Desde sus orígenes, el Día Internacional de la Mujer ha sido una oportunidad para celebrar a la mujer trabajadora y luchar en contra del capitalismo. Si bien han vivido un historial de contradicciones y conflictos, tanto el feminismo como la izquierda se han necesitado mutuamente, y más aún, han definido un enemigo común.
por Cintia Frencia y Daniel Gaido.
Imagen / Afiche del 8 de marzo de 1914 en Alemania, prohibido por la policía. Fuente: Wikipedia.
En 1894, Clara Zetkin se tomó las páginas de la revista de las mujeres socialdemócratas Die Gleichheit (La Igualdad), la cual había sido fundada por ella misma hace tres años, para polemizar contra la corriente dominante del feminismo alemán. “El feminismo burgués y el movimiento de la mujer proletaria”, escribió Zetkin, “son dos movimientos sociales fundamentalmente diferentes”.
De acuerdo con Zetkin, el feminismo burgués buscaba reformas, a través de una lucha de sexos contra los hombres de su propia clase, sin cuestionar la existencia misma del capitalismo. En contraste, las mujeres trabajadoras, a través de una lucha de clase contra clase y en una lucha conjunta con hombres de su misma clase, buscaron trascender al capitalismo.
Ya en el 1900, las mujeres del Partido Socialdemócrata Alemán (SPD) sostenían conferencias bianuales que se realizaban inmediatamente antes de los congresos y conferencias del partido –donde se discutían todos los asuntos de las mujeres proletarias. Esta fuerza ideológica y organizacional convirtió al Movimiento Socialista de las Trabajadoras Alemanas en la columna vertebral del Movimiento Internacional de Mujeres Socialistas.
En 1907, la Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas convocó su primera reunión en Stuttgart, Alemania; proclamando como su principal demanda al “derecho al sufragio femenino universal, sin requisitos de propiedad, impuestos, educación o cualquier otro tipo de barrera que pueda impedir que los miembros de la clase trabajadora se valgan de sus derechos políticos”. La lucha por el derecho a voto, insistieron las delegadas, debía llevarse a cabo “no con el movimiento de mujeres burguesas, sino en estrecha cooperación con los partidos socialistas”.
La invitación a la siguiente Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas, –celebrada tres años después en Copenhague– mostró el mismo nivel de adhesión a la lucha de clases proletaria: “Hacemos un llamado urgente a todos los partidos y organizaciones socialistas de mujeres, así como a las organizaciones de trabajadoras que se yerguen sobre la base de la lucha de clases para enviar a sus delegados a esta conferencia”.
Desde el otro lado del atlántico les hacían buena compañía. El año anterior, las mujeres socialistas de Estados Unidos habían designado al 28 de febrero como el “Día de la Mujer”. Un “acontecimiento”, informó la conferencia de Copenhague al año siguiente, “que ha despertado la atención de nuestros enemigos”.
Siguiendo el ejemplo de sus camaradas estadounidenses, la delegada alemana Luise Zietz propuso la proclamación del “Día Internacional de la Mujer” para que este sea celebrado anualmente. Zetkin secundo la propuesta, en conjunto con cien delegadas de diecisiete países distintos.
La resolución del día de la mujer decía:
“En acuerdo con las organizaciones sindicales y políticas del proletariado con conciencia de clases de sus respectivos países, las mujeres socialistas de todas las nacionalidades tienen que organizar un día especial para la mujer (Frauentag), el cual debe, sobre todo, promover la propaganda del sufragio femenino. Esta demanda debe ser discutida en conexión con la cuestión de la mujer, de acuerdo a su concepción socialista”.
Para las delegadas, apoyar la “concepción socialista” significaba promover no sólo el sufragio femenino, sino que también legislación laboral para trabajadoras, asistencia social para madres e hijos, trato igualitario para madres solteras, provisión de guarderías y kindergartens, distribución gratuita de alimentos y facilidades educacionales en escuelas, y solidaridad internacional.
En términos simples, el Día Internacional de la Mujer fue, desde el comienzo, un día de la mujer trabajadora. Y aun cuando su objetivo inmediato era la conquista del derecho al sufragio femenino, sus aspiraciones fueron bastante mayores: la superación del capitalismo y el triunfo del socialismo, abolición de la esclavitud salarial de trabajadoras, y la esclavitud doméstica de las mujeres; a través de la socialización de la educación y del trabajo de cuidados.
El Primer Día Internacional De La Mujer
El primer Día Internacional de la Mujer no fue celebrado un 8 de marzo, sino que el 19 de marzo de 1911. La fecha fue escogida para conmemorar la revolución berlinesa de de 1848, ya que el día anterior, 18 de marzo, fue declarado “día de los héroes caídos en marzo”.
En Alemania, fueron impresos y distribuidos dos millones y medio de copias del panfleto que llamaba a participar en el día de la mujer. Die Gleichheit hizo su propio llamado: “¡Camaradas! ¡Niñas y mujeres trabajadoras! El 19 de marzo es su día. Es su derecho. Detrás de sus demandas está la socialdemocracia, el trabajo organizado. Las mujeres socialistas de todos los países están en solidaridad con ustedes. ¡El 19 de marzo debe ser su día de gloria!”.
