiempos están oscureciendo, por lo cual no debemos subestimar el valor político que tienen estas resistencias feministas. Las huelgas y protestas de mujeres son de hecho la parte más luminosa de nuestra historia militante reciente.  

D: ¿La revolución tiene que ser feminista o no será?

A: Exactamente! Cuando el feminismo es revolucionario, no se enfoca solamente en una parte aislada del sistema; en cambio tiene como finalidad comprender la totalidad de las relaciones sociales capitalistas. Al unísono, la lucha debe tomar lugar en nuestros espacios de trabajo donde nosotras persistentemente insistamos en demandas feministas, tanto como en el contexto de luchas feministas donde debemos relacionar continuamente clase y género. Solamente de esta forma es que podemos hablar de lo significativa que es la resistencia anticapitalista que es unitaria y sostenible, y no solamente la simple suma de diferentes intersecciones o estructuras paralelas, o plataformas ONG que nominalmente se solapan sin una lógica política universal.

D: Asimismo, me gustaría conversar acerca del sexismo dentro de la izquierda. Muchos partidos y organizaciones de izquierda aún retienen patrones de conducta sexista. ¿Puedes comentar acerca de esto en más detalle? ¿Cómo se (re)produce este lenguaje sexista en la izquierda?

Aún”, dices? Es tema difícil y un poco estresante para toda feminista de izquierda. Yo señalaría un par de cosas, pero más allá del “tono posestructuralista”, por así decirlo, ya que me parece que el lenguaje aquí es solo una consecuencia de causas históricas y sociales.

La historia y los datos empíricos demuestran persistentemente que la izquierda no es inmune al sexismo, ni tampoco al machismo ni la misoginia. En la izquierda, aún tenemos demasiados paneles solo de hombres, revistas solamente editadas por hombres, hombres preguntando y dando comentarios desde la audiencia, una teoría escrita principalmente por hombres, hombres que persistentemente tratan con condescendencia a las mujeres. Mujeres generalmente son invitadas a hablar sobre temas feministas pero cuando los temas tratan acerca de economía, teoría marxista, historia o análisis político en general, las mujeres son crónicamente menos. En cambio cuando algo tiene que ser traducido, alguien tiene que ser contactado, se tiene que mandar un mail, coordinar, generar intercomunicación, es que vemos más mujeres involucradas. Obviamente las cuotas de género son importantes en la izquierda pero solamente cobran sentido como mecanismo de inclusión si día a día trabajamos en empoderar a camaradas/colegas/analistas/teoricistas mujeres y no binarias en diferentes ámbitos de teoría y práctica.

El feminismo es muy sensible a comportamientos sexistas, y legítimamente, por lo que contraataca. Pero algunas veces más bien de forma no constructiva, en el tono moralizante del feminismo radical, encontrando las causas de todos los males de este mundo en los hombres. Esto es muy peligroso y no refleja la totalidad del problema. Género y clase no pueden ser separados, están persistentemente definidos y condicionados. Uno de los ejemplos de tal refugio peligroso es la transfobia de las feministas radicales que están convencidas que la biología es la base y el fin de todo feminismo. Este fetichismo biológico conservador que excluye a las mujeres trans de los movimientos feministas está equivocado tanto teóricamente como políticamente. Esto está mejor ilustrado en el hecho que la mistificación ahistorica feminista radical y la ontología del sexo en tanto que ser eterno, con sus diferencias biológicas inventadas y antagonismo binario constante entre los sexos, está cada vez más cerca de la pseudo argumentación de la derecha sobre la exclusión de personas transgénero. Eso es realmente peligroso.

Complementando lo recién mencionado también tenemos una situación en la cual el feminismo está usualmente restringido en ONGs de izquierda si es que es explícitamente socialista. Así es como el feminismo está siendo apaciguado en organizaciones y partidos de izquierda en general. La lucha contra el sexismo y la violencia tiene que ser llevada a cabo por todas las organizaciones progresistas; la necesidad por la autodefensa no debería estar desatendida, como también posibilitar conversaciones, infraestructura, grupos de lectura, salas de clase, discusiones, escritos, análisis, educación sobre temas feministas que deben ser incluidos como principios básicos en la práctica de las organizaciones de izquierda. Debemos ser capaces de comprender cómo funciona el mundo para poder cambiarlo. Lo sé, es bastante trabajo meticuloso, pero – como ha probado la historia – si es que va a haber un verdadero cambio emancipatorio, ocurrirá primero en la izquierda, en ninguna otra parte.

