Por qué oponerse al TPP 11

Chile pudo haber ratificado el pasado miércoles 20 de marzo el TPP-11; de no mediar un arduo trabajo impulsado por diversas organizaciones sociales, expertos y académicos; que primero analizaron el documento de más de 400 carillas, luego  lo llevaron a un lenguaje que permitiera su difusión  y la comunicación de sus implicancias y, finamente, ejercieron una presión ciudadana que permitió posponer para el 3 de abril la votación de su ratificación en la Cámara de Diputados.

En palabras sencillas, algunas de las implicancias del Tratado son:

TPP-11 cuenta entre sus normativas, con el pago por la creación intelectual o mejora de las semillas, afectando directamente a  mujeres rurales y pueblos originarios,  privatizando las semillas y su uso a través de la implementación del convenio UPOV91, pues la práctica productiva ancestral del cultivo, guarda e intercambio serán penalizadas como contrabando. Debido a que no se ha establecido previamente el mecanismo obligatorio de consulta a las comunidades que exige para estos casos el Convenio n°169  la OIT sobre Pueblos Indígenas y Tribales  suscrito por Chile, lo anterior constituiría un desacato del Estado a dicho Convenio.

Las semillas certificadas al ser en su mayoría, híbridas, no pueden replantarse porque pierden la memoria de la mejora. Esto obligaría a los pequeños productores de la Agricultura Familiar Campesina e Indígena, cuyo principal medio de subsistencia proviene de la explotación agrícola (Ley Orgánica 18.910 modificada por Ley Orgánica 19213 del Instituto de Desarrollo Agropecuario, INDAP) a abandonar sus métodos tradicionales de producción, debiendo recurrir al mercado año tras año para obtener su principal y más valioso insumo productivo.

La utilización de semillas certificadas, está asociada directamente al uso de  agrotóxicos comprobadamente cancerígenos y contaminantes, importados por transnacionales como Bayer (ex Monsanto), cuyos precios también se encuentran sujetos a los vaivenes del mercado, aumentando su costo y los costos de producción para el productor de forma drástica, cuando el precio del dólar se fortalece en el mercado interno, empeorando aún más la profunda asimetría que viven los pequeños productores respecto de su ínfimo poder de negociación frente a las gigantes transnacionales.

TPP-11 fortalece a los tribunales internacionales para la resolución de controversias, lo cual en la práctica significa que el Estado de Chile  podrá ser demandado por empresas transnacionales cuando éstas no lleguen a sus expectativas de ganancias debido a decisiones que dejarán de ser soberanas por estar sujetas a  variables de índole comercial. Por ejemplo: la decisión del país de incrementar el sueldo mínimo, de permitir la legítima protesta ciudadana,el fortalecimiento de la legislación ambiental, etc., a lo que las empresas transnacionales  podrán aducir como causas del detrimento en sus ganancias.

Si TTP-11 es ratificado por la Cámara de Diputados, los criterios que protegen la propiedad intelectual en el ámbito de la cultura serán extremados, criminalizando el uso libre de internet.

TPP-11 afecta la salud de las personas en tanto da protestad a las farmacéuticas para extender sus patentes, retardando la producción de medicamentos bioequivalentes y precarizando aún más la vida de las clases más empobrecidas de nuestro país, especialmente la de los jubilados, personas de la tercera edad con pensiones de miseria que, de aprobarse el Tratado, tendrán peores opciones para acceder a la salud después de una vida completa de trabajo. Será aún peor la situación de aquellas mujeres que no generaron ahorro previsional o lo hicieron de forma limitada o con lagunas, ya que debieron dedicar gran parte de su vida a la realización del trabajo reproductivo y de cuidados no remunerado. ¿Realmente es una promesa de bienestar y desarrollo la ratificación de TPP-11, cuando, en las condiciones actuales, los mayores de 80 años ostentan el triste récord de ser el grupo etáreo con la tasa de suicidio más alta del país?

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