Voceando el grito de batalla “Adelante con el sufragio femenino”, más de un millón de mujeres –en su mayoría, pero no exclusivamente, mujeres organizadas en la SPD y los sindicatos– llevaron a las calles de alemania la demanda social y política de la igualdad. Se organizaron “asambleas políticas públicas y populares” –con 42 sólo en Berlín– donde discutieron los asuntos que afectaban sus vidas.
Alrededor del mundo, las mujeres trabajadoras reservaron un día para ellas. En 1911, las trabajadoras de Estados Unidos, Suiza, Dinamarca y Austria escogieron al 8 de marzo como el día de la mujer y, muy pronto, se añadieron a la lista de celebración sus contrapartes de Francia, Holanda, Suecia, Bohemia, y (crucialmente) Rusia.
Celebrar el día internacional de la mujer en el 8 de marzo adquirió estatus de práctica mundial en 1914. Un famoso afiche celebraba la ocasión con las palabras “Día de la Mujer / 8 de marzo de 1914 –adelante con el sufragio femenino” en el cual una mujer vestida de negro flamea una bandera roja. En Alemania –ya sobrepasada con la histeria del preludio a la primera guerra mundial– la policía prohibió colgar o mostrar públicamente el afiche. Así, el cuarto Día Internacional de la Mujer se volvió una acción de masas en contra de la guerra imperialista que estalló tres meses después.
Tres años después, el 8 de marzo adquirió un nuevo significado cuando la revolución de febrero convulsionó Rusia (el 23 de febrero en el calendario juliano es el 8 de marzo en el calendario gregoriano). Las trabajadoras rusas jugaron un papel protagónico en el levantamiento. A pesar de la oposición de todos los partidos, incluyendo los bolcheviques, ellas convirtieron las manifestaciones del día internacional de la mujer en una huelga masiva que entusiasmó a toda la clase trabajadora de Petrogrado y dio luz a la Revolución Rusa.
Lo Que Forjó La Guerra
La guerra estalló en agosto de 1914, inaugurando una nueva era en el desarrollo del movimiento internacional de mujeres socialistas.
Toda la segunda internacional –y por lo tanto también el movimiento internacional de mujeres socialistas– se dividió en líneas nacionales, sucumbiendo al chauvinismo. En Alemania, el SPD (y su filial, la Comisión General de Sindicatos) adoptaron una política de “paz social”, prohibiendo las manifestaciones críticas. Quienes rechazaron la proscripción y celebraron públicamente el día internacional de la mujer sufrieron represión por parte del gobierno y la policía.
En el comienzo de noviembre de 1914, Clara Zetkin publicó un llamado “a las socialistas de todos los países” en el cual ella criticaba fervientemente a la guerra y hacía un llamado a acciones de masas en favor de la paz. Como parte de esta oposición al imperialismo, Zetkin convocó a una tercera, y final, conferencia de mujeres socialistas en abril de 1915. (Lenin acompañó a la delegación bolchevique, la cual incluía a su esposa Krupskaya y Lilina Zionviev).
A medida que la guerra imperialista se libraba alrededor de ellos, la conferencia promulgó el grito de guerra de los internacionalistas “guerra a la guerra”. Pero la oposición de principios al militarismo era escasa. En su regreso a Alemania, Zetkin fue arrestada por distribuir el manifiesto como un folleto ilegal.
Un Recordatorio Anual
Luego del colapso del Segundo Imperio Alemán y de la formación de consejos (Räte) de trabajadores y soldados en toda Alemania en 1918, la burguesía llevó a cabo una suerte de contrarrevolución democrática: garantizaron el derecho al sufragio femenino, pero se contrapusieron al parlamento y a la asamblea constituyente levantada en Weimar por los delegados de los soviets de trabajadores.
A las órdenes de la burguesía estuvo el líder socialdemócrata Friedrich Ebert, el primer presidente de la república de Weimar (y, en palabras del historiador Carl Schorske, “el Stalin de la socialdemocracia”.) En sus manos, y en las de la burocracia sindical, la demanda del sufragio femenino, adoptada por el movimiento revolucionario como una demanda de transición, se convirtió en una barrera para la revolución socialista.
Ya que se originó el día internacional de la mujer en el ala izquierda del movimiento de las proletarias, el liderazgo del SPD también detuvo la celebración del 8 de marzo, bajo el argumento de que, tras la extensión del sufragio femenino, los objetivos del día festivo ya se habían alcanzado.
Hay que reconocer que el Partido Comunista continuó las celebración del día de la mujer bajo el slogan de “¡Todo el poder a los consejos!¡Todo el poder al socialismo!” y en junio de 1921, Clara Zetkin ayudó a hacerlo oficial. Durante la Segunda Conferencia Internacional de Mujeres Comunistas, dirigida por Zetkin y con sede en Moscú, se proclamó que, en el futuro, el día internacional de la mujer sería celebrado alrededor del mundo el 8 de marzo.
Desde entonces, las celebraciones del día internacional de la mujer se han llevado a cabo el 8 de marzo en múltiples países alrededor del globo –sirviendo como recordatorio anual del potencial revolucionario de las mujeres trabajadoras.
* Publicado originalmente en inglés en Jacobin Magazine. Traducción por Afshín Irani.