D: Bifo Berardi dijo que la dinámica social que llevó a Hitler al poder trajo hoy al poder a Trump. Pero Trump y EEUU no son casos aislados. Nosotros en Europa lo sabemos muy bien. Quizás el fascismo no es el sistema social en el cual vivimos hoy, pero es obvio que después de mucho tiempo están siendo movilizadas las fuerzas políticas de derecha por un creciente número de personas.

Está lejos de ser verdad que Trump abrió una nueva página en la historia. Pero a un nivel más general, creo que es muy importante en ser cuidadosas con las comparaciones entre Hitler y Trump, o las fuerzas que los llevaron al poder. Por ejemplo, yo no creo que Trump deba ser llamado fascista, aunque su política es altamente conservadora, xenofóbica, empapada en manipulación por medio de la posverdad, y semejantes. La ideología populista no debe ser identificada con el fascismo. Asimismo, hay una serie completa de especificidades históricas del fascismo que en ninguna forma son equivalentes al caso de Trump. No solamente es una cuestión de precisión académica o analítica con la que estamos lidiando aquí pero existe la necesidad de calmar nuestras preocupaciones sobre Trump para no caer en las políticas del mal menor.

A pesar del hecho que Trump cada vez más empodera a fuerzas políticas de ultraderecha, incluyendo políticas racistas, misóginas, transfobicas y antisemitas, debe ser señalado que la política Norteamericana aseguró hace ya bastante años (por lo menos desde Reagan, vía Bush, hasta Obama) un tranquilo y prolongado desarrollo de fuerzas reaccionarias de derecha. Es con las consecuencias de los horrores de estas políticas que estamos enfrentando el hoy. Si hablamos sobre el fascismo de hoy, entonces probablemente nuestro sujeto debería ser Jair Bolsonaro.

Clara Zetkin declaró en 1923 que el fascismo está profundamente enraizado en las crisis económicas del capitalismo y la proletarización amplias clases pequeño burguesas. Con el objetivo de enfrentar los problemas de la crisis económica y social, el fascismo sistemáticamente destruye instituciones democráticas y físicamente ataca a las trabajadoras y las organizaciones de izquierda. Busca desplazar la culpa de la crisis lejos del capitalismo, buscando en cambio chivos expiatorios como por ejemplo los migrantes, personas LGBTQ, mujeres, gente de color, comunistas, musulmanas, judías, etc. Yo creo que el fascismo no debe ser rebajado analíticamente al nivel de la ideología – que indudablemente es importa, pero en cambio deben buscarse las raíces del fascismo y las crisis en las relaciones sociales, por consiguiente, el capitalismo.

Y el rol de las mujeres en movimiento de derecha es un fenómeno por sí solo digno de análisis. Recientemente he escrito sobre el feminismo y la alt-right (https://voxfeminae.net/pravednost/teorijska-citanka-feminizam-i-alt-right/) donde intenté despejar el asunto del vínculo entre feminismo, neoliberalismo, y la extrema derecha.

D: Puedo concordar con tu análisis, pero cuando hablamos sobre Trump y otras fuerzas alt-right existentes en Europa, recuerdo el comentario de Fukuyama, diciendo que Trump sería reemplazado por otra persona en las siguientes elecciones (asumo que haciendo alusión a candidatos centristas del partido demócrata) y que las cosas se estabilizarían. Sin embargo, cuáles son las implicaciones de un terreno político completo de opciones como Trump, Orban, y símiles? Miremos lo que ocurre en Italia, el AfD (Alternativa para Alemania) casi sobrepasa al SPD (Partido socialdemócrata alemán) en Alemania, y así sucesivamente. Tengo el miedo de que el espectro político se ha movido tanto a la derecha de que yo me moveré más hacia la derecha. El resultado es que ahora tenemos una política del mal menor como principal alternativa y figuras como Macron, Hillary Clinton, etc. están siendo propuestos como los caballos de batalla en contra de la extrema derecha. Este chantaje es un grandisimo problema.

A: Concuerdo plenamente que es chantaje. La descomposición de la socialdemocracia y el repliegue de la izquierda hacia el centro, la redenominación táctica de la política a “plataformismo”, la aguda caída de políticas de clase y la adherencia hacia políticas económicas conservadoras, son todos los procesos que contribuyen al fortalecimiento de la derecha. Y cuando una posición de izquierda cualesquiera sea no quiere ser parte de la política del mal menor, es automáticamente tachada de anacrónica e ingenua.

Con la crisis económica, hay una creciente crisis social. Movimientos ultraconservadores y de derecha reconocen la crisis social y en respuesta crean teorías conspirativas e increíblemente oscuras. Y, en vez de localizar las crisis en la economía política capitalista, ellos culpabilizan a diferentes minorías. Mientras la crisis social se agudiza, debemos trabajar en dos frentes. En el corto plazo, debemos luchar – algunas veces ilegalmente – por la preservación de derechos sociales ya ganados y derechos materiales que están siendo suprimidos día a día. En el largo plazo, debemos gradualmente, obstinadamente y fervientemente construir un futuro político progresivo y ecológicamente sustentable. El supuesto para lo último no es la mera “unificación” de distintos grupos, partidos, iniciativas, como si eso asegurara algún tipo de unidad política. En cambio, la suposición básica de un frente unido es sobretodo concebir políticas progresistas coherentes y serias para que la izquierda por fin tenga una oportunidad de construir un movimiento que tenga un carácter realmente emancipatorio.

D: Walter Benjamin una vez dijo que cada ascenso del fascismo da testimonio de una revolución fallida. ¿No es eso una socialdemocracia floja e impotente con sus (nuevas) políticas liberales avergonzada por los movimientos de la alt-right? Recuerda la declaración de Margaret Thatcher sobre que su mayor triunfo político fue Tony Blair.

A: El fascismo no es exitoso gracias a la impecable organización de la derecha o simplemente el fracaso de la izquierda. El fascismo conduce, articula, construye y empodera a la clase media liberal. En tiempos de crisis económica los liberales mueven su agenda centrista hacia la derecha, retienen todas sus fuerzas en su poder, apaciguan la resistencia y atacan todo criticismo hacia el capitalismo porque les parecen inapropiados, bruscos y un sin sentidos. Redireccionar la política desde la lucha de clases principalmente hacia el pluralismo de asuntos identitarios liberales (que hemos visto pasar desde los 80) es usado para suprimir a la izquierda. Alternativas para el capitalismo y las tendencias fascistas de la sociedad deben ser buscadas tanto en la teoría como en la práctica – en la escritura y la educación y la investigación, como en las calles, cocinas, prisiones, piezas y lugares de trabajo. El antifascismo alguna vez fue efectivo, y lo será nuevamente

D: El presente nivel de derechos de las trabajadoras, derechos de las mujeres, igualdad racial y otros derechos que la ciudadanía tiene en las democracias capital-parlamentarias, han sido seleccionadas por medio de la historia como el resultado de intensas luchas nacionales; protesta, huelgas, y otras formas de desobediencia, por fuera de instituciones que constantemente han apaciguado los conflictos de clase. Permíteme ser escéptico sobre la posibilidad de que el capitalismo sea reemplazado por el socialismo sin violencia de por medio.  

A: Creo que la presión constante sobre el sistema político es inevitable en cualquier táctica o resistencia progresista – ya sea en las calles o como una crítica a los medios de comunicación y teorías dominantes. Pero cuando falta continuidad, estamos reaccionando situacionalmente y a la defensiva. En esa clase de momentos lo más relevante es eludir ideas y prácticas de violencia individual y ser organizados y agruparse en la pelea contra todos los tipos de violencias. Lo que a mi me preocupa es cómo responder cuando movimientos de extrema derecha y alt-right o individuos organizados están atacando físicamente a minorías. ¿Insistimos en “conversaciones educadas” con fascistas o escuchamos el consejo de Clara Zetkin sobre “responder a la violencia con violencia”?  Deberíamos simplemente ignorar las figuras fascistas y creer que con el tiempo desaparecerán o seguir a Rosa Luxemburgo con su “pulgares en los ojos y rodilla al pecho!”

Matías Guerra Urzúa
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Estudiante de sociología de la Universidad de Chile, integrante del Centro de Investigación Político Social del Trabajo (CIPSTRA).